Alcollarín - Caceres

Del triste suceso que aconteció en Alcollarín allá por el año 1960 + -.

Era, ya bien caída la tarde, cuando las pálidas y tristes luces de entonces, comenzaban a alumbrar apenas las calles del pueblo, cuando se desató la noticia.
Nadie sabía en concreto que había ocurrido pero el rumor llenó al pueblo de desasosiego e inquietud.
Todo eran decires, comentarios, carreras hacía donde otros lo hacían y sin saber donde. Luego la dirección quedó más definida: por la plaza de la iglesia, la calle de la fábrica hacía el río... y se supo lo ocurrido: un niño, creo que no llegaba ni a los diez años había caído a una noria -bueno, lo que por estas tierras llamamos noria-. En realidad se trata de pozos sin brocal de los que tantos abundaban por las numerosas huertas, que bordean las márgenes del río, para regar los cultivos que en ellas se plantaban.
Todos sabéis que para facilitar la extracción del agua, por el sistema del cigüeñal, se suprimía el brocal, quedando estos a ras del suelo y difícilmente localizables. Sólo algunos usaban el procedimiento de la noria tirada por un borrico que, con los ojos tapados, daba incesantes vueltas para llenar de agua, una y otra vez, los cangilones.
Era habitual que, para desplazarse a lo largo del río cuando no era posible hacerlo por su orilla, se utilizasen veredas y senderos, que iban bordeando el mismo por un lateral de las huertas, generalmente el más próximo al río, y que la mayoría de las veces coincidía con los pozos mencionados. Nunca había ocurrido nada pues quienes los frecuentaban conocían estos peligros y ponían los medios para evitarlos; pero en este caso fueron dos niños, dos jóvenes en su primera decena de vida. Quizá las prisas por la incipiente obscuridad o la inconsciencia y despreocupación juvenil fuera la causa de no tomar las precauciones debidas y uno de ellos cayó al fondo.
El otro corrió a avisar al pueblo sin tampoco conocer aún las consecuencias de la caída. Sólo cuando se logró sacar el cuerpo del infortunado se supo que habían sido trágicas.
Alcollarín quedó conmocionado por mucho tiempo y los niños, que antes habían campado a sus anchas o vagado al antojo por todos los lugares, empezaron a ver restringidas sus correrías y notar como las advertencias y prevenciones de sus mayores se hicieron más que habituales.

Es una historia muy lamentable, de la que he dudado mucho el traer al recuerdo, pero es parte de los aconteceres de la localidad y es justo no se eche en el olvido.

Un afectuoso saludo.

Esto ocurrió en un pozo que había en la huerta que se decía de tia Bernarda y está al lado de las "pasaeras".
Sé quienes eran los protagonistas pero por respeto no facilito nombres.
Más de uno conoce el hecho. Si hubiere algún dato erróneo o tuviese otros para ampliarlo estaría bien los facilitara.

Saludos.

No lo recordaba mi mujer pero... es verdad es sun triste suceso