Almendral - Badajoz

Yo a ti te amo una jartÁ

Amado censor del reino
que coarhatas mi libertad,
deja que de vez en cuando
eructe por boquita
cual cualquier otro animal.

Pues, si hace caso al animal
que a tu espíritu anima,
seguro que se contamina
y luego lo pasa faltal

Si Mauro hoy resucita
y se ve comido por cerdos
sale huyendo hasta Roma
y se lo cuenta a su maestro.

Ya sabes, son idólatras y le has mencionado a su dios.

Tienes razón amigo mío: 
Puedes y has usado tu poder, pero yo te entiendo, ¿no te voy a entender yo, mi amor, que cuando muy chico y vivía en El Alemendral de Badajoz, iba a la escuela por las noches a que la señá Saturnina que era una viuda de guerra del bando republicano me enseñara las cuatro reglas y a operar con los números quebrados? Si, cielo mío, otra cosa no, pero entender te entiendo.Entiendo tu idiosincrasia, de dónde vienes y a dónde vas, tus preferencias, el porqué de extender tus blancas y finas manos que nunca rompieron ningún plato ni cometieron acto pecaminoso como un manto protector sobre las cabezas de quienes crees merecen esa tu protección. Normal, eres tan bueno... defiendes con tanto ardor tus níveos colores a la vez que detestas con tanto ardor otros que no quiero ni nombrar por improcedente y porque, tú, cielito lindo, los repudias tanto que tengo pánico cerval a que en una de tus justas explosiones de ira, una de tus pataletas, me erradiques no sólo del mapa sino del vacuo universo celestial. 

Además, tienes toda la razón, lo que no se dice, lo que no se exprese con palabras habladas o escritas, no existe. No hay más que ver a la que antes era la televisión española. No existen los problemas para la mayoría de la población, ni los desahucios, ni los niños ni los mayores que pasan hambre mientras papá estado da 1.350 o más millones de euros en mano a un señor muy poderoso que tiene múltiples empresas y que sólo cotiza para Hacienda el uno por cien de sus beneficios. Y todo, porque el negociete que estaba haciendo en las inmediaciones del Delta del Ebro no ha podido ser llevado a cabo debido a que estuvo a punto de hacer volar desde Vinaros hasta La Rápita pasando por Alcanar. ¡Es que los españoles somos injusto! Lo reconozco. Por eso, pensándolo bien, he llegado a la conclusión de que tú, amigo, me quieres y todo lo haces por mi bien. Como siempre. Lo que pasa es que yo he abusado de tu infinita bondad y de tu santa paciencia y quizá haya escrito alguna cosa muy fea como por ejemplo, que el Barça, ese club de fútbol que ya ha ganado este año dos trofeos nacionales, una Copa del Rey y la Liga y que se dispone a ganar la Champión, tiene a los mejores futboleros del mundo, gladiadores que vencen a otros gladiadores dándole patadas a un cuerpo esférico relleno de aire que bota y rebota como muchos de la PPeste van a salir de algunas instituciones y ayuntamientos para, dejar sitio a los nietos y nietas, de la viuda que se ganaba un mendrugo que el Glorioso Rebelde al mando en su ya no recuerdo qué Año Triunfal, le negaba tras haber asesinado a su marido en una campa o cuneta aún desconocidos, intentando educar mi mente primaria. Con los pobres resultado que, como ves, me adornan. 

Y sin embargo, ayer, en París, Felipe Sexto, rey de las Españas, rindió un sencillo y muy emotivo homenaje a la División Lecrerc, La Nueve, formada por republicanos españoles perdedores de nuestra infausta contienda incivil que luchaban contra el fascismo y el nazismo y que fue, la primera en entrar en la ciudad con El Guadalajara al frente. 
Ya ves, curiosidades de la vida, y tú, aquí, con tu ingrata labor amordazadora. 

Pero yo me acuerdo. No sé el porqué me acuerdo de estas cosas y no de las muchas otras mejores que intentó enseñarme, como por ejemplo, la ecuanimidad como virtud, el no dejarse llevar de impresiones de momento, dar a cada uno lo suyo, o sea, lo que se merece. Como tú haces, amado mío, como has hecho ayer conmigo, mejor dicho, llevas mucho tiempo haciendo, ¿que te crees, que no? Pues si. Lo que pasa es que soy muy brutico, más que el borrico junto al que me cría que resultó que se hizo mayor antes, humano, antes que yo. 

