CANTE FLAMENCO “LA NANA” Apurando más todavía la simplificación de la Caña, llegamos a su modalidad más sencilla, a lo que es un balbuceo melodioso, que se acompasa al vaivén de la cuna donde se duerme el niño: LA NANA. Duérmete, tu matita de mejorana! ¡Duérmete, lucerito de la mañana! Este niño chiquito no tiene cuna; de limonero verde yo le haré una. La ropita del niño me huele a gloria; la seco en los laureles que hay en la noria. Se diferencia del cante de la Trilla en que priva a sus tercios, más blandos, de los finales arrastrados. Son la Trilleras que se adentran por el entornado ventanillo de la casa del yegüerizo, se refresca a la sombra de la salita, recién aljofifada, que huele a cal, a sahumerio de alhucema, y se reclina en el regazo de la yegüera para, juntas allí con el chiquillo gordo y morenucho, embobarlo con su sencilla melodía, engujarle las lagrimillas en los inexpresivos ojazos y dormirlo a su mimoso sonsonete.
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