Alcollarín - Caceres

La virginidad fue muy valorada en la antigüedad. Hay una canción que así lo refleja:
“Ay, madre que me lo han roto
hija, no digas qué
el cantarito en la Fuente
madre, que pensaba usté”

El llegar virgen al matrimonio no garantiza más felicidad, ni más duración del mismo. Ha sido uno de los más grandes tabúes en la sociedad desde los tiempos de nuestros tatarabuelos, donde era muy valorado el que la mujer fuera de un solo hombre. Es una opción personal que para unos tiene importancia y para otros no. Se dice eran costumbres del pasado…Otra cosa es la promiscuidad y el sexo indiscriminado que puede dar lugar a enfermedades y a muchos problemas psicológicos y de pareja.

Se nos dice que en el siglo XXI a poca gente le importa la virginidad de la mujer, a excepción de ciertas etnias que consideran importante la castidad, como es el caso de las musulmanas y gitanas.

Pero esto hoy día no es problema y tiene solución, Antes se lograba la reconstrucción del himen una vez roto, mediante una sencilla operación llamada “himenoplastia”. Hoy día puede conseguirse un himen artificial que lo envía desde el Japón a casa. Se introduce en la vagina sobre un cuarto de hora antes de tener relaciones sexuales. Una vez dentro, éste se ensancha y cuando llega el momento de la penetración, dicho artilugio se rompe y expulsa una pequeña cantidad de líquido rojo.

No deja de tener su gracia lo que nos cuentas Sisinero, respecto a querer demostrar ser virgen, aunque la que sea se haya beneficiao a un regimiento. ¿Quereis virginidad? pues ahí la teneis.
Ya me veo a esa etnia que tanto se preocupa del tema, metiendo en capilla a la novia para evitar posible engaño. Siempre se ha dicho que hecha la ley hecha la trampa.

Acabo de leer tu escrito sobre la virginidad y el remedio japonés entre otros y me he acordado de la anécdota chistosa siguiente:

"Se cuenta que se casaron dos (hombre y mujer claro está). Ella ya no era vírgen y temía que en su primera noche de relación amorosa con su reciente esposo, este se diera cuenta.

Comenta su preocupación con otras mujeres familiares allegadas y le recomiendan que se ponga dentro de la vagina un trozo de piel de carne comprada simplemente.

Dicho y hecho eso fué lo que hizo. Al amanecer aparece por la cama el susodicho pellejo y extrañado el esposo le pregunta:
--- ¿Pero esto qué es?.
La esposa responde:
--- ¡Pues el virgo!.
Y él concluye:
--- ¡Pues nunca creeía que esto llevara el sello del "Matadero Provincial de Mérida".

La "himenoplastia" y los japoneses llegaron más tarde que el Matadero Provincial de Mérida.

Saludos alcollarinejos.