La Codosera - Badajoz

Vamos a dar satisfación a muchos paisanos, algunos de ellos residentes fuera del pueblo, que les gusta de leer estos relatos de como eran las cosas en tiempos no lejanos.

Tambien nos gustaria que participaran en este foro dándonos sus impresiones de estos temas y de otros que se le ocurran. A nosotros muchas veces los temas se nos acaban.

- - - - - - - LAS MARIQUILLAS



En nuestro pueblo el matrimonio católico se respetaba y todo el mundo se casaba por la iglesia, incluso en los periodos de la República, que no era obligatorio.

Nunca hubo un periódico ni una revista, en la cual se dieran las noticias locales; cualquier hecho que ocurriese en la vida diaria, en poco tiempo lo sabia la mayoria del vecindario. Todas las personas saludaban a sus vecinos y se preocupaban de como habian pasado la noche.
Se vivía como ahora lo hacen las familias; interesándose los unos por los otros.

El hecho de que dos personas estuviesen enamoradas era bien recibido por el resto de los vecinos. Muchas veces estas parejas de novios eran mayores y casi creían que no tenían derecho a vivir felices; preparar una boda para ellos les era muy complicado y no les gustaba ser protagonistas de nada.

En el vivir cada dia del pueblo, una mañana los vecinos se enteraban que fulanito y beltranita, por este motivo que hemos comentado, ó por otro cualquiera, habían decido irse a vivir juntos, sin pasar por la vicaria. Los datos estaban contactados y los vecinos se habian dado cuenta que esa noche sería su noche de bodas, en silencio y sin haberlo comunicado a nadie. Solo la pareja, se creía que lo sabía.

Los vecinos, que conocían el domicilio de la nueva pareja, esperaban a la noche para acercarse a la casa de los enamorados. Un grupo de personas, los mas atrevidos y con ganas de juergas, lo mismo hombres que mujeres, iban provistos de campanillos ó cencerros, panderetas de las ollas y cualquier objeto que pudiese hacer ruído. Se situaban en la calle, frenta a la ventana ó el balcón, donde se suponía estaban acostada y durmiendo la pareja, y todos al unísono comenzaban a sonar los utensilios formando una gran algarabía. Muchos de ellos les cantaban las canciones oportunas para el momentos, casi todas ellas mofándose de ellos. Los vecinos de la calle, abrían sus puertas y salían porque no eran capaces de dormir con el ruído que formaba el coro; estos no paraban de tocar los cencerros y de cantar hasta que los enamorados salían a la calle, una vez que se habían vestido. Esta fiesta y este barullo duraba toda la noche.

Al día siguiente era un día de reflexión para esta pareja. No sabían como iban a reacionar sus vecinos, por lo que la mayoría de las veces hablaban con el cura, el cual automáticamente los casaba. Era la única forma de garantizar que iban a dormir tranquilos y felices.

Ansina eran estas cosas.

¿no conoceís a nadie que en su día le echaran las mariquillas?

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