L'Hospitalet de Llobregat - Barcelona

A la rica izquierda

07:50 (30-08-2010) | 17

A Carme Chacón y Miguel Barroso el poder les ha servido de ascensor social y personal.

A juzgar por lo que publica LA GACETA, Carmen Chacón no practica la misma austeridad que exige en Defensa (''Habrá que hacer más gastando menos''). No contenta con hacerse una villa de lujo en la República Dominicana, por la que ella y su marido pagaron 600.000 dólares, pretenden venderla para adquirir ahora otra, mayor y en primera línea de playa, por valor de 1,4 millones de dólares. No dudamos de que el matrimonio compuesto por la ministra y el señor Barroso, ex secretario de Estado de Comunicación, tienen capacidad para ello. Ahora, claro, no cuando empezaron en política, antes de arrimarse a la sombra del poder, en un proceso de ascenso social y personal añejo para la izquierda. Están en su derecho de comprar casas, como cualquier otro ciudadano. Pero a diferencia de los españoles de a pie, a Chacón cabe exigirle transparencia por ser miembro del Gobierno y diputada del Congreso. Lo malo no es sólo que haya adquirido una lujosa villa en el Caribe, lo peor es que los españoles se estén enterando, ahora, por la prensa. Ésta sería la primera objeción que cabría hacerle: lo que podríamos llamar objeción democrática. Curiosamente los que más alardean de transparencia ocultan sus propiedades, como hizo José Bono cuando olvidó el piso de El Campello en sus declaraciones de bienes ante el Fiscal General.



No parece tan casual que varios de ellos sean socialistas. Ni la querencia por pisos, lujo y propiedades de conspicuos representantes de la izquierda. Ésta sería la segunda y no menos grave objeción: la estética o ideológica. ¿Por qué si no ocultó María Teresa Fernández de la Vega que se estaba construyendo un chalé de lujo en La Granja? ¿Y que heredó un piso en la calle de Hernani, que ahora vale 600.000 euros, gracias a su padre, alto cargo del Ministerio franquista de Trabajo, aunque ella había dicho que fue represaliado por el Régimen? ¿Por qué Chacón y Barroso han tenido buen cuidado de mantener en secreto que han adquirido una casa en la zona residencial más cara de Santo Domingo y que aspiran a hacerse con una villa mayor, con gimnasio y piscina individuales? Porque chirría, porque es incoherente, porque resulta poco socialista.


Es la incongruencia histórica de la izquierda, el sino de los marxistas, pero también de sus hijos socialdemócratas y, ahora, de sus nietos pasados por el agua de Suresnes: mucho clamar por los oprimidos, mucha prisa por tomar el Palacio de Invierno y luego se instalan en él. El sentido de la utopía era su carácter idealista, que no tiene lugar en el espacio (u-topos). Pero en la praxis, la utopía socialista ocupa demasiado espacio cuando se trata de un ministro (la parcela de Chacón tiene 1.300 metros cuadrados), mientras muchos españoles viven asfixiados por la hipoteca y no han podido irse de vacaciones.


Dime qué compras y te diré quién eres. La villa de la ministra tiene mucho de autorretrato de un personaje y de una clase política. Disponíamos de otras pinceladas: su alergia a dar la cara mientras los soldados caen en el Vietnam afgano (la última vez, esta misma semana, fue Rubalcaba quien la dio por ella); el malestar del Ejército por su mala gestión y por su desprecio a alguno de sus símbolos más queridos; o sus ideas sobre la deconstrucción del Estado, que compartía con Felipe González en un artículo en el que criticaba al TC por la sentencia del Estatut. El cuadro se completa ahora con la dacha en el Caribe y sus planes para adquirir otra. ¡Y esta señora puede ser la sucesora de Zapatero!

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