Alburquerque - Badajoz

La alemana desnuda y la mujer de Franco de montehermoseña

Alas nueve de la noche del pasado jueves, en el Museo de Cáceres, un centenar de personas asistían a la inauguración de una sorprendente exposición de José Ortiz Echagüe (Guadalajara, 1886-Madrid, 1980), un ingeniero que además de ser fundador en 1923 de Construcciones Aeronáuticas S. A. (C.A.S.A.) y en 1950 de la industria de automóviles SEAT, fue considerado por la revista American Photography como uno de los tres mejores fotógrafos del mundo en 1935.
Entre las 46 fotografías de la muestra (auténticas obras de arte), hay varias tomadas en Montehermoso en 1931. El director del Museo, Juan Valadés, contaba a los asistentes que Echagüe se fue a Montehermoso, cuando vio una mujer ataviada con el traje de esta zona en el cuadro que Joaquín Sorolla (1863-1923) pintó en Plasencia para la Hispanic Society of America, «fue a Monetehermoso y allí captó unas imágenes que quedaron en el imaginario colectivo. A partir de esas fotos la gorra fue adoptada por los grupos de coros y danzas».
Poco a poco la famosa gorra fue representando a la provincia de Cáceres, llegando a ser uno de los objetos que se regalaba a los visitantes destacados. Una de las personas que fue fotografiada con una es Carmen Polo de Franco (1900-198, cuando el 15 de febrero de 1970 visitó Cáceres acompañada de su hermana Isabel. En el verano de 1980 posó con la gorra puesta la viuda de Lyndon Baines Johnson, que fue presidente de los Estados Unidos en 1963, tras el asesinato de JohnF. Kennedy. Ocupó la presidencia seis años. Fumador empedernido murió en 1973, a los 64 años, en su tercer ataque al corazón.
Cáceres va despertando culturalmente en septiembre. Este mismo jueves el fotógrafo Tete Alejandre inauguraba en el Gran Café una colección de imágenes urbanas tomadas en distintos puntos del mundo.
En la Sala Aldana, desde ayer se puede ver la exposición 'Pasado, presente y futuro' de Pablo Franco Lorenzana, que afirma que la muestra entra dentro de su política de arte a bajo coste, «si te gusta algo, se lo pagas al camarero en barra al súper módico precio de 50 euros y te lo llevas».
El arte está en los museos... y en los bares. En el María Mandiles de la zona de Pizarro, el músico Carlos Ojeda presentó ayer un nuevo concepto musical en el que está implicado el tenor Alonso Torres; mientras que en el Hotel Arabia Riad, en la Plaza Mayor, se dio a conocer otro proyecto musical con Mario Osuna, Moi Martín, José Luis Naranjo y Troy Nahumko. Se llama, sencillamente: 'Música alegre para tiempos difíciles'.
Anoche también se inauguraba en la tapería La Minerva, en la Plaza Mayor, una muestra con obras de Ángel Arias Crespo, Rémy, Vicente Borrella y Manuel Pérez Rubio.
El festival Europa Sur se presentó ayer con la inauguración de una muestra de pop art de Domingo Vera en el Carpe Diem, y una fiesta en el Mastropiero en donde pusieron música las concejalas Margarita Jubete de IU y Marisa Caldera del PP, además de la modelo Laura Briones y las cantantes Raquel Palma y Ana Carretero. El festival comienza en la plaza de San Jorge el 20, el mismo día en que en el centro cultural Capitol, actuará el grupo Citric Jazz en un acto organizado por la asociación Alzhei Cáceres con motivo del Día Mundial del Alzheimer.
La vida va y viene en los bares de Cáceres. Es como el vaivén de la mar, mientras hay quien se aferra a la madera de la barra para seguir a flote. Desde estos salvavidas se pueden ver cosas curiosas como pasó la madrugada del viernes, cuando por varios locales apareció una alemana semidesnuda, con el cuerpo pintado. Parecía que tenía una camisa, pero lo único real era una cremallera. La estela de la mujer con gorro de marinero, partía del bar La Conce, que gestiona La Mala y Bea.
En las tabernas se sigue arreglando el mundo, buscando soluciones para la crisis: «Me duele decirlo, porque soy casi comunista - indicaba uno copa en mano -, pero aquí hay que hacer lo mismo que hizo Franco hace 50 años: crear pueblos de colonización para que la gente vuelva a vivir del campo, en donde se puede comer de lo que se cultiva en el huerto y del ganado. En las ciudades sólo hay paro y dentro de poco... mucha hambre».
En el bar Los Siete Robles, de La Mejostilla, un cliente frente a lo que quedaba de una ración de pulpo dejaba de mirar su taza blanca con albariño, para sacar del bolsillo de la chaqueta el libro del exconcejal cacereño del PSOE Marcelino Cardalliaguet, 'Historia de Extremadura'. «Aquí lo dice bien claro. ¡Esto ya pasó! En el siglo IV hubo una crisis por falta de energía que moviera el aparato productivo, y las ciudades se despoblaron para volver a la vida más segura de las aldeas». El parroquiano comenzó a leer en voz alta la página 52: «La carestía y la escasez de medios de vida provocó esta masiva emigración hacia el campo desde las ciudades, y de esta manera sus habitantes escapaban también a la creciente demanda de impuestos y contribuciones con el que el decadente estado romano gravaba toda la producción artesanal y el comercio...».
La vida va y viene en los bares de Cáceres... como la mar.

piensalo a la viceversa, pero a donde vas corriendo como alma que lleva el diablo.