Guadiana del Caudillo - Badajoz

¿ A quien no le gusta contemplar una puesta de sol? Es muy reconfortable cuando en el ocaso el sol se va escondiendo poco a poco en el horizonte, y se oculta del todo, sientes una añoranza del dia que se ha marchado. Entonces recuerdas con nostálgia otros tiempos, quizás peores pero pleno de ilusiones, porque eras jóven y la juventud es deliciosa.
A veces me subo al puente de la estación, y desde alli contemplo la inmensa vega, nuestra vega no tan nombrada como la de Granada, o la huerta valenciana o murciana, pero mas extensa y no menos productiva Y me deleito cuando el Astro Rey con sus rayos de oro, va tiñendo de púrpura toda la campiña. A veces pasa un tren, y los recuerdos son mas infinitos. Aquellos años en que empezaron los primeros amores, todo era color de rosa, no se veian espinas ni abrojos en el camino. Aquellas muchachas que te ilusinaban en el paseo, y las invitabas al cine, que unas aceptaban y otras hacian un nohin de desprecio. Luego la marcha al servicio militar. Nuevos amigos, compañeros de otros pueblos y provincias que el el transcurso de la "mili" te hacias tan amigo que rayaba a la fraternidad, mas en tierras de Africa, cerca del monte Gurugú, donde operabamos con compañeros legionarios en vigilancia de la frontera marroquí.

Amigos de verdad, que una vez licenciados, nos escribimos muchas cartas hasta que el tiempo y la tecnología (lease moviles) fueron desvaneciendo aquellas amistades, cogidas en un cuartel o en incomodas chabolas de lona.

El ruido del tren, el ocaso y la enorme vega, me han hecho recordar aquella época en que nuestro Guadiana era mas pequeñito, pero que no estaba exento de gracia. Muchachas hoy abuelas que peinan canas que nos llenaron de ilusión y esperanza. Y trenes a vapor que se alejaban dejando una estela de esperanza por conocer otros mundos desconocidos, como dejaba el penacho de humo en el ambiente que el aire disipaba.

Buenas noches y dulce sueño.