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Zalamea de la Serena - Badajoz

Poblacion:
España > Badajoz > Zalamea de la Serena
27-02-11 10:28 #7162738
Por:Antonio Dávila Garci

Paseos por Zalamea
Dos horas caminando y observando lo que se muestra a nuestro alrededor.
Siento la necesidad de volver sobre esos pasos.

Enero.
No tardando mucho se extenderán sobre el cielo de Zalamea las ocho. Ocho latidos mágicos provenientes del corazón de bronce de las viejas campanas del Santo Cristo.
La penumbra se va ocultando tras las esquinas empujadas por la incipiente claridad.
El sonido de mis pasos sobre el empedrado me persigue sin descanso cuando atravieso las amodorradas calles.
Son fechas navideñas. Unos cuantos paisanos, hacen cola en la churrería de Antonio esperando que rescaten del aceite hirviendo la espiral de jeringa, que rechina mientra va tomando su tostado color. Después, se llevarán su desmembrado cuerpo envuelto en papel de estraza y lo saborearán recalado en café con leche.
Como casi todos los días entro en la Parada, como casi todas las mañanas los mismos parroquianos hablando de sus cosas, mientras Pedro sirve los cafés de memoria.
Alguno se atreve con un buchito de áspero aguardiente para entonar el cuerpo. Como entraron van saliendo, dispersándose entre el amanecer en busca de sus labores cotidianas, que supongo estarán esperándolos levantadas.
Se recrea la claridad cuando salgo de la taberna, está fría la orilla, los gorriones revolotean, tratando de calentar sus cuerpecillos con discusiones acaloradas, los colorines trinan desde los árboles del Tablao, quejándose del céfiro a San Francisco que en su hornacina se protege del frío arropado por su hábito de lana pintada.
Calle de la Feria arriba desemboco en la Plaza de la Constitución un poco transpuesta a estas horas, soñando con Isabel, con capitanes maltratadores, con generales y Tercios de Flandes, con plebeyos cabreados, con José Calvente, perdón quise decir con Pedro Crespo, y como no con gentes en mangas de camisa bajo el cielo estrellado del vehemente agosto.
El Dystilo sigue de imaginaria, con su testa coronada por nidos de cigüeñas. La fachada de la Iglesia de los Milagros con la cara despercudía, y la ropa reluciente. Animado atravieso el Callejón de las Ánimas hasta encontrarme con el Castillo de Arribalavilla.
Allí esta desde siglos atrás, con los botones rotos, la corbata desabrochada y la camisa con lamparones de aceite. Haber si entre todos podemos llevarlo algún día a la tintorería, aunque me da que él no tiene ninguna gana de hacer el viaje.
A su amparo dormitan media docena de carritos verdes y zacariles negros con el estómago rebosante de deshechos.
Justamente encima está la placa “En este lugar escribió Elio Antonio de Nebrija la primera gramática castellana en el año de 1.492” Lastima de tanto brillo expuesto sobre un minivertedero.
Calle abajo espera el Pilar, con un mantón de manila verde se cubre del carámbano invernal de sus aguas.
El camino de Sevilla me acompaña, entre frescos huertos y olivares preñados de negras olivas hasta la carretera de Azuaga.
Entro por el sendero Rompesuelas, su base de dura piedra es experta en desgastar lo que su nombre indica. A medio camino tres o cuatro perdices cruzan el sendero como alma que lleva el diablo, me da que no guardan buen recuerdo de alguno de mi especie, en fin ellas verán, yo por mi parte les pido disculpas si en algo las he ofendido. Continúo mi marcha hasta desembocar en el camino de la Charca.
Pendiente abajo espera el puente de arroyo Ortiga, debajo de uno de sus ojos se encuentra la vivienda de una golondrina daúrica, se puede leer en la entrada de la misma “Cerrado por vacaciones hasta el mes de abril.”
