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GÓTICOS

Debo señalar que escribo en obediencia; un cierto acontecimiento político-social ha puesto de manifiesto, para el común –no así para los que somos jóvenes, más o menos-, la existencia -en nuestra sociedad- de los “góticos”, aunque ese término no es exacto para describir lo visionado: es impagable e inenarrable.
Para el común “lo gótico” le remite al Sig. XIII, la catedral de Burgos, León, Toledo, Colonia, el Duomo de Milán; el “Camino de Santiago” en su itinerario francés; una tipología caligráfica alemana usada hasta la Gran Guerra de 1914…
Pero no, no es eso; tras este acontecimiento han salido embistiendo múltiples gurús, periodistas, “perio-listos” haciéndose los entendidos de la materia, hablando de “imbecilidad yankee”, cuando en la realidad no tienen ni p… idea.
Autora: Victoria Francés

En la comida antes de acudir a la profesión perpetua de Sor Adela O.P en el Monasterio de Caleruega, cuna de Nº Padre Domingo, este acontecimiento generó un intenso debate sobre todo cuando la pregunta que cristaliza, a instancias de Chus Villarroel O.P, es ¿Qué es lo gótico?

INCULTURACIÓN DE LA FE.
Y es que tengo la intima convicción que la Iglesia en general, y la española en particular, están metiendo la pata hasta el corvejón en lo que se refiere a dialogo fe-cultura.
El dialogo fe-cultura, también llamado “inculturación”, no es un lujo. Es consecuencia directa de la encarnación de Jesucristo, (lo no asumido, no esta salvado, es botín del Diablo).
En la Iglesia en la actualidad este dialogo fe-cultura está varado, entre el inmovilismo de los mediocres y el elitismo de los pedantes.
Esta esclerosis se manifiesta en que el quehacer teológico es monolineal y asocial, salvo notables y beneméritas excepciones (estoy pensando en la Universidad de Navarra, ciertas líneas de investigación de algunos profesores de la Universidad de Comillas o en el Angelicum).
Para ciertos eclesiásticos la cultura se reduce a la ciencia o la filosofía “en el mejor de los casos”; ceñirse a ese teatro de operaciones –legitimo y necesario- es lo monolineal y asocial.

Digo lo anterior por cuanto que la “sociedad liquida” o trans-postmoderna genera otro tipo de cultura que en la actualidad no es interpelada desde la fe; es más, la respuesta desde ella va desde la condena moral, el desprecio intelectual o la ignorancia espiritual.
Y es precisamente esta “cultura popular”, que es la común y extendida en la sociedad, la que no se encuentra interpelada y discernida, al menos al mismo nivel que la Cultura “seria” –en este sentido es asocial-.
Uno de los grandes dones de la Renovación, del mover pentecostal, es precisamente el de interpelar y discernir “los signos de los tiempos” en esta “cultura popular” despreciada por la oficialidad.
Cuando hablamos de “cultura popular” en ambientes eclesiásticos, o sus aledaños, piensan en procesiones, pitos, dulzainas, gaitas, cofradías… en la niñez –muchas vedes idealizada- de una sociedad, rural, no urbana, hoy inexistente y que no retornará salvo para los museos etnográficos o para ser el complemento pictórico –de naturaleza chamánica- en las fiestas locales.

En pleno s. XXI se están generando nuevas culturas populares de naturaleza urbana, con sus mitos, leyendas, libros sagrados o de sabiduría, estética, filosofía, ritos y moral; es en este mover, en este magma donde debemos ubicar “lo gótico” y donde debemos interpelarnos recíprocamente.

LOS GÓTICOS, LOS DARKS.
Los góticos o “darks” se pueden ubicar en una subcultura urbana aun cuando ellos se auto-definen como “contra culturales”, es un claro mover trans-postmodernista o de la “modernidad liquida”.

El termino gótico se acuña con referencias a lo “godo” a lo medieval; referencia renacentista que en la tradición alemana, entre otras, indica la oscuridad, lo tenebroso, lo crudo, lo sombrío frente a la luz renacentista.

INSPIRACIONES HISTÓRICAS.

