Pizarro - Caceres

Ayer me dirigí a la fruteria de mi amigo MANUEL , pues necesitaba comprar algo de fruta y de paso charlar un poco con el , ya que levaba alguntiempo sin verle.
Estabamos muy animados con la charla, cuando de repente entro la mujer más bella que habían visto nuestros ojos desde hace mucho tiempo. Su silueta era perfecta y sus ojos de un verde fulgurante que embelesaban al más "pintao". Ni que decir, que Manuel y yo nos quedamos embobados ante esta diosa de carne y hueso. A juzgar por su aspecto, mi amigo y yo dedujimos que debía de ser extranjera.
De repente se dirigio hacia mi amigo y le dijo: Senog, pongame unas pegas.

Mi amigo se sobresalto ante su melodiosa voz y le contesto: Señora, como voy a ponerle a usted unas pegas si es lo más hermoso que he visto en mucho tiempo.

-Senog, le agradegco su cumplido, pero insisto en que me ponga unas pegas.

-Señora , y yo le insisto a usted que no tiene ninguna. Para pegas las de mi mujer que le sobran cincuenta kilos y tiene un genio que no hay quien la aguante.

-Senog, veo que aquí hay un mal ententido. YO lo que quiego son un kilo de pegas, pegas de agua. Son ese frugto que tiene usted ahí.

De repente a mi amigo MANUEL ,se le empezaron a subir los colores a la cara, pues en realidad lo que quería la buena mujer, erean unas PERAS


un saludo a todos

Que igualmente, seguro no le hacían falta unas peras, dada su silueta perfecta…que digo yo.

Hola, Avicena..., Agila..., si señor muy bueno el relato, buen ritmo y dejando para el final la guindilla (perdón, las peras) y Agila también, que detalle más bueno..., y con que poquitas palabras...muy logrado ambos, que siga el nivel.

Saludos, que tengais un buen dia. (Mañana)

aunque los hay peores o no? Sr .Avicena

Ende luego, vaya pareja; Manuel y Avicena, Avicena y Manuel, menos mal que entró esa exuberante mujer, que si llega a entrar un Escocés con Falda, igualmente os quedáis embelesados, anda que como se entere tu santa, te va a tener a pan y agua unos buenos días y te lo tendrías merecido. A las mujeres no hay que ponerles pegas a ninguna, todas tienen su encanto, unas más que otras, eso sí. Ya decía yo cuando apareció por estos lares una humedad sospechosa y no era otra cosa que las "babas" de Avicena y Manuel al contemplar semejante monumento.

Saludos cordiales.