José Bono, medalla tras medalla 02/06/2004 Lecturas: 6.252 Fernando Ortiz Los españoles, desde el 14 de marzo de 2004 no ganamos para sobresaltos políticos. No se perdona una, no pasa un día sin que algún ministro del actual gobierno nos sorprenda con alguna decisión que nos deja estupefactos. Por ejemplo, el papelón de la ministra de Agricultura en Europa en las negociaciones del algodón, tabaco y aceite, el sonoro aviso de la ministra de Cultura de rebajar el IVA de los discos al 1% cuando todos sabíamos que era algo inviable, la promesa electoral de Rodríguez Zapatero y la ministra de Vivienda de crear 180.000 viviendas al año, que después se convirtieron en otras tantas actuaciones para terminar siendo 70.000 soluciones habitacionales, el anuncio a las primeras de cambio de la vuelta del déficit a nuestras arcas, sin olvidarnos de la mejor, el triunfal regreso de nuestras tropas de la Guerra…. Es esta última decisión -que fue la primera- la que ha hecho que siga creciendo de manera vertiginosa el medallero del laureado ministro de Defensa, José Bono, que tras recibir hace escasos días la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha, se auto-condecora ahora con la Gran Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco, galardón que exige, según el Reglamento General de Recompensas Militares, destacar en el cumplimiento de los deberes militares y la prestación de sus servicios, de manera que constituyan un mérito extraordinario apreciado por el mando, y que le reportará, además, el trato de Excelencia. Según aseveraba un militar en activo del Ejercito Español en una conocida emisora nacional, las condecoraciones con distintivo blanco se suelen conceder gracias al típico peloteo, lo cual, y visto lo visto, no es difícil de creer. Nuestros soldados, a los que se les ha hecho pasar la humillación y la vergüenza de la retirada y que han sido el hazmerreír entre las tropas aliadas, que les hacían la gallina a su paso, no han conseguido hacer méritos suficientes para ser condecorados, pero el político ramplón sí, y a toda prisa. Ni que decir tiene que este otorgamiento masivo de medallas ha levantado ampollas dentro de las formaciones amigas -donde han calificado esta autocondecoración de esperpéntica, chusca e ilógica- así como en el principal y único partido de la oposición, donde su líder, Mariano Rajoy, ha apuntado que no estaría mal tener un poco más de pudor e higiene política. Con tanta medalla gratuita, es normal que luego sepan a poco las de nuestros deportistas. Desde luego, se comienza a vislumbrar una legislatura emocionante
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