Zalamea de la Serena - Badajoz

Adiós gracias.

Vaya por delante mi desconfianza por las deidades y las divinidades, y mucho más de casi todos sus excelsos portavoces en esta tierra de nuestros pecados.
Tal cual está la situación económica confieso que repaso la prensa a través de Internet, y hay cosas que te encorajinan. Son tantas, tan diversas.
Mira que están dando los tiempos de que hablar, pero el caso de los niños “desaparecidos,” es angustioso por lo depravado de su procedimiento.
Gentes de taimadas sonrisas, ominosos “hábitos” y turbias maneras, rezadores profesionales de salmos y novenas, cosechadores de infantes bajo veladas amenazas, intercambiando el cromo de un venturoso futuro, por el terrible dolor de una interminable ausencia, terciando por medio la falsa crónica de una muerte anunciada.
Una cadena de mentiras y vilezas, a través de las cuales parece ser que se obtenía un jugoso botín mediante un prohijamiento, que luego se repartía entre gentes sin escrúpulos ni conciencia, y si el remordimiento apretaba, ahí estaban los sombríos confesionarios que casi todo lo admiten y lo condonan, a cambio de unos entremeses de padres nuestros y unas heladas jaculatorias de postre.
Y es que hay hábitos que casi todo lo pueden.
Mientras tanto la duda del embargo de por vida ha golpeado el paso de los días, de las horas, y los minutos en las sienes de tantas madres desahuciadas de ejercer de su natural condición, añorando con suspiros y ojos entreabiertos las ausencias, repletas de lloros y risas infantiles.
Cuando se ha sabido la evidencia ha sido demasiado tarde, los papeles y documentos posiblemente hayan volado en forma de fumata blanca a través de negras chimeneas, como cuando eligen al sumo pontífice.
Ahora nadie sabe nada y menos desde que ha pasado ¿a mejor vida? la única encausada de tan infames delitos.
Me cuesta mucho creer que algún dios del tipo que sea, pase por alto tan flagrante transgresión.
Solo queda la certeza del ADN para encontrar a los niños secuestrados, pero esto también será de difícil comprobación.
Y bien que lo siento, sobre todo por unos buenos amigos, nacidos en nuestro pueblo a los que el destino cruzó con estas gentes sin escrúpulos.
Asco de dinero y de mandatos de divina providencia.
desde San Sebastián.
Un ilipense de la diáspora.
¡¡¡ZALAMEA CAPITAL CULTURAL DE LA SERENA!!!