Por todo esto y por otros muchos favores que me has hecho, preciosidad de mis ensueños, es por lo que hoy escribo para ti. Para agradecer tus bondades y resaltar tus virtudes. Que las tienes, las debes de tener, ¿qué duda cabe? Todo el mundo tiene alguna. Lo que pasa, es que la gente procedente de la gleba no solemos entenderlo así y soltamos el primer exabrupto que se nos viene a la boca. Tu ya me entiendes, cariño. 

Bueno, que nada, que ¡ea!, que hasta más ver, que sigas en tu línea siempre recta, sin torcerte ni a un lado ni al otro. Que eso es el Derecho, no como otros que utilizan la ley de Juan Palomo y sólo ven, y combaten, la paja en el ojo ajeno. 

Salud y República.

¡QUÉ GRANDE ERES SER INMUNDO!:

La verdad es, que cada día que pasa, ¿qué digo día?, cada hora, cada minuto, cada segundo, más digno de admiración resultan tus dichos, hechos u omisiones a mis corta entendederas. Y es que donde se presente el original de la inteligencia elevada a su máxima potencia, que se quite toda copia o remedo, por eso, genuflexo en el duro suelo que rodea el pedestal al que te has aupado y desde cuya cúspide iluminas el rudimentario conglomerado humano que pugna por sobresalir de su intrínseca memez, pretendiendo, sin éxito, escalar las inconmensurables alturas alcanzadas por tu ego exagerado desde el que, expandes y aleccionas a ese mundo que guías con las siempre certeras emisiones de esos tus juicios tan sensatos. Por eso, te repito, yo ante ti me descubro y barro el suelo donde pisas con los dorados plumajes de mi chambergo ajado.

Patético, fue la expresión sonora de un juicio elaborado en la coctelera de tu clarividente sesera para ridiculizar la triste figura del ser ataviado con tan livianas como horrorosas prendas made in Korea aún impregnadas con el sabor salino de las brisas mediterráneas y susodicho así increpado, avergonzado, mohíno y cabizbajo, dejó correr dos lagrimones por entre las arrugas de su rostro atezado en el que, una canosa barba rala, hacía esfuerzos contra natura para abrirse paso y brotar a la luz del sol que allí a todos alumbraba. Patético incluido.

Luego ya más tarde, otro latigazo sonoro restalló con fuerza inusitada en dentro de las orejas de la patética figura, ¡!¡ tú, literato¡¡!!¡¡ Así dicho, con esa malvada saña que emanan los desprecios o menosprecios en públicos tan evidentes hacía alguien considerado raro y non grato, hacia esos patéticos haraganes de luenga coleta, descamisados, desharrapados, incapacitados para recubrir su anatomía con lindos y, muy llamativos y muy caros sayos iluminados en la pechera por corbatas, corbatines, pañuelos y otros guiñapos más o menos luminosos a base de colorines, rayas o ramajos, creados para desviar la mirada y la atención del observador y que sirven, ¡cómo no!, para aparentar la prestancia de la que se carece o resaltar la elevada posición inexistente.

¡Jooooé qué fuerte! Presenciando la escena a la sombra de los pinos, me entraron ganas de cantar unas sevillanas rosieras y de aullar como poseso el grito de guerra del clan de los arbolagas, también conocidos como los barriga verdes. El que dice:
¡Visca er Beti manque pierda!
Pero nada de fútbol porque España, ayer estaba de luto, lo blanco impoluto que ni ensucia ni pervierte con la pringue de los dineros, había dejado paso a la negra rabia que roía por dentro a los bravos corazones de los ínclitos guerreros vencedores en doscientas mil batallas que jamás se han celebrado viendo cómo, los otros, los malos, naturales de Santiaponce de las Albillas o de los Hospitaletes del Carrascal y domiciliados para asuntos de Hacienda y cobro de impuestos y demás socaliñas del Estado Central comandado por el Trankilo Tarugo y su siervo Cara Rata, en la bimilenaria ciudad que tiempo ha dominaba el comercio y la guerra en la Mar Trirrena y que antes, mucho antes, desde los castros de iberos o laietanos, plantaron cara a la expansión de las multinacionales con sede en el paraíso fiscal asentado en las orillas latinas del Tíber. Como ahora, pero desde entonces.

