Interviú a mí misma. Como cada mañana, a la hora del gallo, eché mano de mi agenda con la intención de desentrañar qué estaba sucediendo en el pueblo, pues últimamente me estaban sucediendo fenómenos paralímpicos. Cogí mi cámara y comprobé que el móvil tuviese la batería a tope (por si me llamaba alguno de mis amigos). Me puse mis zapatos 24 horas para estar cómoda y me lancé a la aventura. Hacía unas cuantas noches que no pegaba ojo. Se me aparecían unos fantasmas –aunque bien pudiera ser que sólo fuese uno con un montón de nombres distintos- que creía desterrados; siempre les perseguí yo a ellos, y ahora que me encontraba en lugar seguro, volvían a la carga. Sé que no cuento con la aquiescencia de un pueblo ignorante que no valora mi condición asertiva y democrática, anclados como están en el pasado y que no saben apreciar el enorme bagaje cultural y lingüístico que les aporto. Cuando utilizo vocablos como: homófogo, etéreo (sexual), prolífero…etc, se me quedan mirando adonadados y enseguida se dan por alusionados. Siento que no acepten mi presencia porque pienso en lo mucho, que, se, beneficiarían, con mi residencia en el lugar. Estas situaciones desagradables no eran nuevas para mí, pues en el pasado me había enfrentado a los mismos obscurantistas. Pero tenía muy claro dónde estaba mi lugar y que solamente me marcharía cuando me diera la gana, porque contaba con la luz de la intilegencia y apoyo de una buena amiga y con el refugio de unos brazos “varoniless” que me daban el calor del que siempre carecí. Me hago cargo de las circunstancias arversas por las que tengo que pasar si quiero continuar aquí. Y seguiré, mal, que, le, pese, a , algunos; porque todavía estoy, esperando, que alguien me saque a bailar un pindango y hasta, que, no, lo hagan; me tendré que seguir conformando con estar, rodeada, de compañía, femenina; cuando a mí lo que realmente me pone es llevar un anillo con una fecha por dentro. Hondos son mis lamentos ( es que no puedo más que maravillarme de mi dialestica; ¡ay, cómo me gusto) En fin, hoy, ya, he, dejado, mi agenda completa; escribo para mí y cada vez me gusto más y al que no le guste mi persona, QLD. |