Barcarrota - Badajoz

Tu que esperaste la espiga,

como espera la hoja al viento,

tu que le diste tu aliento

y el oro de tus fatigas,

que gritaste ¡tierra amiga!

dame el pan de tus terrones,

que mordiste los pezones

de los pechos de la tierra

que sucia ciudad te encierra

bajo su caparazón.

Que tu cuerpo, no se doble

para besar el asfalto,

que no hay corazón más alto,

ni más puro, ni más noble.

Escucha esa voz de roble

que hace mella en tu costado

no es una voz del pasado

es esa voz de tus sueños

que grita al mundo ¡extremeño!

¡La espiga ha resucitado!.


Emigrante extremeño

date ya la vuelta

que te espera la tierra

con la puerta abierta

emigrante extremeño

date ya la vuelta


Se te están yendo los años,

en lágrimas de impotencia

junglas de cemento

sobre tu conciencia

y detrás de la espesura,

queda Extremadura

llorando tu ausencia.


Detrás de cada mirada

hay una esperanza presa

el cerezo llora,

te habla la dehesa

la viña se descañiza

y la tierra grita

¡paisano regresa!


Volverás viejo castuo

a morir a Extremadura

para ser abono

de vidas futuras

como una señal divina

te espera una encina

en tu sepultura.

PRECIOSO NICASIO.

muy bonito Nicasio, saludos a tu familia.

Preciosa poesía, llena de añoranza de nuestra Extremadura

Gracias a tod@s, un abrazo Motorista para ti y la familia, espero veros pronto.

Dicen que un dia lo vieron ir
caminando con pasos muy lentos,
que ni adios el pudo decir
ahogado por los sentimientos.

Cuanta penita llevaba el chaval
en lo mas profundo de sus carnes,
que a su pueblo tuvo que dejar
porque iba huyendo del hambre.

El volvera, volvera algun dia a su tierra,
cada dia tendra la querencia,
de volver y no irse mas.
El volvera, volvera para enfrentarse a esta vida,
a luchar por una Extremadura,
en su mente siempre la tendra.

Un dia contento a su pueblo volvio
aunque solo era para unos dias,
con su gente de alegria lloraba
porque estaba donde mas queria.

Con que amragura vio un atardecer
al sentirse preso de su sino,
y llorando a la tierra besaba
cuando volvio a tomar el camino.

Un dia cansado a sus manos miro
y las vio encallas y tan vacias,
que en su frente ya no habia sudor
y trabajo tampoco tenia.

Le dijo adios alto con la mirada
y con su gente deshizo el camino,
como un niño lloraba al cruzar
entre olivo y olivo.

Que bonita y que real.
Es triste tener que emigrar, si no lo has vivido nunca lo podrás comprender.
Un cordial saludo.