El movimiento “gótico” bebe de diferentes fuentes históricas, la primera de ellas indica el arte bárbaro pre-cristiano que erróneamente Giorgio Vasari atribuye a los “godos” del cual toma nombre.
La segunda remite al I Reich alemán –la edad media- en la heterodoxia cristiana medieval, en lo que el renacimiento nominará oscuridad y tiniebla: siendo plástico todo lo contrario a los valores del arte gótico (luz, esbeltez…), la tradición de los flagelantes, las danzas de la muerte, la brujería, lo cripto-celta.
La tercera nos lleva al romanticismo e idealismo alemán del Sg. XIX como movimiento de reacción frente a Kant y el racionalismo ilustrados, donde los valores de la fuerza, el sentimiento, la sangre, lo mistérico, la naturaleza, el destino cuajan como alternativa social.
La cuarta nos da pie al viejo París del 1870 donde el movimiento romántico se populariza, dispersa, y cristaliza en las revoluciones liberales, la comuna de Paris. Lo gótico comienza a ser un mover estético donde obreros, estudiantes se lanzan a las barricadas con la tez palidecida por pinturas blancas a modo de cadáver para denunciar que el “sistema” les convierte en muertos en vida.
Autora: Victoria Francés

Estéticamente es el momento de Poe, Víctor Hugo, Faulkner, Scott Fitzgerald, John Keats, los poetas malditos: Baudelaeire, Verlaine, Rimbaud. Estela que será seguida en el sg. XX por Cesare Pavese, David Foster Wallace, Jerzy Kossinski…
La quinta nos lleva al periodo de entreguerras con el auge de los grupos teosóficos, esotéricos y ocultistas que recorren la vieja Europa.
Esta incursión histórica nos sirve para entender la estética de este mover.

NUESTROS DÍAS.

Cuando hoy hablamos de “gótico” nos ubicamos en los años 80 y 90 donde en la música, arte y expresión urbana comienza a cuajar el movimiento “dark” u “oscuro”.
Primero se expresó en el “dark pop” de los 80, en el Black metal, en el grounge de Kurt Cobain; lo que empezó siendo una estética transgresora: iconografías necrófilas, literatura maldita, películas de terror, cine clásico (p.e Berman); más adelante da el salto al cine (Entrevista con el Vampiro, Van Helsing, Dracula de Bran Stoker, Vampiros de J. Carpenter, Blake, Underworld…) que continúa en la actualidad (Crepúsculo, 30 días de oscuridad, True Blood).
Es difícil reducir a la uniformidad lo “gótico” que hoy se puede definir como un peculiar neo-romanticismo donde lo histórico o lo mítico como señas estéticas (y lúdicas) aparecen como el único factor común. Para algunos “miembros” son una subcultura urbana nacida del cine, de la literatura, el grafismo1; para otros a lo anterior se le une un gusto “snob y cool” por la sofisticación cultural: nihilismo, existencialismo; para otros se añade la heterodoxia occidental acristiana (celtas, paganismo bárbaro –nunca
1 P.e. Luis y Rómulo Royo, Victoria francés.

greco-romano-); para otros su actuación es contra-cultural frente a una sociedad decadente e hipócrita, su denuncia es la muerte en vida expresado en la palidez mortuoria y el negro (vagamente recuerda a las danzas de la muerte de la Edad Media), en sus vertientes más extremas se añora la muerte colectiva como liberación.
La dificultad de este movimiento radica en que es una cultura urbana no uniforme, no es un producto del pensamiento al modo de las ideologías, se asemeja al orfismo en la antigüedad, a lo dionisiaco expresado por Niezthe. La admisión, gestación y trasmisión de estos valores o pensamientos no es de forma directa, sino desde la literatura o el cine.

NOTAS.

