Zardaín - Asturias

Como nadie se anima a participar, y aún a riesgo de caer pesado voy a seguir desgranando algunas cosas que se me ocurren.Cuando yo nací(1956), no había agua en las casas. Algunas la tenían de un Algibe que recogía el agua de lluvia. Una de las tareas que yo tenía encomendada en casa, era ir a por agua a la fuente de la Reguera. Esa fuente llenaba un pozo donde las mujeres iban a lavar la ropa. Utilizaban jabón de Lagarto,lejía el Conejo y azulete, (a ver si alguien sabe qué era). Al dueño del pozo no le gustaba que lavasen, pues me imagino que ese agua no era buena para regar el prao, pero por alguna ley no escrita estaba obligado a permitirlo. Al lado del pozo estaba "el bañal" donde llevabamos las vacas y la pullina a beber.Cuando pusieron el techo de nuestra casa cuatro vecinos del pueblo fueron a buscar una viga de carbayo al monte de Freisneo, y la trajeron a hombros y tan cansados venían y tan sedientos que al pasar por el bañal bebieron allí igual que los animales, sin importarles lo que puediera pasar.
Mi abuela nunca se imaginó que un día vería el agua en casa. Pero mi tío Maximino que cuando plantó los eucaliptos de un momte cercano vió que había un manantial, y se acordaba de ello un domingo por la tarde cogió un picón y me dijo: Manolín ven conmigo que vamos a hacer algo. Cavó donde él recordaba y efectivamente apareció el preciado líquido. Luego construyó una arqueta y con ayuda de los vecinos se hizo una calicata hasta nuestra casa, y con una tubería de PVC, el caso es que mi abuela pudo ver el agua en casa. Hay muy buenas fuentes en Zardaín, yo destacaría la "de las Duernas" que en verano cuando curábamos la hierba del prado, estába fresquísima y cristalina. También hay otra parecida en Xoureiro, en el "prao Mariana" y otras muchas igualmente con agua fabulosa. Una de mis aficciones preferidas era "derroucar el pozo".(¿a que nadie sabe decirme qué es esto?) Para que los niños no nos acercaramos a los pozos, los mayores nos decían que "había una muirona" y yo cada vez que pasaba al lado de uno me daba miedo. Recuerdo mi estupefacción cuando se inventaron los primeros pozos que desaguaban ellos sólos automáticamente cuando el agua alcanzaba un determinado nivel. Hoy en día la mayoría de los pozos están en desuso, todo el mundo tiene el agua en casa y muchas fuentes están perdidas. Pero yo desde aquí quiero rendirles un homenaje, ya nadie las visita, ya nadie las cuida, pero ellas siguen ahí, con su murmullo del agua al caer, escuchando el canto de los malvises, (¿queda alguno?) y esperando que un sudoroso caminante en el mes de Agosto se arrodille ante ella y tras beber un trago, exclame: ¡¡Esto es la Vida!!