AGOSTO AGOTADOR UN AGOSTO AGOTADOR En este bochornoso verano, un sol justiciero nos manda sus verticales rayos` cómo una oculta venganza '(no se sabe porque) achicharrando todo lo que permanece a su alcance, llegado el orto, o medio día. Los avisados habitantes del pueblo hacen todo lo posible por darle esquinazo, saltando de una sombra a la siguiente para evitarlo como sea. En las casas se busca el lugar más recóndito, procurando la penumbra y el sosiego que precede a la siesta, que hay que acatar guste o no. Algo que nos impone el clima mediterráneo de que disfrutamos. Todo bicho viviente se esconde incapaz de aguantar tales temperaturas. Las hormigas, cambian las horas de trabajo, se vuelven nocturnas. En sus largos senderos pegadas al suelo tal vez se asarían, Prescinden de la luz. Todo se adapta a las circunstancias para sobrevivir. Jóvenes y no tanto, acuden a la piscina como un talismán. Sino existiera muchos se lo habrían pensado antes de dejarse caer por estos pagos. Los oriundos en otros tiempos, sesteávamos lo justo. La trilla era inevitable y cuanto mas calor más eficaz; unas 4 horas de paréntesis “y vuelta la burra al trigo”. Si, a mejorado la calidad de vida y, muchos de mi época hemos escapado por los pelos a ese trabajo 'forzado' comiendo pan y tocino como alimento base. Ahora la gente se queja de dolencias que en los 40 del pasado siglo no existían. Bueno si pero los médicos de por aquí entonces no las conocían. Así que los mayores en aquella época no causaban muchos problemas y, eso de ir a visitarlos a las Residencias no se contemplaba si acaso al cementerio. Al siguiente año las hiervas y malvas habían borrado el lugar donde descansaba tu ser querido, después de ser desplazada la pequeña cruz de madera del lugar donde se adivinaba que debía estar la cabecera. Cuantos deudos tenemos alguno en ese cuadro de tierra desde que se fundó allá a finales del S. XIX.. . ctimas de la desidia y la ignorancia de los humanos de esa época oscurantista. Gente joven que no tendría la oportunidad de vivir su corto ciclo vital de la época, unos 40 años, o con suerte 50. Un remordimiento de conciencia para los que nos cuesta conciliar el sueño en las largas noches de otoño. Conscientes hoy que vivir en aquella época era una pesadilla, donde no había lugar para el esperado socorro. Desde siempre, a pesar del tiempo y la distancia (no siendo creyente) le dedico una oración a mi manera, de cuando en cuando a estos antepasados, como recuerdo. emirey |