El mover gótico u oscuro es como la luz al pasar por un prisma, esta se descompone en colores, el mover gótico conforma un ordo, una corriente que se matiza, expresa en múltiples sub-corrientes donde apenas se puede trazar una estructura común.
Se escoge lo gótico (lo celta, lo bárbaro) como escape a los judeo-romano, como icono de un pueblo que dentro de la mortalidad celebraban la vida con belleza y majestad.
Se escoge lo gótico como lo medieval: la heterodoxia, lo celta ocultado o reprimido por Roma.
Lo gótico gestiona lo mistérico (englobando tradiciones religiosas como a-religiosas o míticas –licántropos, vampiros-).
Autora: Victoria Francés

Lo gótico es lo “marginal”, lo “fuera de paradigma social”, para ello afirman una necrofilia que va más allá de la estética, es un estado entre el cielo, el infierno y la historia. La muerte muestra lo objetivo, lo real, el no-ser. Para algunas corrientes no hay meta-historia, trascendencia, la muerte es una especie de vida en la vida pero limitada, una proyección a futuro en la historia nada más.
El uso de simbología necrófila, histórica o romántica, el negro, es un signo, un sacramento de rebeldía, de disgusto, de miedo que causa la propia humanidad –sus males, vicios y pecados-, de la angustia y desesperación de ser consciente del mal sin salida; de la acedia –a veces atea- que nos gobierna.
Lo gótico es individualista, asocial, apolítico, cínico, un esteta más que filosofo donde el elogio de las sombras, de lo oscuro es su salvoconducto vital que le recuerda que su yo llegará al alivio definitivo de disolverse en la nada.
Este individualismo no es obstáculo para que forjen alianzas, grupos, “clanes” fundados en reciprocidades precarias, de “amor liquido”.
Las conexiones suelen realizarse en fiestas organizadas con estéticas románticas de múltiples estilos (imitaciones de fiestas paganas, aquelarres…) donde las sombras imperan amenizadas por tenues candilejas, música evocadora y baile sin vínculos.
Como hemos manifestado la generación de este movimiento se hace a impulsos estéticos, esto no significa que no exista un pensamiento, lo hay pero latente.

Los iconos góticos son varios los más destacados son los villanos góticos (los vampiros: existencialistas, estetas del poder del no ser, fundados en la aristocracia de la sangre), los licántropos (hombres-lobo) como hombres del común que luchan por la libertad, lo natural y el no someterse a nada (en permanente confrontación visceral con los vampiros: eterna guerra sin fin ni cuartel).
Una tendencia –lúdica- es la hiper-sexualización, donde el prototipo es la “femme fatale”.
Todas estas notas se aplican a los góticos en general, la subespecie que nos ha sido alumbrado estos días es propia de los “darks” (también conocidos como “emos”, “siniestros” u “oscuros”).
A todo lo anterior, para estos se les ha de añadir unas altas dosis de misantropía, autoflagelación –a veces-, satanismo u ocultismos varios… los “darks” bien pueden recordar a lo terrorífico.
En definitiva, sin generalizar o ser exhaustivo, el movimiento gótico es neo-romántico2, culto, compatible con creencias religiosas, estéticas y lúdicas, una forma de vida alternativa recreándose en la historia, la música, la literatura (club de lectura o de escritura), la fantasía, el dandismo, lo erótico. Suele cristalizar en gente a partir de los 22 años en adelante.

El movimiento “darks” (siniestros u oscuros), es más adolescente, mas vinculado a esa fase en que el ser humano es una colección de hormonas con patas. Los gustos por el arte extremo, de terror, abiertamente ateos, acedicos, depresivos, hiper-sexualizados, ocultismo, devoción por el negro, vestimenta desdeñada, culto a la muerte como el fin, todo fin, que además es colectivo.
2 Ya decía Ortega y Gasset que un romántico es “un individuo al que se le ha subido el corazón a la cabeza”

Desde el punto de vista de la nomenclatura en algunos países góticos y “darks” es lo mismo, aquí hemos pretendido diferenciar dos tendencias, comunes en su origen pero divergentes en sus destinos.

