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Opinión
COLABORACION

Cuando vuelva Usted mañana
Segovia, desde fuera
Montserrat Sanz Yagüe, desde Japón

En tiempos de Larra, el problema de la burocracia española era fundamentalmente el "vuelva Usted mañana". Veamos la curiosa evolución que ha experimentado este escollo nacional nuestro. En primer lugar, la famosa postposición temporal de la que hablaba el gran escritor se ha trasladado a una nueva dimensión:el espacio. La respuesta más habitual es "Vaya Usted a otro organismo" (de la amplia gama de organismos de los que disponemos en nuestra abultada administración, que nos viene de perlas para poder pasarnos la patata caliente). Sin embargo, esto no deja de serun engorro de carácter menor para cualquiera que esté tratando de iniciar una aventura empresarial, académica, o simplemente solicitar un documento ordinario, porque en general, las cosas se han modernizado mucho. Ya no le reciben a uno esos hombres sombríos siempre vestidos de negro que seguramente sufría el pobre Larra. Ahora te reciben hombres dinámicos o mujeres que van a la peluquería a menudo y cuyo estilo en el vestir te provoca una reflexión sobre tu propio desaliño, sonrientes y burbujeantes, y que dicen cosas como "reina", "tesoro" o "cariño" cuando se dirigen al cliente. Una forma de hablar suave, aliñada con sonrisas y tono amable, tan inusitada en nuestra Castilla de toda la vida, reminiscente de esos culebrones latinos que tanto han acompañado a la sociedad en las últimas décadas y que tanto bien han hecho a nuestras anquilosadas emociones y a nuestros dudosos modales tradicionales. Ir a un organismo oficial hoy en día puede ser (no siempre, pero a menudo) como visitar a un amigo de toda la vida, una experiencia agradable y nada traumática. De modo que el inconveniente de tener que ir a varios organismos es, como digo, un escollo de carácter menor. Todo el mundo parece bien formado y conocedor de los procedimientos a seguir para cada tipo de situación.

Pero ojo, estas buenas vibraciones se experimentan sólo en la primera visita. Esto se debe a la segunda evolución que ha sufrido el procedimieno que denunciabaLarra, que se describe añadiendo un adverbio temporal al principio de la frase. Lo cierto es que, dejando de lado las honrosas excepciones de funcionarios responsables, formados y eficaces, que también existen, "cuando vuelva usted mañana", la respuesta casi siempre será distinta. Tras pasar unos días haciendo acopio cuidadoso de los documentos que a uno le han indicado en esa primera y agradable consulta, uno se dirige triunfante, con su carpeta en la mano, al mismo organismo que por fin pareció el adecuado a sus necesidades, con la (ingenua) expectativa de culminar la tarea en cuestión. "Ah, pero esto no se puede tramitar así (ni aquí), porque usted tiene tal o cual condición". "Pero si su compañera me dijo que trajera esto, que sí se podía solicitar". "¿Quién? ¿Cómo le van a haber dicho eso? De siempre ha sido como le digo yo". No se esfuerce, querido lector. No se bajarán del burro. Y usted comenzará un nuevo periplo burocrático en el que las palabras melosas y las actitudes amablesirán disminuyendo poco a poco y en el que su tolerancia se irá desgastando hasta culminar en el Prozac.

Ni siquiera un escritor con vigencia eterna como Larra podría haber imaginado que una de las costumbres más notables y socialmente aceptadas del siglo XXI, amplia e impunemente utilizada por funcionarios, políticos y ejecutivos, consistiría en utilizar palabras zalameras y zapatos de marca para ocultar la ineptitud. Hablo por experiencia. Intenten ustedes invertir desde fuera en una actividad empresarial en España. Nosotros, desde Japón, ya estamos considerando hacernos el harakiri…