Cáceres - Caceres

Cuando miras sus ojos, pasa un segundo y todo terminó.



Todos los terremotos y llanuras que vivísteis ahora son parte de un pasado cercano.



Recuerdas todas y cada una de las cosas.



Escribes, llorando, todo lo que sientes en una nota y abriendo la ventana del coche, la lanzas al viento.



Sube arriba, va girando, inicia una camino.



Tal vez algún día leerá esta nota, si lleva su nombre.







Pero igual que cuando alzamos un dedo mojado al aire, o nos guiamos por la dirección que toman las vueltas que da el molino, te desespera el pensar que lo vuestro ha terminado, que sientes la soledad y que quizás, esta nota acabará en manos ajenas, nunca en las suyas.







Y no puede ver cómo lloras, cómo piensas, cuantas vueltas das en la cama, a oscuras, en vela.



No escucha cómo dices su nombre en mitad de la noche.







La poesía de su vida te ha inspirado, la has escrito y quién sabe dónde estará.



Es una nota desconocida y errante y si algún día acaba en sus manos...



¿Se detendrá a leerla? ¿Dejará que siga el curso del viento?







Cada día, en tu interior te sientes agitado.



Desde que se fue, todos tus pasos van hacia atrás.



Nunca volverás a escribir una nota para lanzarla al viento, por si un día le llega.



Sin saber porqué, esperarás el regreso de su amor.



Mientras, a la vez, seguirás amándola desde lejos.

Visítame:
https://lub.telepolis.com/alolejos