LO GÓTICO Y LOS CRISTIANOS

Hace mucho tiempo en un retiro de la R.C. para jóvenes antes del año 2.000 ciertos gurús de la actual renovación estatutaria emitieron varias “sentencias” –mejor fallos, que es cuando únicamente aciertan las resoluciones- respecto a ciertos tipos de vestir, donde evidentemente ciertas camisetas encendían sus iras, “celo santo” lo llamaban. La verdad a mi nunca me molestaron las camisetas ni sus portadores, pero al parecer en alguna (des)conexión neuronal de los citados gurús lo entendieron no como un signo cultural sino como una manifestación “satánica” incoándose una cruzada que mas adelante cristalizó, según me refirieron, en la restricción de la comunión a quien vestía así (¿?).
La verdad es que en paralelo, en el tiempo, surge en la R.C. la manía de los “uniformes”, blancos, marrones, turquesas… para los ministerios, los poses o estilos judaizantes ¿Qué mejores góticos, no?; y en los jóvenes una oleada en plan “Amo a Laura” sobre cuestiones que nunca habían sido objeto de atención, especialmente en el vestir, y por extensión en el pensar, holgar y actuar.
Luego empezaron con la matraca que el futuro de la Iglesia son los jóvenes, verdad cronológica pero que nunca fue cierta en el orden de la gracia, ya que siempre tuve la impresión que jóvenes sí, pero “aseados”, y mejor si son “nietos” y no “hijos” de Dios.

La R.C. tiene como seña ineludible e innegociable la absoluta defensa de la gratuidad del amor de Dios, la soberanía de la gracia en la historia, la asunción en la sangre de Cristo de toda la historia humana, de toda historia humana. La soberanía de la acción del Espíritu, su discernimiento, acompañamiento y promoción.
En nuestra sociedad lo gótico está más extendido de lo que se piensa, es cierto que llegada a una edad adopta formas suaves, tolerantes y amables3. Es un estilo de vida que tiene un alto componente lúdico en una modernidad liquida donde el amor también lo es4.
Implica un “dandismo”: club de escritores, de lectores, círculos poéticos o músicos, recreaciones históricas. El tedio de vivir se refugia en la historia o el mito como el ideal de felicidad.
Es aquí donde algunos góticos entroncan con la fe ¿Cómo? Con la búsqueda de una estética concreta: latines, tradiciones, milagros y milagritos, reliquias, santos, todo ello macerado con leyendas piadosas.
3 Estoy pensando en ciertas tendencias celtas en la música, estética de grupos como “Siniestro Total”, “Héroes del Silencio”, “Amaral”
4 Feliz expresión de Z. Bauman que desarrolla su concepto de modernidad liquida (en lo político y lo social) en el amor, en las relaciones interpersonales. Para este autor los vínculos humanos hoy son frágiles o precarios, presididos por la paradoja de las religaciones: a + comunicación, + soledad; toda relación es desechable; + seguridad en la relaciones a la par de + liviandad y capacidad de resolución.
El amor requiere tiempo, pero el amor líquido es desechable y fraccionario donde las vivencias afectivas sustituyen lo corporal, lo sensual y lo erótico por lo virtual.
El amor es un consumible como el toner de una impresora, nada es eterno, no hay lazos, es la interpretación inversa de lo contenido en El Principito de Saint-Exupéry cuando el Zorro le dice: “(la domesticación) es una cosa ya olvidada… significa crear lazos… pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en le mundo, yo seré para ti único en el mundo…”
El Amor es de bolsillo (breve, fácil) es pedir menos y conformarse con mucho menos para salir ileso del amor por la dificultad y sufrimiento que conlleva, frente al paradigma del amor matrimonial, el amor líquido se sale del paradigma: no es fiel, no es duradero, ni es histórico en su construcción.

Lo sorprendente es que se convierte lo anterior en su alimento espiritual, en sus potitos de supervivencia, ávidos de novedades o artificios como una “mascletá”; otros van más allá y buscan una apropiación o formulación de Jesucristo como primer gótico (¿?), afirmando que el gótico conoce la luz y la oscuridad, usando la estética como medio de acceder a la verdad y apreciar en el sacrifico de la cruz florida la asunción del dolor como parte del vivir, el sufrimiento no es gratuito, no es suicida, no es un castigo o flagelo, es una cierta forma, mística, de asociarse en el misterio redentor, en el misterio de la Cruz, desde la belleza y la historia personal o colectiva ¿Hay mayor experiencia vital? ¿Mayor vivencia? ¿Una antesala de la mística?
Ya hemos dicho que no hay un gótico igual que otro por lo que la historia personal, la viviencia determina claramente el acompañamiento espiritual, donde desde el sentido común, se debe respetar, facilitar y excitar la libre respuesta a las mociones del Espíritu. La sensibilidad –a veces socarronería-, lo estético será el vehículo por donde el Espíritu revelará el Rostro de Cristo, y en todos los momentos ha de cuidarse el mayor conocimiento de Cristo: Palabra y Eucaristía. Debe evitarse que lo “pseudo-bello” ofusque lo “verdadero”, pues la fina sensibilidad intentará expresar un rico mundo místico (¿?) donde la acción y la contemplación se retroalimentan recíprocamente5. Sensibilidad que les lleva muchas veces más allá de la 4 o 5 morada en lenguaje de Santa Teresa, donde la ascética es “sustituida” por las purificaciones pasivas del espíritu, situación espiritual que exige un gran acompañamiento y discernimiento.
En este sentido un buen maestro espiritual es importante, pues estas personas en su crecimiento espiritual ya a ser sometidos a duras pruebas, por su extraordinaria sensibilidad, la noche de los sentidos no es lo peor, lo más duro es la noche del Espíritu, donde no hay consuelo, la acedia donde no hay fin y la imposibilidad de comunicar la devastación y desolación.

