Premià de Mar - Barcelona

Siempre que Cataluña ha transitado por la vía del seny y la laboriosidad ha conocido etapas de esplendor y prosperidad. Cuando agentes malévolos dentro de Cataluña han tirado por el camino de enmedio de la rauxa, han sobrevenido calamidades, destrucción y empobrecimiento sobre los catalanes. Hay ejemplos históricos que ilustran esta teoría; por ejemplo, a mediados del siglo XVII, el arrebato insensato de Pau Claris facilitó que Cataluña fuera una región ocupada por la Francia de Luis XIII y Richelieu, provocando una larga guerra francoespañola que terminó en tablas con la Paz de los Pirineos y la pérdida definitiva del Rosellón y la Cerdaña en favor de Francia (miren qué gracia tuvo Pau Claris); en el siglo XIX el nacionalismo catalanista empezó a forjar una historia romántica llena de los mitos que aun esgrimen los separatistas; hubo algun conato de rebelión en los siglos XIX y XX, pero el más dramático fue el 6 de octubre de 1934, que duró 10 horas y acabó con el presidente Luis Companys y sus secuaces en la cárcel, hasta 1936 con el sangriento drama de la guerra civil y las checas que aniquilaron de 1936 a 1939 a cientos de catalanes, bajo el gobierno de Companys. Y la etapa de Franco, que muchos la hemos vivido... Y la etapa actual en la que vivimos democráticamente bajo el amparo de la Constitución de 1978.
Es un crimen contra los catalanes que unos cuantos iluminados recurran ahora a la rauxa y quieran embarcarnos en una aventura separatista que, quebrantando el ordenamiento legal vigente, nos llevaría a un escenario de calamidades e inestabilidad social, porque las revoluciones se sabe cómo empiezan pero no cómo terminan.
Por todo ello, hay que decir
¡NO al separatismo,
SI a la convivencia pacífica
entre todos los ciudadanos de Cataluña y de España!.
Les paso una estrofa que corre por la red, adaptada a cada población.

Al aire en Santa Coloma
florecen cual la amapola
los colores rojo y gualda
de la Bandera española.

Repito la estrofa anterior, por error del nombre de la población, queda así:

En el aire de Premiá
florecen cual la amapola
los colores rojo y gualda
de la Bandera española.