Igualada - Barcelona

LA INFALIBILIDAD DEL PAPA FRENTE A LAS CORRIDAS DE TOROS



Pese a que el catecismo católico así lo enseña y pese a que desde todas las esferas de la propia iglesia católica rotundamente lo afirman, jactándose de que es una verdad incuestionable e irrefutable bajo pena de pecado mortal, he de decir que únicamente remitiéndonos a los hechos y a los datos históricos descubriremos fácilmente de que esto no es más que una falacia y un engañabobos con el que nos han tenido atemorizados durante cientos de años.

Si los católicos de todas las épocas hubiesen investigado lo más mínimo, si no se hubiesen conformado con los miedos, condenas y represiones impuestas sin límite por sus propios guías espirituales, hubiesen descubierto que los engañaban y que han sido objeto de no pocas mentiras, tramas y patrañas paganas más propias de cuentos infantiles que de la Verdad. Evidentemente nada tienen en semejanza con la Enseñanza del más grande pacificador de la historia: Jesús de Nazaret.

La inocente, conformista y convencida grey católica es un ciego guiado por ciegos. Podría decir que los han embaucado unos desalmados que se han aprovechado de ellos utilizando la enseñanza del Nazareno, sin embargo para hacer honor a la verdad, he de decir que ellos también se han dejado convencer por una religión que deja de lado los 10 Mandamientos de Moisés y El Sermón de la Montaña de Jesús, para hablar de condenación eterna, confesión, sacramentos, bautizo y cómo no, del perdón de los pecados a la hora de la muerte. Con esto es fácil pecar.

Pues bien, volviendo al tema que hoy me ocupa he de decir que existen miles de anécdotas y datos que demuestran irrefutablemente que no hablo únicamente bajo los efectos del resentimiento o disconformidad, sino basándome en pruebas y datos que demuestran que si la palabra dicha por un Papa, sea el que fuere, es infalible, ¿cómo puede ser que el Papa siguiente la derogue de un plumazo, anulando todos sus preceptos?

El Papa Pio V en 1567 a través de la “Bula de Salute Grecis Dominici”, prohibió los espectáculos taurinos y amenazó a todo aquel que los consintiera ó participara de ellos con la Condenación eterna, con la excomunión, anatema y con no poder serle dada sepultura eclesiástica. Espectáculo que bajo ningún concepto debía celebrarse en honor de santos o de festividad de la Iglesia. Esta Bula se redacta en términos inequívocos en los que se incluye claramente la imposibilidad de revocación, derogación o anulación, siendo “vigente perpetuamente”.

Tras la muerte de Pio V, convertido en Santo, siguió Gregorio XIII, quién en Agosto de 1575 accedió a las súplicas del Rey español Felipe II, consintiendo las corridas de toros y suprimiendo y dejando sin efecto las penas de excomunión y anatema, así como de otras condenas y censuras contenidas en la Bula de su predecesor.

Les puedo asegurar que como ésta incongruencia hay miles en la historia de la Iglesia católica. Por lo tanto, qué ha de hacer un creyente ante tal disparidad de criterios y preceptos. ¿Cuál de los dos Papas es el infalible?

Yo para terminar quiero recordar las palabras de Isaías, uno de los más grandes profetas de la antigüedad, que dijo: “Sal de Ella pueblo mío para que no te contagien sus pecados y te toquen sus plagas”. El que tenga oídos que oiga y el que tenga ojos que vea.


José Vicente Cobo
(Apóstata y antitaurino)
DNI 45.277.997 j

Si tu estudiaras un poco más, impío, sabrías distingir entre que el Papa es infalible sólo cuando habla "ex-cathedra" (definiciones dogmáticas, fe y costumbres) y no cuando da su opinión sobre los toros y sobre si es mejor el pescado al ajillo o con mayonesa.