Cuestión distinta son los “dark” o aquellos góticos a-religiosos o abiertamente anticristianos (satanismo, cultos paganos de tradición celta, New Age, asunción como creencia de las leyendas –vampíricas y/o de licántropos, élficas-). Para la mayoría de estos elevan al infinito las dosis de dolor, angustia, acedia, sátira y depresión.
La experiencia del mundo, de su mundo, como algo malo, doloroso, conlleva la misantropía. Pedro Reyero O.P (+) afirmaba que toda persona tiene derecho a vivir su ateísmo particular; personalmente creo que tal expresión no es afinada siendo más correcto hablar de “impiedad” pero esta cuestión la dejaremos para otro momento. Ciertamente aun cuando somos creaturas en nuestro ser anida la rebelión, el ateísmo, la idolatría, la impiedad.
Por suerte o desgracia los “dark” buscan la verdad (objetiva) y no verdades, y lo encuentran en la muerte como descanso y desemascaradora del teatro del mundo en que todos participamos.
Viven bordeando la profundidad de aplastamiento, la frontera del quebrantamiento, la antesala del estremecimiento ante la Voz del Señor.
Esa ubicación, esa situación, puede conllevar una profunda decepción, la vivencia del misterio puede inspirar hastío, terror en cotas inimaginables, en cuantías inenarrables; ofuscación plena donde Jesucristo es experienciado como mal, como mentira, como daño, como dolor. Ya se que no es así, pero así se percibe y vive; y contra hecho no hay argumento.
Se aprecia como el causante de la angustia vital, como un huésped indeseado e indeseable ¿La obertura al pecado contra el Espíritu Santo o es el mundo (como oscuridad) que S. Juan nos define?

Frente a esta situación espiritual el error nace del procedimiento sermoneador, pues como bien advierte STº Tomas de A. el efecto es el encallecimiento de la situación.
Es el momento de la intercesión y de la “terapia” de la comunidad: del divertimiento “a secas”; la desolación, la devastación vital en que viven <<por más que se trufen de absenta, coca, ron, ritos celtas o filo-satánicos>> les hace vivir en un nivel religioso –por usar la terminología de Kierkegaard- que les hace clamar inconscientemente por el Rostro del Señor.
Cristo también fue entregado a las sombras, en los momentos de su pasión, también fue presa de la angustia, de la desesperación, de la acedia (¿?): “pase de mi este cáliz, decía, mientras sudaba sangre”, “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado?”.
Pretender “evangelizar” a golpe de lo “buenamente cristiano” de “lo moral”, sin respetar la realidad es garantía de desperdicio del caudal estético, de la sensibilidad para con el misterio; en el orden de la gracia puede llegar a obstaculizar seriamente la Salvación en la Esperanza (la única viable, pues la fe esta dañada: es imposible cualquier confianza) llegándola a hacer infecunda: es anidar en una negra luz, o calentarse un sol tibio.
La R.C. es uno de los lugares propicios donde estos jóvenes y no tan jóvenes, pueden nacer a la fe, si no hay terceros que jodan, es decir: vampiros espirituales, creyentes de salón, pelotas de sacristía, marmotas de incensario, zarigüeyas de corporales, meapilas con ansias de mitra y báculo, esquiladores con estética piadosa, mercenarios del credo, especuladores de la gracia o repollos aderezados con Santo Crisma.

