Alcollarín - Caceres

Llevo esperando el momento apropiado hace tiempo pero no consigo convencer a mi inseguro corazón para que se desboque de una vez. Miles de poemas en vano marcharon por la pantalla de mi ordenador y, aunque todos iban dirigidos a la misma persona, ninguno llegó a su destino. En mi cabeza no cabe todavía como puede existir tan bello ser en la tierra. Como puede caber tanta belleza en un cuerpo de mujer y como es posible que con tan solo una mirada, me haya robado la vida en un suspiro. Aun recuerdo el primer día que la vi. Era un día lluvioso de mercado y la gente refunfuñaba y gritaba malhumorada. La poca gente que había comprando lo hacía deprisa y corriendo pues el cielo se oscurecía poco a poco y la tormenta que estaba por venir se auguraba tremenda. De repente apareció ella. Sus cabellos dorados como el oro más puro de todo el continente le caían sobre los hombros como alegres saltos de agua, e iluminaron aquel oscuro día de radiante luz. Sus ojos, verdes como esmeraldas, destellaban incluso a plena luz, ofreciendo un magnífico espectáculo de colores a todo el que, osado, tenía la arrogancia de mirarla directamente a los ojos. Tenia un aire arrogante que se podía respirar a quilómetros pero ella se lo podía permitir. Aquel bellísimo ser se podía permitir el lujo de mirar por encima del hombro a la gente pues había nacido sin duda para mandar y seducir. Ningún hombre en la tierra le diría que no a cualquier cosa que ella dijera, ninguna persona con sentido común la criticaría pues, aun sin saber bien porque, imponía respeto allí donde iba.


(( no está basado en hechos reales eh ha sido una insipiración que me ha dado jejeje ))