Guadiana del Caudillo - Badajoz

Pride and Prejudice es conocida como la más importante obra literaria de Jane Austen. Se publicó en 1813 como una obra (curiosamente) anónima y en ella se cuenta la historia de Elizabeth Bennet y Fitzwilliam Darcy quienes a lo largo del relato entrecruzan sus vidas, consiguiendo madurar para superar algunas crisis, aprender de sus errores y así poder encarar el futuro en común. En esta historia amorosa de desarrollo personal asistimos al profundo esfuerzo que realizan sus protagonistas para dirimir sus diferencias y superar
tanto el orgullo de clase de Darcy como los prejuicios de Elizabeth.

Pero que entendemos hoy en día (superado ampliamente el SXIX) como prejuicio?
Hoy por hoy, cuando hablamos de prejuicio, generalmente hacemos referencia al prejuicio cognitivo, el cual podemos definir como una distorsión cognitiva que afecta al modo en el que los humanos percibimos la realidad, lo cual nos conduce a tomar decisiones sin tener una experiencia propia, adoptando mas bien una tendencia, o predisposición que poco o nada tienen que ver con la realidad que supuestamente pretendemos analizar. En un castellano castizo lo podríamos definir como: “tocar de oido”.

Y que decir del orgullo. El orgullo es un exceso de estimación propia, es el paradigma
del Yo superior, el grado supremo de la arrogancia, lo que incita a la persona a valorarse demasiado, creyéndose capaz de todo por encima de los demás e incluso de sus propias capacidades y de las circunstancias. Este comportamiento conlleva a la infravaloración de todo cuanto le rodea, principalmente del resto de las personas, de sus sentimientos,
valoraciones y opiniones. El orgulloso, simplemente no escucha, no interpreta y no analiza. Para esto también existe traducción coloquial y esta podría ser: Cerrarse en banda.

Aqui tenemos un cóctel explosivo: Alguien que se cierra en banda y que toca de oido, o que no atiende a razones y que habla sin saber.

Estos días, buceando en el foro, he leído muchas opiniones respecto a temas tan complicados (o símples, como se prefiera) como la independencia, la Ley de Memoria Histórica, El Caudillo, y en muchas de ellas he encontrado un preocupante exceso de orgullo y prejuicio. Mucha palabra suelta, opiniones vacias y demasiados insultos gratuitos, muchos de ellos descargados desde una creciente carga de rencor, falsa información y radicalismo compulsivo. Sin entrar a valorar casos particulares (algunos son de psiquiatra realmente) y desde el hecho incuestionable de que todos tenemos derecho a una opinión, considero que debería de existir mucho más apego por la rigurosidad y la información que se maneja, sobre todo si lo que se pretende es participar en un entorno de debate.

Los hechos a veces pueden ser confusos, pero para algo existe la documentación, las actas, los folletos, y todo lo que queda registrado en reuniones y grabado en medios de comunicación. Es muy fácil decir barbaridades cuando uno está liberado de tener que sostener sus argumentos mediante documentos que lo avalen, pero es más fácil aún dedicarse a difamar y a desprestigiar a todo el mundo desde la propia ignorancia, y es peor aún cuando uno empieza a sospechar que detrás de eso solamente hay un vil intento de retorcer la verdad, distorsionar la realidad y aprovecharse de la mayor confusión para poder manipular la opinión en beneficio propio. A esto, en el idioma de Cervantes se le llama simplemente mentir.

Traigo a referencia un escrito firmado por el Sr. Alcalde, y refrendado por ingentes comentarios vertidos en este foro, en el cual haciendo un increíble alarde de contradicciones y de redundantes falacias, “vuestro” (sic) Alcalde, argumenta (?) una serie de cuestiones que a su juicio legitiman el esperpéntico espectáculo que está dando, y que ha conseguido que se hable de Guadiana como del último bastíon de la resistencia franquista, elevando la categoría de sus ciudadanos a la de acólitos del Régimen.

Que perversa abstracción lleva a un legítimo representante del pueblo a considerar a sus oponentes como delegados de sistemas de gobierno arcaicos, reprobables y retrógrados como las dictaduras?. Que incita a un Alcalde a vertir semejante cantidad de calumnias y disparates hacia sus adversarios políticos?. Miedo?. Estupidez?. En cualquier caso es muy preocupante que el Alcalde de un pueblo tome semejantes derroteros para justificar unas acciones y un proceder que, sin duda alguna, escapan al más mínimo resquicio de integridad y de decencia cívica. Es posible que en ningún momento haya caido en la cuenta de que no solamente está ofendiendo a un partído político, si no que también está faltando gravemente al respeto que le deberían de mececer los votantes de dicho partido, puesto que muchos de ellos son ciudadanos de este pueblo del que tanto se ufana de entender y respetar.

En alguna ocasión he comentado lo importante que es para un mentiroso el tener buena memoria. Permitanme que haga una pequeña retrospectiva histórica a modo de línea cronológica acerca del partido político mayoritario en Guadiana. En 1976, el Sr. Manuel Fraga Iribarne, que a la sazón había sido ministro durante la dictadura franquista, funda un partído político denominado “Reforma Democrática”, que se transforma en 1977 en “Alianza Popular” Esta misma formación se refundó en 1989 con otras formaciones políticas conservadoras dando origen al Partido Popular. Estos hechos históricos pueden ser consultados en cualquier biblioteca. (NOTA ACLARATORIA: Las bibliotecas son esos edificios en donde se guardan los libros). Vistos estos antecedentes, con tan frondoso arbol genealógico, sería lícito llamar al Sr. Alcalde heredero de Franco?, podríamos decir sin sonrojarnos que el Sr. Alcalde idolatra y promulga la figura de Hitler y Mussolini?, nos atreveríamos a decir que el Sr. Alcalde es un valedor de las doctrinas que asesinaron a millones de personas en todo el mundo?.
Yo, desde luego no lo diría.

Debemos entonces aceptar sin más que se digan aberraciones como que la Junta “pretende violentar las urnas en Guadiana del Caudillo”, “ No a la imposición por la fuerza”.” Respetemos la democracia”......Pero de que tipo de majadería estamos hablando?. Con quién se cree usted que está hablando Sr. Alcalde?, Acaso está tan cegado por la soberbia que pretende que los ciudadanos de Guadiana se crean semejante disparate?.
Aqui nadie está discutiendo la voluntad del pueblo. Se le está pidiendo que cumpla la Ley, y extraña mucho que alguien que se declara demócrata y que está en contra de las dictaduras y que se jacta de defender la libertad, desconozca tan patosamente el hecho de que uno de los pilares de la democracia es el debido cumplimiento de la Ley.

Valiente líder ha resultado ser el que miente, engaña, abochorna y estigmatiza a todo un pueblo. Continúe usted sumando logros a su nefasto currículum de dirigente, y siga haciendo gala de su insuperable egolatría, ya que Su orgullo es nuestro “perjuicio”.

“El que quiera ser líder debe ser puente.”
Proverbio galés

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