"A La Rabaza".-
Aquí había dos comercios, con las mismas condiciones que en los anteriores locales. El de Pedro Díaz, y el de José Petra. En el de Pedro, los días se fiesta se quitaban las mesas y las sillas y se daban bailes. El resto del año abrían todos los días, incluidos sábados y domingos. El comercio, donde se vendían solo productos españoles, con un mostrador de madera y estanterías en la parte de atrás, y junto a este mostrador, otro, algo más pequeño, que era utilizado de barra de bar. Detrás, una estantería y las botellas con distintas variedades de licores y esencias. Encima del mostrador la botella de vino, y delante de la barra, mesas camillas de madera, con brasero en invierno, sillas de bayón, y encima, barajas de cartas para jugar. Cuando se llenaba el local, fumaban todos a la vez; el humo invadía toda la sala, la luz provenía de los petromanes ó quinqués de petróleo y solamente se vislumbraban las siluetas de las figuras humanas. Olía a brasero, a vino y guisos por la cocina cercana, y de vez en cuando alguien cantaba las veinte en bastos.