ALIBABA Y EL CUENTO DEL AGUA Erase una vez una villa en la que vivía un buen rey, que gobernaba sus tierras con justicia y rectitud junto a su larguísima familia que le ayudaba en todas las facetas con inusual altruismo. Un día gris el malvado ALIBABA, principe del agua, junto a cuarenta amigos visitaron la villa y con malas artes y un buen vino, convencieron al noble gobernante de que ellos se ocuparían de hacer llegar el agua al pueblo a un precio justo. Alibaba, ciegamente guiado por sus naturales dones y sin el beneplácito del buen rey,un día marrón, fijó el precio del agua a razón de varias monedas de plata; el pueblo lloró a su rey, administrador natural del agua, que se mostró desconcertado y enfadado. Pero bendito sea Dios!, que el buen rey había heredado de Adonis las dotes de persuasión de su padre, y convenció al malvado Alibaba en cambiar de vida y gozar de la paz de su corte. Desde entonces, el reformado Alibaba, ascendido a gran bufón real, se dedicará a generar risas e incontinencias varias entre los amigos subvencionados en la gran corte de la amistad. Entre las risas, un ciudadano huraño, tosco y desconfiado logra vislumbrar una sonrisa torcida y un grito liberador en los labios del bufón y se pregunta: ¿Pecó mi buen rey de malo o de tonto en el primer acuerdo? Se alzan las copas y los cuarenta amigos de Alibaba brindan con el rey, mientras el bufón recoge el texto firmado, aun entre risas, y se marcha de la fiesta satisfecho. De baja cuna, pero no tonto del todo, se pregunta el cansado leñador: ¿Será malo o será tonto mi buen rey? Yo te pregunto buen ciudadano: ¿cuál es el precio justo del agua?
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