De ordinario estos jóvenes, al menos los que he conocido, han tenido un gran quebrantamiento, una enorme liberación en su encuentro directo con Cristo, su sensibilidad es bendecida con dones místicos: la aprehensión vital del Cantar de los Cantares y de la Cruz florida o exaltada6. No sirve cualquier alimento espiritual: hambrientos de la Palabra y sedientos de Eucaristía.
El signo evidente de lo anterior es una apertura y solicitud al otro, el abandono de su misantropía.
Insistimos en la necesidad que quien acompañe sea alguien ponderado, flexible, con sentido común, de sana doctrina y gran compasión.
La comunidad debe acogerle sin crítica o juicio, sino que debe acompañarle con la intercesión y sobre todo en ser sacramento de salvación sin beaterías, ni afecciones, mostrando que el gozo del Señor es nuestra fuerza, que en Cristo hay libertad y divertimento, incentivar sus intuiciones y expresiones estéticas.
Ellos son, muchas veces, deslumbrados por la Gratuidad pero han de nacer a la Luz, han de reconvenirse en su historia y desembocar en Cristo, sus dones naturales les capacitan altamente para la experiencia mística fundamentalmente en grandes itinerarios: el Cantar o el amor esponsalicio, la teología de la Cruz, los canticos del Siervo, el consuelo al Resucitado…
6 Dios crea los hombres generan, y generan de sí en imitación o participación del poder de Dios. Pero mientras la creación es donación por desbordamiento; la generación es partición, desgarro, deshacerse al dotar de ser a su obra, al engendrarla. Con el pecado original Dios por el hombre pierde la comunión con su obra que solo recupera con Cristo-Jesús. Los góticos-darks han vertido en sus obras su acedia, en ellas (las obras) se han desecho, pero la obra no se desprende de él, le atenaza. Es en esta obra, en su vida donde opera la Salvación por la esperanza. Y donde el dolor moraba ahora sobre abunda la Gracia en niveles o moradas superioreS
Una leyenda gótica dice que7:
“Un joven de la siempre misteriosa Praga, amante de los excesos y las pasiones más aberrantes, consume sus horas en vanos intentos de alcanzar la maestría en el arte pictórico. Las noches se hacían amaneceres sin reflejar en el lienzo ninguno de los fantasmas que su alma veía con diáfana claridad, pero que la falta de talento impedía trasformar en arte.
Sumido en oscuros pensamientos y con un corazón inclinado a la más abyecta impiedad, el joven resuelve encomendarse a la tutela del Señor de los Infiernos, y durante largas y tortuosas semanas dirige su mórbida voluntad en hacerse digno de convocar a Satanás.
En una sombría tarde de noviembre el Diablo escucha a su ferviente devoto, y el pacto es firmado.
Acaso lo más curioso es el pedido que el joven realiza a cambio de su alma. El mito del pacto satánico es de amplia difusión a través de la edad media, e inmortalizado por las plumas más lúcidas de Europa. Casi siempre las dádivas que Satán ofrece a sus amados réprobos consisten en bienes materiales, venganza, y en gran medida, el amor de una indiferente dama; pero en nuestra historia el pedido es distinto; tal vez el único de ésta naturaleza.
El joven aceptó brindar su alma al eterno tormento, pero antes le preguntó a Satán si había estado presente en el momento del Calvario. El demonio respondió afirmativamente.
7 Tomada de la www.espejogotico.com que refiere a Montague Summers (1880-194, sacerdote católico y autor de la famosa "The History of Witchcraft and Demonology".

