San Esteban de Zapardiel - Avila

Se extravió el río,

en busca del mar.

Mi embravecido corazón,

se perdió por su amor.


Solo Dios hoy sabe

donde se encuentra.

Vaga por rincones,

de la extraña Tierra,

buscándole.


Alguien me dijo,

verlo contemplando,

la mas bella flor;

recordando en amor,

a la que habitó

con él, en mi pecho.


También me dijeron, que lo vieron,

en la búsqueda: mirando miradas,

escuchando susurros en las brisas,

contemplando los labios,

de las mujeres intentando;


oír ese: "te quiero"

que lo devuelva,

al mundo del enamorado,

que su amada,

posee a su lado.



Pero solo Dios sabe

en donde la busca

en este instante.

Mi corazón errante,

que cumple su promesa


de amor eterno

que solo amará,

a la que nunca dejó,

ni dejará de amar.

Su amor verdadero.

9 de Septiembre de 2010

Morañega