"COSAS" THE BOSS ¿Hay una emoción comparable, en intensidad, a la adrenalina que segrega un artista en el escenario? Estuve en un concierto de Bruce Springsteen y fue alucinante. Cuatro horas adrenalínicas a más no poder. Todo lo que te pasa por dentro es bueno. El sonido tiene un poder catártico que lo limpia todo y le da a la vida una turgencia esplendorosa. Las arrugas desaparecen, todo se alisa y de pronto no pesas, te haces ligero, el tiempo se hace etéreo y lo puedes moldear a tu antojo, como el fango. LOCO Cuando todo el mundo está loco, estar cuerdo es una locura. (Paul Anthony Samuelson) Desquiciado. Excéntrico. ¿Generoso?, que hubiera mirado primero por su familia. Vanidoso. Todos los tontos tienen suerte. Ostentoso. ¡Lo que hace la gente para salir en el periódico! Un bicho raro… Ese no sabe lo que es trabajar. Este es bobo. Si le faltara el dinero como a mí… Loco, loco, loco… Un dentista vallisoletano donó íntegramente a dos ONG’s el millón de Euros que había ganado por la venta de unos terrenos que recibió en herencia. Ni él, ni sus herederos, verán un solo céntimo de ese dinero. Su única condición es que se gasten en proyectos para la infancia. Estos son algunos de los comentarios que se pueden escuchar ante hechos tan poco “normales” como este. ¿Cuántos de nosotros habríamos donado TODO? Poema de fin de año Paralizado por un cansancio falso miro el año que se fue y me relamo en el regusto amargo de lo que pasó, lo que faltó y lo olvidado. Me dejo llevar por la nostalgia y hago mi balance particular, egoísta, caprichoso. La pereza y la complacencia me hacen dar la espalda a lo que ha de venir, al fin de las noches largas, a las nuevas sorpresas, a la ilusión de abrir los ojos con asombro para no dejar pasar ni uno solo de los regalos que cada día me llegarán a través de los demás. Sorpresas y regalos que se escaparán de mis bochornosos propósitos de año nuevo. ¡Que fortuna saber que mi futuro no depende sólo de mí! Poema de fin de año y canción de bienvenida Paralizado por un cansancio falso miro el año que se fue y me relamo en el regusto amargo de lo que pasó, lo que faltó y lo olvidado. Me dejo llevar por la nostalgia y hago mi balance particular, egoísta, caprichoso. La pereza y la complacencia me hacen dar la espalda a lo que ha de venir, al fin de las noches largas, a las nuevas sorpresas de Dios, a la ilusión de abrir los ojos con asombro para no dejar pasar ni uno solo de los regalos que cada día me llegarán a través de los demás. Sorpresas y regalos que se escaparán de mis bochornosos propósitos de año nuevo. ¡Que fortuna saber que mi futuro no depende sólo de mí!
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