Zardaín - Asturias

No me resigno a ver este foro sin actividad tanto tiempo. Hoy voy a falaros de costumbres antiguas de nuestro pueblo. Una de ellas cuando venía la mayadora. Antes no había panadero ni dinero para comprarlo. Así que en todas las casas se semaba trigo. Primero Xabrando(perdon por la ortografia) la tierra con las vacas xuncidas, luego semando con la semadora, luego arriandando etc., y ya para finales de Julio había que segarlo con la foucina pasando buen calor, luego se ataba con blincayos, en mañuzos y se llevaba para casa en el carro con las vacas y se hacía al lado de casa la facina. Cuanto más grande era la facina era señal del poderío de la casa. Ya a primeros de Agosto venía la mayadora, que había que ir a buscarla a Navelgas con cuatro vacas tirando para que subiera San Roque y empezaba por casa El Caseiro a mayar.Cuando arrancaba el motor se oía en todo el pueblo, así que de cada casa tenía que ir una persona a ayudar. Un home se subía a lo alto de la facina y tiraba un mañuzo a la máquina, allí otro, cortaba el blincayo, y el dueño de la mayadora iba metiendo la planta por un lado, la paja salía por otro dondo la íbamos cogiendo a brazaos y la llevábamos a hacer el palleriro, donde un hombre experto lo hacía, las mujeres cogían el grano para sacos que había que llevar a la panera. Por otro lado salía la poxa, que no valia más que para muchir la corte. La mujer de la casa te traía un refresco,(no, no era cocacola) era un maravilloso refresco hecho con vino tinto rebajado con agua y azucar, bien fresquito pero no de la nevera porque no hábía, ¡que rico estaba aquello! con el calor que hacía y el polvo de la paja en la garganta. Y así de casa en casa desde bien temprano, con una parada para comer, y vuelta a empezar la faena. ¡que maravilloso ambiente de convivencia vecinal! Los niños jugábamos alrededor de la mayadora y comíamos algun figo que era la época de ellos. Creo recordar que se tardaba tres días en recorrer todo el pueblo, pero nadie faltaba a la cita con la mayadora. ¡qué bien lo pasábamos! ¡qué tiempos que nunca volverán! ¡qué alegría vecinal! ¡qué lástima que nunca volveré a escuchar el sonido del motor de la mayadora! ¿O sí?. Ojalá.