Excuso decir que no vi a nadie. Quiero decir a nadie representante del Senado, a nadie, desierto total que denota la poca o ninguna inteligencia política que irradia este centro peninsular que, por lo que colijo, sólo está para las maduras. Para tragar, vamos, o sea....., que no es nada, que no nos representan, que es otro mundo y otra óptica, que no son de los nuestros.

¡Claro!, luego pasa lo que pasa. Lo que tiene que pasar.


Salud y República.

¡QUÉ MIEEEDOOO!

Sí, queridos españoles todos. Hay días que no gano para sustos y otros, para disgustos en los que, hasta un presunto comunista de toda la vida, me dice sin reparos que soy un mal bicho más rencoroso y más malo que un vendo. Más que el rejalgar incluso.

Es verdad, que cometí el delito de recordarle algunas frases pronunciadas en un tiempo ya lejano que para mí está tan presente, por él contra mi y un numeroso grupo de hombres y mujeres aún jóvenes, vigoroso y entregados, que combatían como podían las maldades humanas más odiosas por los territorios de las diversas Españas en una de las cuales, sin ambages ni cortapisas me espetó en pleno rostro la expresión: ¡ojalá, (palabra del árabe español que quiere decir exactamente Alá, o Dios lo quiera) ETA os hubiera matado a todos. Y eso en un lugar de ocio aparentemente no hostil muy alejado de donde moraban las fieras aunque, eso si, pantanoso y con arenas movedizas.

Por lo que se ve, esto de que a algunos se le queden grabadas a a fuego en sus torpes y lentos cerebros ciertas frases pronunciadas espontáneamente en momentos de irreflexión por personajes más o menos engreídos, encumbrados o, quizá muy cínicos o hipócritas, ahora se le llama lisa y llanamente, rencor. Ese pecado capital que te llena de un resquemor interior que te roe las entrañas y que nos hace odiosos por odiar a los demás.

Quizá sería más fácil que, si de verdad no vamos de buenos por la vida, si nuestro disfraz no es esa careta bonachona, comprensiva y tolerante que generalmente usamos para engañar a los demás y hacerles bailar al son de nuestros timbales, reconociéramos en nuestro recóndito interior, al menos de higos a brevas, que, tenemos la inteligencia donde el zorro plateado o sin platear quien, harto de dar saltos intentando coger la uvas de la parra, se retiró alegando que estaban verdes. Sería más fácil, digo, y viviríamos más a gusto dentro del caparazón de nuestro dolientes esqueletos, si , cuando nos quedamos sin argumentos razonables para sostener nuestro ideal o posición dentro de un clan al que dominamos o pretendemos dominar, en lugar de atacar como los toros a quién o quiénes nos están poniendo en un brete y muy en duda nuestra real o irreal capacidad de liderato, fuéramos más comedidos y no dejáramos de manera tan palmaria con el culo al aire, nuestra verdadera manera de ser que, aunque a veces dejamos entrever, no es cuestión de echar dos cuartos al pregonero.

Sé también, que es normal que no todos vayamos alegremente hacia el futuro cantando el himno del mismo regimiento y por eso, para mi es muy natural que si me están señalando el azul en todas sus gamas, desde casi todos los programas que emiten por el órgano de propaganda e intoxicación del PPartido aún en el PPoder oficialmente, la ex televisión española, yo discrepe pues, no es en lo político el color de mis amores ya que , siendo chico, estaba y era tratado como rojo porque era y sigo siendo hijo y nieto de rojos. Entendiendo como rojos, a aquellos que lucharon al lado y en defensa, de la II República Española.

Pero claro, quizá a recordar estas cosas o ciertas frasecitas irientes emitidas, puede ser que, sin siquiera darse cuenta de lo que dice por ciertos individuos e individuas, últimamente le llamemos rencor u odio al semejante.


Salud y República.

Pdt:
Empecé hoy con la idea de hablar de monjas, concretamente de Forcadell, Caram o Colau, que casi casi y de las que llevaron a votar a los enfermos con alzehimer en sills de ruedas . Y me han salido mis diablos internos. Mañana será otro día.