Tristes anécdotas La vida en el pueblo no ha sido siempre tan pacífica en todas las épocas; siempre hubo algún personaje que destacó por sus malas acciones. Esto que voy a apuntar hoy es un recordatorio de algunos actores que hace bastantes años protagonizaron atentados o desafueros contra los intereses materiales o personales de vecinos de Navas. Con esto solo quiero exponer la conducta de estos personajes en su momento sin ánimo de buscar ninguna otra connotación con la época actual. Y paso a narrar esas tristes anécdotas o hechos de otro tiempo que he encontrado al revisar sentencias de Tribunales de entonces. El 1 de marzo del año 1883 se produjeron dos incendios en un tinado extramuros del pueblo de Navas y otro en una vivienda, ambos predios propiedad de D. Segundo Galán. En la extinción de los fuegos participó todo el vecindario y el contingente de la Guardia Civil del Puesto de Navas, logrando dominar las llamas y salvando algunos enseres del furor de las mismas, perdiéndose por efecto del fuego dos pajares, 19 cerdos, dos burros y una mula. Uno de los presuntos autores de los referidos siniestros se llamaba Julián Patrón Sánchez, el cual fue detenido y puesto a disposición del juez municipal de la villa de Navas. Este individuo debió seguir protagonizando algunas otras fechorías en el pueblo en años posteriores, y una de ellas en compañía de otro llamado Félix Macías Jorge, pues el Juez de Instrucción de Alcántara, el 13 de diciembre de 1889, lo pone en busca y captura por la comisión de los delitos de atentado a agente de la autoridad, lesiones menos graves y desórdenes públicos, rogando a las Autoridades civiles y militares que procediesen a su detención e ingreso en la cárcel de la citada ciudad. En la requisitoria se daban sus señas personales, individuo de estatura más bien alta, pelo rubio, con bigote, ojos claros; vestía pantalón de verano color oscuro, americana también de color oscuro de paño fino, chaleco negro fino con motas blancas, botas negras y sombrero fino color ceniza, para que pudiera ser detenido y cumpliera la condena impuesta por la Audiencia de Cáceres. El consorte de aventuras debió ingresar en prisión en su momento. Por estos hechos, además de cumplir ambos la condena impuesta, les fueron embargados parte de sus bienes para el pago de costas procesales y por el delito complejo de atentado y lesiones. Se subastaron: una casa de dos pisos en la calle del Parral, otra, también de dos pisos, en la calle del Pozo, un escaño de madera, un ropero de madera, dos mesas de madera vieja, unas aguaderas de madera de pino, una percha de pino viejo con cinco colgaduras, cuatro sillas viejas de pino viejo, un catre de tijera de madera de pino viejo, un baúl forrado de pellejo, dos sartenes en buen uso, dos cazos de metal en idem, un palanganero de hierro a medio uso, cuatro cuadros viejos, un quinqué de porcelana, seis platos de porcelana y un larguero, una capuchina de lata vieja y un caldero de hierro para agua, a medio uso. Desde luego la pérdida de estos bienes, y sobre todo de las casas, era en aquel tiempo como otra condena, por lo que no sabemos si ambos moderarían su comportamiento después de salir de la cárcel. Saludos a tod@s |