El pacto se selló, con alguna reticencia por parte del Maligno, o al menos así lo comenta Summers, ya que lo que el joven quería era una pintura, dibujada por la mano del ángel caído, que representase fielmente el momento de la Crucifixión.
No sabemos si el demonio se sorprendió.
Se dice que la pintura fue hecha en dos horas. Cuando finalmente le fue entregada al joven, este se estremeció al contemplar las huellas de la Pasión. El cuerpo mutilado y sangrante de Jesús estaba inmóvil en la cruz, y sin embargo unos ojos vivos y ardientes parecían resplandecer iluminando el cuarto. Arrebatado por la sublime visión, el joven cayó de rodillas e imploró clemencia. Extasiado y temeroso clamó a Dios por el perdón de su alma.
El arrepentido nigromante, para ganar la absolución por una culpa tan atroz, se confesó ante un párroco que la historia ha olvidado, y fue obligado a recurrir ante el Cardenal Penitenciario, y la pintura fue puesta en las prudentes manos del Santo Oficio.
Más adelante se cuenta que el príncipe Barberini obtuvo el permiso para que se hiciera una copia exacta de la pintura. Verdadera o no, la copia fue expuesta al público en la iglesia Santa María de la Concepción
Del cuadro no se conoce ni su ubicación ni su autenticidad.
La leyenda vela sus misterios a los curiosos y a los profanos. Siendo poseedor de éstas dos cualidades, lamento no poder contemplar el fruto de tan extraño artista”.

Recuerdo con agrado a los miembros de la generación perdida (purgada), Cristo Joven, Betania de Valladolid, Betania de Barcelona, algunos de Segovia, Ávila, Galicia, Zaragoza… muchos de ellos (de nosotros) llegamos a la R.C de forma inopinada, Terlengiz sabe mucho de esto, nos acercamos a una Zarza Ardiente, no a “la zarza ardiente” y allí el Señor nos transformó en nuestro ser, en nuestro Yo.
Nunca dejamos de ser quienes éramos –tal y como éramos-, pero se materializó aquello de “nosotros somos tuyos y Tú eres nuestro”, y es ahí en la realidad de nuestro ser, de nuestra historia, donde el encuentro del Señor era autentico y autenticado. Muchas veces las expresiones de fe no fueron comprendidas pero para nosotros fueron auténticos sacramentos, auténtica Liturgia8 que incluso alimenta –no diré eucarísticamente, pero casi- hasta el día de hoy.
Espero que las breves líneas hayan servido para poner un poco de luz y de criterio, frente a las simplificaciones y los juicios estéticos, religiosos o morales: la fe no viste de uniforme, la gracia no desfila en la pasarela de lo eclesialmente correcto o de la moral de naftalina.
Confesar a Cristo no es una subcultura más, no es una ideología es, y siempre ha sido, una contracultura, un contra valor fundado en la única Verdad de Cristo de las cual somos depositarios como Iglesia; la Biblia dice que no nos debemos conformar a este mundo (Romanos 12:2) pero es nuestra gran comisión proclamar al Resucitado y que todo hombre es salvo por la sangre de Cristo, llamados –como dice S. Juan Crisóstomo- a quitar la espina de la pata de un león si es necesario, cuando los demás tornen el rosto, cuando se haya pronunciado condenación, la moral del Reino, la soberanía de la gracia nos urge a acudir al rescate de quien
8 Conviene destacar que la liturgia no son ritos o formas (rubricas) sino la acción salvadora de Cristo en alabanza al Padre que se ejecuta en la iglesia dentro de la historia y más allá de ésta por el poder del Espíritu Santo.


es hermano de sangre, hueso de nuestro hueso, carne de nuestra familia. Sí, no lo dudes, la sangre de Cristo te ha hermanado más allá de las virtudes y lo virtuoso, y el viento impetuoso te dice, ¿Dónde esta tú hermano? ¿Dónde esta el hermano pequeño de Jesús, tú hermano?
La gracia sorprendió al pintor de mano del Diablo, los caminos del Señor son inescrutables ¿Quién eres tú para embridar la gracia por tu torpe gusto y necio juicio?
Que lo sepas.
Roca de la eternidad, Fuiste abierta para mí; Sé mi escondedero fiel; Sólo encuentro paz en Ti: Eres puro manantial En el cual lavado fui. Aunque yo aparezca fiel, Y aunque llore sin cesar, Del pecado no podré Justificación lograr; Sólo en Ti, teniendo fe, Puedo mi perdón hallar. Mientras deba aquí vivir, Mi postrer suspiro al dar, Cuando vaya a responder A tu augusto tribunal: Sé mi escondedero fiel, Roca de la eternidad