El castañazo El "diario-amigo" no faltó a la cita con "El castañazo" arenalo. Como tampoco se lo perdió el "Alcalde de los líos, de los lodos, ...", con chupa roja y bota de vino en su mano izquierda, acompañado de su inseparable cónyuge. El anfitrión fue el entrañable Troitiño, no confundir con otro Troitiño de infausto recuerdo. El arenalo Troitiño declaró al "diario-amigo": "no faltó de nada y hubo de todo: desde panceta, carne a la plancha y embutidos caseros a castañas de todos los tipos". En definitiva, una reunión de ediles en...CASTAÑA...dos de conocerse!!! Cuentan que varios arenalos y villanos cenaban con afán desordenado, y a una castaña miraban que, habiendo sola quedado, por cortedad respetaban. Uno la luz apagó para atraparla con modos, su mano al plato llevó y halló..., las manos de todos pero la castaña, no. Troitiño con cariño a Juli hizo un guiño. Y el expanadero barbilampiño, experto en rapiño, un puñado de castañas se endiñó. Como el calbote estaba garapiño, con un buen trago de vino lo aliñó. El calbote con el vino tal desaliño preparó, que el bajo vientre del sonriente edil se desató. Castañas con vino, no casan, ni en el Arenal, ni en casa. Porque el calbote caliente con vino de pitarra, no disuelve y siempre engrasa. El vino alegra el ojo, limpia el diente y, tomado solo, sana el vientre. El calbote sin apetito, hace daño y es delito. Igual que el chorizo no es dañino si se cuece en vino fino. No es burla, ni es chanza, las castañas, cocidas o asadas, como los frijoles y las coles, provocan pedos a montones. ¡Que No Calle La Calle! ¡Por la rebelión cívica de la Villa de Mombeltrán! |