primavera CISMO. La estación del romanticismo y la poesía, la simpar primavera extremeña. Que ya aparece en el romancero popular en la lejana época medieval. “Ya se van los pastores a la Extremadura…” Siguiendo las cañadas Reales desde sitios tan dispares como el reino de León. Ya solo es leyenda. Al campo vamos solo a pisar flores por aquello de la novedad. Los que nos criamos en este medio. Y ahora estamos hasta el gorro de pisar asfalto. El éxodo a las ciudades fue como una carrera de obstáculos a partir de final de siglo. “El último que apague la luz” Parecía ser la consigna. Todos querían marcharse a la ciudad; Bilbao Madrid o Barcelona, el caso era dejar atrás el sacrificado medio rural de duro trabajo y escaso pecunio. Familias que habían conseguido una hacienda (un terreno de regadío una casa, vacas que solo debían pagar donando la cría) lo abandonaban todo sin mirar para atrás. Eran poblados hechos para asentar en ellos a familias numerosas,( una de las cosas que hizo bien el Régimen) eso y los pantanos. En los 70, ya establecidos en Madrid, nos acercábamos por el pueblo con un viejo Sinca mil, de tercera mano y, eso ya era la leche. Todos querían emigrar para no ser menos. “ En la ciudad se vive mejor si llueve no te mojas”, parecía ser la consigna. El campo abandonado languideciendo a su suerte. ¡Fincas desmesuradas pobladas por vacas, se enseñorean de la campiña! Estas tierras son el refugio de gente pudiente potentados que las compran como refugio de su capital, Esa es la señal de su escaso gravamen. El capital se protege así mismo como siempre ha hecho. Aquí nada cambia así desde los Reyes Católicos. Cuatro gatos en un espacio inmenso. ¿Quién pagará los impuesto que se necesitan para que todo funcione? Ya se encargarán, y lo estamos notando los que venimos a visitar la patria chica. Se paga por el sol, el agua el viento, este último de momento no, pero todo se andará. Por desgracia las deudas aumentan y lo malo es que siempre nos las cargan a los mismos. Para terminar amable lector, si eres una ‘mica’ curioso como el que esto escribe. Habrás terminado también hasta el mismo gorro, al ver a dos políticos de distinto cariz cargándose de razón por la manera de enfocar el mismo tema, utilizando la refinada retórica sofista que les sirvió para ganarse el puesto, y llevárselo crudo. Has de ver brotes verdes hasta en los cuernos de la luna, si tu interlocutor está en el poder una manera de defender su statu |