El agua del arroyo se muestra remisa, sin prisa pasea entre arbustos de espinos y desgastadas piedras tratando de alcanzar su destino temporal.
Hollando sobre las huellas de un rebaño de ovejas que me ha cogido la delantera, atravieso otro pequeño puente que permite el paso sobre la Cola Madre.
Ha llovido este año y la Charca rebosa, fragancias de verdes jaras y azules cantuesos me acompañan la cuesta arriba, al final de la vereda me encuentro con los restos de una semiderruida casa, situada frente a la vieja muralla de contención del pantano.
Dicen que tanto la muralla como la arruinada casa tuvieron principios comunes, que ambas fueron construidas bajo el impulso del Marqués de Mena y las Matas cuando corría el año 1.810.
El caso es que a la casa se le vienen viniendo abajo sus ya escasas paredes y muestra sin pudor la calvicie de su desaparecido techo.
Una buena platea donde reponer fuerzas y contemplar el paisaje, a la vez que puedes escuchar la magnifica interpretación que la natural orquesta del lugar hace de la sinfonía nº 5 en do menor.
Puedo asegurar que la entrada es gratuita y el espectáculo no tiene precio. Cuesta abajo continuo hasta encontrarme con un pequeño canal, por el que discurren pacificas las aguas que mitigaran no tardando mucho, la sed de las tierras del Docenario.
Medio kilómetro entre olivos y tierras verdegueando me llevan al camino que por las Cañas discurre. Como en una postal del bueno de Zacarías se observa el pueblo desde la distancia.
Huertas, olivares, campos con promesas de cebadas y trigos, el “valla uste condios” de un paisano educado que además me regala los buenos días, ladridos de unos perrillos que seguro me desean lo mismo, dos pequeños arroyos de aguas escasas que mojan mis botas, alguna observación que los cochinos desde un cebadero próximo me indican, y que yo torpe de mi, no llego a entender, es con lo que tropiezo antes de enfilar la calle Hermanas de la Cruz por la que regreso al pueblo.
Huele a pan recién hecho cuando cruzo la esquina de la calle Cuartel.
Desde allí al estanco de la calle de la Feria en busca de la prensa, después disfrutar del aroma ysabor de un café de puchero mientras ojeo las noticias.
Solo esto es rutina, el resto que describo, lo descubro cada vez que tengo el privilegio de recogerme en Zalamea de la Serena y escuchar las fábulas que me relatan sus viejos y sabios caminos, mientras andando por sus entrañas seguimos dando sentido a su existencia.
Puedo aseguraros que como estos hay unos cuantos, que merece la pena dejar vía libre a la imaginación, para que pueda recorrer sus recorridos, y que después nos ofrezca el recuerdo de lo contemplado en su andadura.
Escribo este relato un 21 de Agosto en este mi pueblo Zalamea de la Serena, mientras se desparrama el sol por el corral, y la fragancia de un rosal me acompaña en la mañana.

Desde San Sebastián.
Un ilipense de la diáspora.
¡¡¡ZALAMEA CAPITAL CULTURAL DE LA SERENA!!!
Puntos:
27-02-11 16:13 #7164383 -> 7162738
Por:acaymo

RE: Paseos por Zalamea
Formidable Antonio,estos relatos que nos regalas son impresionantes,son los sentimientos de una persona que añora y ama a Zalamea,como siempre te digo,muchas gracias Antonio.



Saludos
Puntos:
27-02-11 23:00 #7166993 -> 7164383
Por:abenjudilip

RE: Paseos por Zalamea
Amigo Antonio esta vez no subistes al cerro de San Cristobal como cuando fuimos con un amigo nuestro, veo que has realizado el recorrido al recorrido al contrario, pero leer tu descripcion es vivirlo yo tambien de nuevo, gracias amigo Antonio por estos momentos que nos haces recorrer contigo en la distancia.

Abenjudilip.
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por que zalamea no tiene una ruta para dar paseos Por: No Registrado 31-10-10 12:16
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