San Martín de Trevejo - Caceres

Desde su altura,asomada
Jálama ve los pastores
que suben por la empinada
cuesta,llena de flores
en la limpia madrugada
Las abejas hacen cera
y liban del rosetón
de jaras de primavera
y el capullo reventón
de la roja adormidera.
!!Jálama!!
que viedo que llega el dia
mira al valle,su jardín
con la fiel monotonía
que agradece San Martín,
y a mi me parece un sueño
que este paraje extremeño
en que mi alma entretuve
se abrace con una nube
en casto amor lugareño.
Las cabras alborozadas
comen gazpachos de flores
cuando llega la alborada
y los viejos labradores
van cavando con su azada
como en un eterno rito
su besana
en un esfuerzo inaudito
que venciendo su desgana
cumple el mandato bendito
ganar el pan con sudor
con el sudor de la frente
de humilde trabajador
al que Jálama vigila
con su eterno ojo avizor.
Y esa "bolita" que vela
desde su altiva garita
esa piedra troglodita
que en el tiempo se congela
y sobre Jálama habita
que parece que del cielo
cayó para su ornamento
cmo grisáceo capelo
como purpúreo buñuelo
colgado del firmamento.
que el mañego ensimismado
le otorga culto sagrado
.Esa piedra que la brisa
su perfil tiene abrazado
de Jálama la divisa
esa esfera siempre quieta
esa perpetua alcahueta
que dice adios con la mano
se me antoja la peineta
que debió lucir Vulcano.
Y al atardecer rubores
adornan su faz de niña
timidez de los amores
de pastoras y pastores
que sueñan en la campiña
y de pronto,de repente
se oye a lo lejos un grito
extridente
que anuncia el lobo maldito
que la noche esta presente
y Jálama se recoge
y cubre su inmensa mole
de negruzcos parasoles
que el ánimo sobrecoge
y ocultan sus arreboles.

Y de neuvo la alborada
los pajaritos cantores
con sus alegres bandadas
cantaran a los albores
de la limpia madrugada
y Jálama
que verá llegar el dia
mirará hacia su jardín
con la fiel monotonía
que agradece San Martín.