Valle de Tobalina - Burgos

En esta escuela pasé momentos inolvidables con mis compañeros, no eramos muchos, y prendados del saber y la paciencia del maestro, así se denominaban antes a los enseñantes, D.Evaristo.

Don Evaristo fue mi primer Maestro (con mayúscula). En "La Escuela" aprendí con él mis primeras letras y mis primero números a principios de los 60. Recuerdo perfectamente mi primer día de escuela: era invierno y el Maestro le había comentado a mi madre la posibilidad de asistir a la misma. Mi madre me había abrigado convenientemente para hacer frente al frío e incluso hizo todo el recorrido conmigo en brazos para evitarme pisar la nieve que había en las calles del pueblo. Sin embargo, al depositarme mi madre en el suelo y llamar a la puerta empecé a correr hacia casa como alma que lleva el diablo. Todo el esfuerzo de mi madre para que yo no me enfriara los pies había sido en vano, aunque entré con las posaderas calientes por los azotes que mi madre me propinó cuando logró alcanzarme ya en la Plazuela. Don Evaristo que había observado la escena trataba de de mediar en mi favor y calmar a mi madre que estaba muy enfadada conmigo. Finalmente entré en la Escuela y debió iniciarme muy bien Don Evaristo porque en adelante acudí contento y aprendí a leer, a contar, a escribir en aquella pizarra. Para el recuerdo aquella estufa de leña en la que tostábamos aquellas rebanadas de pan, las tardes que salíamos unos minutos antes porque la Televisión retransmitía aquellas corridas de toros en las que el Cordobés hacía gritar a las mujeres con sus temeridades, las cerezas de las calurosas tardes de Junio antes de que Don Evaristo abriera la Escuela, la bulla que hacíamos los pequeños para que el Maestro nos llamara para rezar el Padrenuestro y nos dejara salir unos minutos antes de la hora... y poder continuar su labor con los mayores. Siempre guardaré un recuerdo muy grato de él. Lo sentí mucho cuando nos dejó: sirvan estas líneas como homenaje.

Parece sacado de una peli...que bonito!.