Malpartida de Cáceres - Caceres

Vaya,vaya. Nada nuevo bajo el sol lugareño o sobre las tardes grises y nubes negras. Malpartida aletargada, sólo los del Real Madrid, descamisados como legionarios, sin el carnero, marcando territorios por los bares. Caminos encharcados, intransitables, puentes abnegados, sólo se salvan las pistas de petanca y, la carretera hasta el muro del Barrueco, allí, un tropel de gentes, sin organización por el comité turístico, de escuela taller y taller de empleo local, inmortalizan, con el móvil, la cascada de agua silvestres, salvaje, como donceles puber trás vírgenes indómitas por el muro deslomado.
Es una reentré, un regreso al costrumbrismo servido en vino de pitarra y mocillas de oveja arroyana, sobre un tapete de hule.
Las viudas, cuarentonas y , desapartás, pliegan sus demandas ante nibelungas y búlgaras, los pastores y solterones independientes, bien cenaos, lavaos y "limpiaos", consiguen tener la tensión arterial y el colesterol, mejor que los jugadores de pádel y glamour, recorren viejas sendas de transhumantes, hasta llegar al regato de la Calleja de Hija de Vaca, allí, en los dias de lluvias y mareas, se acaba el mundo, el regato es una frontera natural, solo sobrevolada por las ninfas que levitan con tacones de 15 cm y efebos que caminan a "tres piernas"