Piedras Albas - Caceres

Era yo muy joven todo era mas puro todo era diferente pero no lo olvidaré nunca.
Recuerdo que bebí del agua fresca de la fuente que manaba entre las retamas que bordeaban al camino.
Cuando salí del pueblo con mi vieja bicicleta, justo en una de las tiendas vi a la chica rubia que con una mochila en su espalda se dirigía a Portugal.
Nunca mis ojos había visto nada igual, era hermosa y bella su cabello brillaba y sus formas explotaban pese a estar ocultas por viejas vestimentas.
Me detuve bajo una enorme encina apartada de mi ruta, el sol atizaba y la sombra me abrazaba de tal manera que el sopor se iba apoderando de mi.
Un ruido del pasto seco me espabiló y a la vez me sobresaltó, miré y la vi, se deslizaba hacia donde estaba, yo no osaba respirar e intenté ocultarme, pero no fue necesario, se detuvo a pocos metros de donde estaba.
Se movía con sumo cuidado estiraba el cuello intentando descubrir algún extraño, yo ni respiraba.
Poco a poco se deshizo del viejo ropaje que le cubría, mis nervios iban en aumento, su cuerpo brillante se mostraba ante mi, mi corazón latía yo temía lo escuchara y huyera.
Los minutos fueron interminables, pero todo pasa y yo aquel día vi algo que muchos de los que leen este foro jamas verán.
Escuché como deslizándose se apartaba y a pocos metros dejaba la camisa agujereada y seca.
Una enorme serpiente de nuestra tierra extremeña había cambiado su vestimenta a pocos metros de mi.
Me marcó el espectáculo.