San Esteban de Zapardiel - Avila

Señor,sobre el monte de añejos Olivos
espera la noche de luto, del llanto,
telón negro alzado sobre el infinito
en la escena oscura, que es mudo presagio
de amapolas rojas, de néctar divino
por la sed del mundo que abrasa tus labios.
¡Termino el banquete, ha cesad el cántico!.

Yo seré agua clara, perfumado bálsamo,
seguiré tus pasos en zarzas y espinos,
tendré tus heridas, tus rojos desgarros.
Tu me has hecho libre y me has elejido
entre los jarales y los jaramagos.
Subiré a la cima de fieros esbirros,
sembraré en su látigo flores de mí arapo.

Señor, Tú me dices: Cuando cante el gayo
negarás tres veces que me has conocido,
herirá al pastor flecha de sudario
y llevará el veinto la voz de los címbalos.

Hasta que se cumplan latidos de cuarzo
contarán los péndulos horas de cilicio
y entonces será cruz del santuario.

10 de Abril de 2009

Morañega

Quiero rectificar, se me fue el dedo de la tecla, y gallo, lo escribí con gayo, a veces los dedos nos juegan malas pasadas.

Pido disculpas.

Morañega