Sobre los movimientos populares Ante la aparición y proliferación de diversas plataformas y movimientos populares y espontáneos, la reacción del estado es infiltrar agentes que se hagan con el control apoyados por una campaña de información - desinformación - manipulación, destinada a ofrecer una imagen impecable de los líderes escogidos y otra negativa de aquellos que se resisten a aceptarlos como sus representantes. Estos hombres de paja, no necesariamente están ligados al estado, basta simplemente que apoyen sus intereses, para que este los convierta en sus colaboradores involuntarios y ellos difícilmente se resistirán a tan suculenta ayuda, imprescindible además para sus propósitos. La masa, que en un momento actuó de forma espontánea, y motivada por una concienciación política o social, ahora crece alimentada por una legión de bultos no pensantes, animados por el populismo creado por los falsos líderes y la algarabía y colorido del movimiento . No es extraño pues encontrar entre otros muchos, a multitud de nuevos jipis y obreros que se declaran apolíticos o incluso de derechas, integrados en estos movimientos. A veces con la intención de redirigirlos hacia sus mentalidades y a veces simplemente como se dijo, atraídos por el ruido. Finalmente, todo queda en una masa acomplejada e inculta que teme o rechaza declararse de izquierdas, pero... la lucha social, la lucha de clases, siempre ha pertenecido a la izquierda y no debiendo confundir esto con la preferencia por ningún partido político concreto, debemos aceptar que si estamos dispuestos a defender o simplemente participar en una de estas plataformas, tenemos que tener la lucidez suficiente para entender que cualquier movimiento a favor del pueblo, contra el sistema capitalista, se engloba en la izquierda política. -¿Se puede ser entonces pobre y de derechas? -No, ni judío y nazi, ni negro y defensor de la supremacía blanca, porque es absurdo y contrario a la naturaleza del individuo que así se declara. En cambio, siendo rico si podemos tener una conciencia social que nos acerque a posturas izquierdistas, empatizando con aquellos a quienes tenemos debajo. -¿Y se puede ser bueno y de derechas? -No, puesto que aceptamos la explotación del hombre por el hombre, y por el sistema creado por este para benéfico de unos pocos en perjuicio de la mayoría; No defendemos la igualdad de todas las personas independientemente de su condición personal; No aceptamos el bien común como fin último y superior al que deben ir encaminadas todos nuestros esfuerzos y valoramos el éxito personal por encima de ese bien común, aceptando cualquier sacrificio de los demás para mejoría nuestra. Libertad, igualdad y fraternidad: el fin debe ser este, el camino para llegar, puede variar pero siempre estará a la izquierda. |