Badajoz - Badajoz

Borrado por un Moderador.

Borrado por un Moderador.

¡¡¡Qué gran educación demuestran todos los simpatizantes y dirigentes de Democracia Nacional!!!

Un saludo.

pues deja de malmeter y de difamar , si quieres que seamos educados con tigo.

si sigues insultando y desacreditando , me tendras a mi en frente para decirte cuatro cosas.

pensaba que eras un forero con los que se podia debatir , aunque tuvieramos posiciones encontradas , pero visto lo visto.....

si no te gusta DN , no nos votes y punto , pero si sigues por los foros de spaña insultandonos y diciendo falacias de nosotros , pues te chocaras frontalmente con migo.

un saludo

En cuatro palabras: "con tigo" "con migo", para que se conozca la verdad, siempre me encontrarás.

Pero vamos que no sé que se discute, mira un artículo del Interviu:

Fiesta Euronazi en el Cortijo
• El partido de ultraderecha Democracia Nacional (DN) organizó el pasado día 3 un concierto de rock en un pequeño cortijo de Pelabravo (Salamanca). Fue una fiesta privada para conmemorar el 500 aniversario del nacimiento del duque de Alba, a la que asistieron unas 300 personas pertenecientes a grupos neonazis.

Reportaje por: Grupo ZARDOFF
Fotografías por: Grupo ZARDOFF 12/11/07



Los ‘progres’ no hacen más que dedicarse a causas perdidas, como, por ejemplo, la defensa del caracol de montaña”, afirma sin bromas Pedro, un militar sevillano de 26 años, bajito y atlético, que pertenece al movimiento skinhead desde su adolescencia. “A lo mejor deberíamos implicarnos más en ese tipo de causas porque son las que a la prensa le gusta publicar. Las políticamente correctas, no como la nuestra”, concluye mientras exhibe en su lóbulo izquierdo un pendiente con una cruz gamada. No se equivoca este joven andaluz. Los lemas que gritan sus compañeros no pueden ser más políticamente incorrectos: “Heil Hitler!”, “Sieg Heil”, “Duce”.

Estamos en un cortijo de Pelabravo, un pequeño pueblo de 700 habitantes a diez kilómetros de Salamanca, donde las juventudes de Democracia Nacional (DN) han organizado un concierto de rock nazi. A primera vista todo parece normal, hay niños correteando y jugando por las calles, también se observa una pequeña plaza de toros que sirve para que se celebren capeas y junto a ésta hay varias fincas donde pace ganado vacuno y bovino. Pero si nos adentramos un poco más, una construcción de decoración castiza situada en el fondo del cortijo nos muestra la cara más oscura de la fiesta: centenares de jóvenes rapados bailan a puñetazos y empujones al compás de la música del grupo alemán de hardcore nazi Non Plus Ultra. La banda está formada por cuatro skinheads de casi dos metros de altura y ojos claros. Todos tienen tatuajes reconocibles como 88 (el número que corresponde a las letras HH –Heil Hitler– en el orden alfabético), Skinhead o cruces gamadas. Desde sus inicios han sido censurados en su país por sus letras e ideología. Incluso en su primera actuación, en 2005, la policía impidió que se celebrara el concierto cuando ya estaban sobre el escenario.

Los empujones se hacen cada vez más violentos hasta que sólo quedan dos skins en medio de la pista. Un rapado bajito mira desafiante a su contrincante. Tiene los ojos saltones y no deja de sonreír. El alto lleva un tatuaje con una esvástica en la mandíbula y le mira con indiferencia. Decenas de ultraderechistas les observan expectantes en círculo. La música retumba pero nadie le presta atención. El bajito, sin perder su extraña sonrisa, suelta un puñetazo en la mandíbula a su compañero. Mientras la cabeza de éste se tambalea ligeramente, suenan gritos violentos y varios cabezas rapadas, con cazadoras y botas militares negras, se precipitan hacia los dos. Son los encargados de la seguridad del concierto. En unos minutos, entre ellos y algunos amigos consiguen separar a la pareja. Pero los empujones entre los asistentes continúan.

“Mira que es gilipolll.as el canijo ése, no le podía haber pegado en otro lado”, comenta un joven ultraderechista portugués al ver un enorme hematoma con arañazos sobre el tatuaje con forma de esvástica que luce la mandíbula del skin más alto.

“Aquí muchos jóvenes no tienen valores. Deberían meterlos una temporada en el ejército. Allí no están permitidas las peleas, sólo la disciplina”, resalta Pedro.

Este concierto estaba anunciado desde hace meses en la página web de las juventudes de Democracia Nacional (DN). Coincidía en la fecha, sábado 3 de noviembre, y el lugar, Salamanca, con la concentración que sus hermanos mayores de DN habían organizado para conmemorar el 500 aniversario del nacimiento del duque de Alba, que atajó las revueltas de Flandes de 1566 con extrema dureza. Pero en el caso de las juventudes, hasta ese mismo día nadie sabía exactamente dónde se iban a realizar las actuaciones de los grupos neonazis.

