San Martín de Trevejo - Caceres

Fué la calle de La Paja
la calle de mi niñez,
grande y pequeña a la vez
grande porque la habitaron
gentes que la engrandecieron
pequeña porque vivieron
estrechos y en la escasez,
esa calle de La Paja
la calle de mi niñez.
Fué calle de mis abuelos
de mis tios y el Paparrela,
fué la calle de mi abuela
y calle de Los Pestanas,
y una estupenda mañana
desde la estrecha ventana
a fuera lancé un tomate
que a un señor muy atildado
en mi infantil disparate
dejé como atomatado...
Fué en la calle de La Paja
donde yo,muy asustado,
vi como Antonio Pindado
jurara y diera esos gritos
el tomate no era frito
era gordo y colorado
y el traje,blanco,excelente,
todo limpio,inmaculado,
de un blanco resplandeciente
se quedó para el lavado,
El tal Antonio Pindado
un culto veterinario
rezó el siguiente rosario:
Cabrón,cochino,malvado
mira como me has dejado
hijo puta...si te cojo....
y era tan grande su enojo
que yo,tendido en el suelo
rezaba con desconsuelo
a Dios y con ésta prez
Que Don Antonio Pindado
que estaba tan cabreado
se diera pronto de naja
de aquella calle La Paja
la calle de mni niñez.



Voy a tener que escribir en prosa para animar el cotarro,hablar de la coaccion del Estado,de la porquería en la piscina,de politica barata
para mover a las cabezas pensantes a escribir.Un abrazo pa tos y forti.

No muy lejos de tal calle y en una procesión por efectos de la gravedad un salivazo desde una ventana regó a las procesionarias y las culpas cayeron con toda injusticia en persona muy apreciada por mí que en momento inoportuno asomó la jeta a pesar de no ser el autor. ¡cosas que pasaban en en aquella infancia mía y aquél S. Martín nuestro! Varela