Zardaín - Asturias

Queridos amigos, ante la falta de participantes en este foro vuelvo a la carga una y otra vez, con el pasado, ya que del presente nadie habla, y yo tengo que hablar del pasado, porque eso es Zardaín para mi, pasado anclado en la memoria, desde que salí de allí en mala hora, en el año 1969, hace ya la friolera de 40 años.
Ahora que entra la primavera, vienen a mi memoria las aventuras y desventuras de cuatro jovenzuelos que iban a la escuela de Morados. Se llamaban Tantico, Paco, Tito y Manolín, tenían 10, 11 y 12 años. Ibamos a la escuela por "la Vachera" y según el título arriba puesto, en Marzo los pájaros empezaban a hacer sus nidos. Tordas, pegas, glayos, cuervos, malvises y buzacos y otros más pequeños, como papos y zarricas. En este mes todos andaban afanados con garabullos en el pico, y claro nosotros lo observábamos y vimos que después de terminar el nido ponían huevos, y no sé cómo ni porqué, alguien dijo que teníamos que coger muchos huevos, guardarlos, y al finalizar la escuela en el mes de Junio, hacer una gran tortilla para todos e ir de excursión. Así que nos pusimos manos a la obra. Lo primero, había que vigilar al pájaro en cuestión, y ver donde tenía el nido, una vez averiguado esto, según su estado, averiguábamos cuantos días más o menos iba a tardar en terminarlo, desarrollamos verdadera técnica para esto. Una vez terminado el nido, el pájaro, en este caso la pájara, pone un huevo diario a eso del mediodía. Como averiguamos, cuántos huevos suele poner cada especie, y así las tordas y malvises ponen cuatro, las pegas y cuervos 6 u 8, los glayos 3 o 4, los buzacos 1 o 2. Pues era muy facíl averiguar el momento que había que ir a coger los huevos. Porque claro había que cogerlos antes de que fuesen empollados. Cuando te encontrabas un nido directamente con huevos que no habías controlado, para saber si el huevo estaba bueno lo metías en agua, y si se iba al fondo estaba bueno, si flotaba estaba "gulado". ¡¡Ay amigos!!, es muy fácil coger los huevos de nidos que están asequibles, como las tordas y malvises que hacen sus nidos en "balseiros", en sucos, en árboles pequeños, pero las especies grandes, como pegas, glayos y cuervos ponen sus nidos en todo lo alto de un carbayo, un pino, o una castañar. Y había que subir a cogerlo. Desarrollé una técnica para subir árboles tremebunda. No tenía miedo ni vértigo. Me encaramaba a lo alto de cualquier árbol, por muy arriba que estuvera el "nigo". Una vez arriba, con un pañuelo de los de sonarte los mocos, cogías los huevos hacías un atillo y con las cuatro puntas del pañuelo metidas en la boca bajaba, donde me esperaban Tantico,Paco o Tito. Qué peligros corrí sin darme cuenta. Una vez en el Campo la Cerra,había un nido de cuervo en todo lo alto de un pino. Subí como siempre, pero hacía mucho aire y se balanceaba el árbol como nunca, al llegar a donde estaba el nido, el árbol se dividía en dos troncos pequeños que no podían soportar mi peso por separado, pues, me quité el cinturon, até los dos troncos de modo que se conviertieron en uno y llegué hasta el nido. Increíble, pensando en ello hoy, me dan escalofríos. Otra vez con Tantico, descubrimos un nido de "buzaco" en todo lo alto de un Carballo de la Corte de la Castexana. Estaba dificilísimo de llegar a el, pero poco a poco lo conseguí. Tenía un solo huevo y cuando bajé comprobamos que estaba podrido. Era el primer huevo tan grande que habíamos cogido, más grande que los de gallina. Por el Castro dábamos grandes batidas buscando nidos, por la Requeixada por todos los sitios. Los huevos, nos dijo la tía de Tito, Palmira, (q.e.d.) había que meterlos en una caja de cartón, con una capa de trigo debajo y se conservaban perfectamente. Y así fue. Juntamos docenas de ellos. Y al acabar el curso en la Escuela, allá por el mes de Junio, Palmira, hizo varias tortillas y nos fuimos de merienda a Foz. Ibamos los cuatro coleccionistas de huevos seguro, y más chicos o chicas que lamentablemente mi memoria no recuerda. Qué gran alegría si alguien que estuvo en esa merienda me lo dijera y me refrescase la memoria. Os podeis imaginar, cómo sabía esa tortilla ¿verdad? por mucho que lo intentes y viajes hasta el Tibet, nunca podrás encontrar algo parecido. Así que Marzo nigarzo, Abril huevos mil, Mayo pajarayo, Junio no hay ninguno.......