Algo habrá Extremadura es tierra de pasiones extremadas y se dice que la verdadera poesía, la mejor,es tan solo el tibio montoncito de cenizas que van dejando las pasiones cuando su fuego se ha consumido.Puede ser.o puede ser también que en nuestras solanas y llanuras se de una sutil combinación de luz, grandeza y soledad, capaz de impulsarnos hacia la conquista, bien se trate de lejanos horizontes,o de hondos sentimientos.Aquí nacieron y nacen poetas.Nuestras comarcas fueron siempre fértiles en toda clase de rapsodas locales y esforzados artesanos del verso.Incluso nos orgullecemos de un buen puñado de glorias de la lírica universal.Es nuestro singular parnaso extremeño.Torres Naharro, García De la Huerta, Meléndez Valdés, Gabriel y Galán o carolina Coronado son algunos de los conocidos, de los que se estudian en los cursos de literatura y se mencionan en los florilegios.Pero junto a ellos está una pléyade de juglares extremeños casi anónimos cuyos versos van pasando de boca en boca,generación tras generación.Son los cantores de la vida cotidiana de una tierra que estuvo siempre obsesivamente impulsada hacia la trascendencia, un mundo en el que un simple embargo judicial-“señol jues,pasi usté mas alanti-“bien puede adquirir el dramatismo y la intensidad pasional-“porque aquí lo jincu, delante usté mesmu”-de una tragedia griega.
|