Santiago de Alcántara - Caceres

En estas entrañables fiestas que se aproximan, doy gracias a la Providencia Divina, por seguir concediéndome la oportunidad; en primer lugar, de seguir viviendo y también, de volver a tener la oportunidad desde esta ventana virtual, de desearos a todos; que seáis sumamente felices rodeados de todos los seres que queréis y os quieren.

Reitero una vez más, que en estas fiestas de tanta tradición familiar, cuando las páginas de nuestras vidas cada vez se van minimizando más. Es cuando acuden con más asiduidad los sentimientos y recuerdos de muchos de nuestros seres queridos que ya no están entre nosotros. Pero esto mis queridos amigos, es ley de vida y aunque sea costoso asimilarlo, debemos de ser consecuentes que nada podemos remediar. Los hechos una vez consumados, nunca volverán atrás. Por eso, desde nuestro recuerdo, sentimiento y dolor, tenemos la obligación de anteponernos a la adversidad. Y aunque firmes en el recuerdo de estos seres que ya no están, con los quedemos en la vida, celebrar la navidad como símbolo cristiano que el Niño Dios nos quiso dar, enseñándonos, que desde los pobre recurso de su entorno familiar, que prevaleciera en nosotros. Luz, fe y vida desde el humilde pesebre de un portal.

Desde el dolor en el recuerdo de nuestros seres queridos que ya no están. Intentemos dar luz a nuestras vidas y compartamos esta ilusión con los demás.

Que lástima, que sean tan cortas estas fiestas de Navidad, donde el raciocinio se hace patente con esta unión y familiaridad con las que todos festejamos la navidad.

Hago una gran bola simbólica pero no de nieve, si no de amor y fraternidad y os arropo a todos con mis alas. Deseándoos un millón de buenaventura y felicidad.

No perdáis nunca la fe y procurar ampararos siempre, en el amor, La sencillez y la humildad.

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!