Para descubrirlo, habíamos estado horas antes del festival en la concentración convocada por DN en Salamanca, más concretamente en la plaza del Concilio de Trento, para conmemorar el 500 cumpleaños del noble español. Esta pequeña y circular plaza está pegada al convento de San Esteban, donde reposan los restos del duque. Asistieron más de 300 ultraderechistas bajo el lema “No pediremos perdón por nuestra historia”. Manuel Canduela, presidente de DN, ex miembro del conocido grupo de música neonazi D250 y acusado por la izquierda de haber pertenecido a una banda armada, había estado exaltando los ánimos de los asistentes al mitin con frases como “los inmigrantes vienen a nuestro país y nos invaden con sus bailes exóticos. Debemos recordar a los verdaderos héroes españoles como el duque de Alba”. Tras casi una hora de exaltación ultraderechista, el acto terminó. Eran las siete de la tarde y, en esos últimos coletazos de la concentración, conseguimos contactar con Emilio, el coordinador en Salamanca de DN, un hombre de unos 35 años con un aspecto que jamás llevaría a pensar que pertenece a un entorno nazi. “La policía nos ha prohibido que realicemos los conciertos en la ciudad porque el año pasado varios ‘skinheads’ le pegaron una paliza a una ‘sarpera’ (radical de izquierdas), aunque ella empezó la pelea –afirma–. Ahora preferimos ocultar el lugar de los conciertos a la prensa y a la policía para evitar problemas”.

En el coche de los ‘skins’
La noche cae en Salamanca y Emilio se compromete a llevarnos en su coche, un Renault Laguna, a la sede de Democracia Nacional en Salamanca para comprar las entradas del concierto secreto. Durante el trayecto lamenta la mala fama que los medios otorgan a su causa: “Al final la gente se cree que los nazis en Salamanca se comen a los niños”. Su acompañante, David, un joven de 17 años, aclara: “Dijeron en la prensa que a otra chica le habían hecho ‘la sonrisa del payaso’ (cortar transversalmente las comisuras de los labios) y violado. Jamás hemos hecho algo así”. Pero los medios de comunicación no son los únicos problemas que tienen, según Emilio: “Además del problema de la prensa, tenemos el económico. Casi no podemos pagar los 500 euros que vale el alquiler mensual de nuestra sede en Salamanca”. Minutos después nos dejó en un punto céntrico de Salamanca con las entradas en el bolsillo y las indicaciones pertinentes para llegar a Pelabravo, lugar escogido para el concierto clandestino, a diez kilómetros de la capital.

Llegamos al pueblo a las nueve de las noche y volvemos a contactar con Emilio, el encargado de dar las instrucciones para llegar al lugar del concierto. De pronto aparece un coche con tres skins y un dirigente de DN que no se identifica como tal. Bajan las ventanillas y espetan: “¿Vais al concierto? Subid, subid”, dice el conductor cordialmente al enterarse de que conocemos a Emilio. “Si no venís en coche, mejor, porque la policía nos va a acribillar a controles de alcoholemia”, dice el conductor mientras un skin le responde: “Deberías haber llamado a la policía y haber pactado con ellos. Hace dos semanas en Zaragoza los organizadores les dijeron a los ‘maderos’ el lugar del concierto nazi a cambio de que ellos no pusieran controles de alcoholemia a la salida del garito”.

Ruidos nazis
El coche avanza por un camino de tierra sin iluminar. Al final, hay una pequeña plaza de toros rodeada con parcelas de ovejas y cabras. Huele a heces y la música rock skin suena desde un pequeño local. La entrada a este particular cortijo nazi es de 15 euros y las consumiciones de cerveza y vino cuestan un euro. Los primeros en tocar son los italianos Hobbit.

Los asistentes reciben sus canciones folk ultraderechistas emocionados y gritan al finalizar cada canción: “¡Duce, duce, duce!”, haciendo referencia al dictador fascista Benito Mussolini. Luego, actúa el grupo madrileño Asedio, que consigue que decenas de skins suban al escenario y coreen emotivamente “Sieg Heil!, Sieg Heil!, Sieg Heil!”, uno de los gritos de guerra más pronunciados en los discursos de Adolf Hitler. Entre actuación y actuación, un miembro de las juventudes de Democracia Nacional grita discursos en contra de la falta de valores de los jóvenes, las drogas y del peligro de la inmigración. Gritos de viva a España suenan en el concierto de la noche como sonaron durante la concentración. “Creo que ha sobrado algún que otro viva a España, pero ha estado bien. Si es que en el fondo no somos tan nazis”, ironiza Emilio.

Muchos seguidores de ese partido son partidarios de dar la cara y dejar de jugar al escondite, pero los dirigentes tienen miedo de ser ilegalizados y mientras tanto, emplean la violencia contra los extranjeros y en todas las manifestaciones que convocan, en los partidos de futbol, zonas de acampada, discotecas, parques, y en general en todos los lugares en los que se juntan unos cuantos de sus militantes.

Un saludo

No los tomes en cuenta Perico , la gente sabe distinguir a estos personajes