Alburquerque - Badajoz

José Vicho lleva el espectáculo allá donde va y es el amo de las fiestas
08.08.12 - 00:05 - FRANCISCO JOSÉ NEGRETE | ALBURQUERQUE.

Tiene 15 años y desde pequeño le gustaba tanto provocar sonidos que, cuando ni siquiera sabía andar, se pasaba todo el día enchufando un calefactor porque sonaba un ruido rítmico. Con tres años, sus padres, Eulogio Vicho y Juana Bozas, le regalaron un piano de esos que marca las sinfonías y aquello fue una locura.
Enseguida empezó a utilizar cajas y botes como tambores, pero no solo le gustaba producir algún tipo de ritmo musical, sino también montar y decorar sus propios escenarios. Poco después empezó a reciclar materiales para crear toda la parafernalia del mundo del espectáculo. Por ejemplo, había visto en una verbena cómo una nube de humo salía del escenario y envolvía a la orquesta y él se las ingenió para imitar aquel efecto. Cogió un recipiente y lo llenó de insecticida que, al contacto con el agua, soltaba un humo envolvente, pero, claro está, tóxico. Es evidente que la creatividad era una característica esencial del pequeño José Vicho Bozas.
Con el tiempo le compraron su primer micrófono, por lo que pudo abandonar el palo de escoba que utilizaba como tal y, mientras la familia veía la tele, él se entretenía mezclando música, montando escenarios iluminados por las pequeñas luces de Navidad que se encendían y apagaban. Además, fabricaba marionetas con cartulina y telas y las pegaba a agujas de pinchitos, con las que manejaba los muñecos sin que se vieran sus manos.
Un día se quedó absorto contemplando cómo una mujer confeccionaba una 'Hello Kitti' tras otra en un puesto de artesanía en la feria del pueblo. Se pasó toda la tarde mirando mientras la señora le preguntaba si le gustaba la muñeca. Horas después corrió hacia su casa e hizo exactamente lo mismo que había visto. Enseguida se empeñó en aprender a coser y, desde entonces, fabrica su propio vestuario. Además, confecciona pulseras y otros objetos de fieltro que después vende en una tómbola que coloca frente a su casa.
La primera vez que José subió a un escenario fue en una verbena de la feria. Tendría 8 o 9 añitos. Se colocó junto a la orquesta hasta que la cantante le ofreció el micro. A partir de entonces repetía todos los años y todos los grupos le conocían. De ahí saltó al teatro y representó diversas obras bajo la dirección de Rafael Fenoll y de Leoni, pero José quería más y más y comenzó a recibir clases de guitarra y entró en la Banda de Cornetas y Tambores.
Hace un par de años, en una Semana Santa organizó su propia procesión para lo que fabricó toda la parafernalia y adornó la imagen como un paso de verdad. Colocó papeles en los parabrisas de los coches de su barrio avisándoles de que los quitaran porque se iba a celebrar una procesión. Y los quitaron, y un grupo de niños portaron el paso con acompañamiento musical incluido.
José Vicho es muy solidario y ha participado en varias galas benéficas, pero también se gana un dinerillo que le viene muy bien animando cumpleaños de niños con diversos personajes. Él se encarga de la decoración, hace sus propias piñatas, etc. Mientras tanto, todas las noches monta un espectáculo en su casa.
Le gustaría ser decorador o montador de iluminación y sonido. Para este verano ya anuncia un «gran espectáculo», con muchas sorpresas, en el anfiteatro de la Casa de Cultura Luis Landero.