Arenys de Munt - Barcelona

Marginación política en democracia

domingo, 23 de agosto de 2009
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ImageFalange Española soporta en su quehacer cotidiano la persecución política de su organización y la marginación social de sus afiliados y simpatizantes. De ello hemos tenido varias muestras en los últimos días. De una parte, la cascada de descalificaciones contra FE JONS por el simple hecho de convocar -cumpliendo todos los requisitos formales- una manifestación en Arenys de Munt para el próximo 13 de septiembre. De otra parte, los intentos del alcalde de dicha localidad de impedir dicha manifestación legal. Todo ello coronado con la petición del ex vocal del Consejo General del Poder Judicial -Alfons López Tena- de ilegalizar a nuestra organización. Si a esto le sumamos las críticas sufridas por el pregonero de las fiestas del pueblo vallisoletano de Ciguñuela por su adscripción política falangista, dibujamos un panorama represivo contra Falange Española antidemocrático e injustificado.
Los falangistas no podemos realizar homenajes a nuestro fundador allí donde reposan sus restos mortales, por mor de la Ley de Memoria Histórica. Nuestra presencia en los medios de comunicación de masas es sististemáticamente vetada (para informar de lo que sucede en Arenys ninguno se ha hecho eco de nuestra opinión, aún siendo los protagonistas). Como partido sin representación parlamentaria somos marginados en el reparto de subvenciones. Se nos imponen trabas administrativas que dificultan nuestra presentación a las elecciones europeas. Los datos de nuestros militantes, sin antecedente delictivo alguno, constan en los archivos de las comisarías de policía clasificados entre las "tribus urbanas". Soportamos a diario la distorsión de nuestro mensaje político, al que se moteja de fascista, ultraderechista o extremista sin atender a la realidad de nuestras propuestas. La mayor parte de las menciones en internet a falangistas es para decir, sin pruebas, sin datos y sin verdad, que partciparon en hechos represivos en la guerra civil o el franquismo. Nuestros afiliados no pueden hacer pública su adscripción política por miedo a perder el empleo. Se prohiben los cursos universitarios sobre la figura de nuestro fundador (Salamanca 1999). Se censura a los investigadores sobre nuestro partido si sus conclusiones no se ajustan a las descalificaciones preestablecidas (caso de José Antonio Parejo)... En fin, no existe libertad ni igualdad en el trato para los falangistas. Esto es, no existe democracia para los falangistas.

La marginación política en democracia sólo puede justificarse en la peligrosidad social de las personas que defienden una idea. Cuando un grupo político fomenta la violencia, se sirve del delito para lograr sus fines o son estos objetivos abiertamente contrarios a los valores de justicia y libertad que vertebran la sociedad, entonces puede estar justificada la persecución policial y la marginación social de quienes así actúan.
Pero este no es el caso de FE JONS. Falange Española fundamenta su discurso político en la defensa de la vida y en el respeto a la libertad individual. Falange Española ni utiliza ni fomenta la violencia o el delito para la consecución de sus objetivos políticos. Falange Española es un partido político legal que ha concurrido a elecciones desde 1977, que ha obtenio en diversas ocasiones representación y que ha ejercido esos cargos con responsabilidad y respeto a la ley.

Siendo esto así ¿qué justifica tanta inquina contra nuestra organización?. No puede ser otra cosa que nuestra ideología. Los que justifican el asesinato masivo de seres humanos (si Bibiana, humanos) mediante el aborto, no soportan nuestra defensa apasionada de la vida desde su concepción y hasta su muerte natural. Quienes han puesto en manos de los separatistas todos los recursos para preparar la desintegración de nuestra patria no toleran la apuesta decidida de los falangistas por la unidad de la nación española. Aquellos que detentan el poder económico no permiten que se abogue por un reparto más justo e igualitario de la riqueza. Los que se lucran explotando a sus asalariados no quieren ni oir hablar de la entrega de los medios de producción a los trabajadores. En definitiva, los beneficiarios de esta calma mortal que "disfrutamos" desde 1978 no permiten que nadie ponga en cuestión su paz, su disfrute ni su beneficio. Y a ello consagran todas sus energías. Las más de las veces con métodos sutiles de marginación política. Con la más cruda represión si es necesario.

Bienvenidos sean, una vez más, estos tiempos difíciles.

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