Una historia de gatos

Ayer, escuché a un abuelo relatar una historia a su querido nieto, el anciano con voz sosegada y llena de nostalgia comienza con una frase que dice: “Mira , voy a contate una cosa de Vio y de los gatinus que había en nuestra casa, al igual que en las demás”. El nieto que estaba entretenido con la caja tonta, gira la mirada hacia su abuelo y le contesta: “¿de gatinus?”.

El abuelo, con la mirada fija en su nieto, comienza la historia más o menos como sigue:

“Mira en nuestra casa siempre teníamos gatinus, vamos gatos, muy guapos, había gatas y gatos, los de tres colores son siempre gatas, si las vieras que guapas y que listas son. En todas las casas había gatos pa que comiesen los ratones, abundaban por las cuadras incluso en ocasiones andaban por las casas.

En el pico de la escalera tenían un plato donde tu buela les echaba el desayuno, comida y cena, pero no pienso ni latas de esas que anuncian y venden, era comida casera, leche de las vaquinas recién catadas, esa ya la tomaban en la cuadra, recién sacada del tetu de la vaca, ¡cómo les gustaba! bueno como a nosotros, cuando yo era pequeñu bajaba a la cuadra con un tanquín, pa que lo entiendas con un vaso de asa pero de porcelana para beber una poca leche recién catada calentina y con espuma. Pa que veas los gatus igual que las personas, a lo bueno y rico nun dicimus que no.
De comida les dabamos los restos que quedaban en los platos y en las potas, podía ser sopa, pote, cocidu, carne, pescao, esto menos porque en los pueblos comiamos más carne que pescao, no había donde compralo, solo cuando iba el pescaderu o bajabas a Grau.

Bueno, de lo que yo te quería facer la historia ye de lo listos que son las gatas, parían en los pajares entre la hierba, y cuando pasaban unos días, iban trayéndoles cogidos por el cuello con la boca pa enseñales cual era su casa y donde tenían el platu de comida. Primero los traen y luego miagandu van haciendo que poco a poco se acercen al plato pa enseñalos a comer, pero como tienen que aprender a cazar ratones por si nun tienen plato y además porque les gusta, también les enseñan, ¿sabes como?, muy fácil, mira la gata caza un ratón no muy grande y se lo trae a las gatinos pero lo importante ye que el ratón ta medio vivo y con él los pequeños entre juego y juego aprenden a cazar y a comer ratones.

Claro como son pequeñinos, todavía maman de su madre, necesitan de la leche materna para criase. Recuerdo aquellas gatas tiradas al sol amantando a sus crías, también recuerdo como les gustaba acercase a nosotros en busca de una caricia, les pasas la mano y levantan la cola, se te meten entre las piernas en buscas de más mimos, y sabes como les llamabamos para que viniesen a comer “muxinus, muxinus” o también, “mus, mus..” hay varias formas, de cualquiera de ellos venían corriendo al plato o en busca de la mano amiga.

En Vio ya no quedan gatos pero por otros pueblos sí, mira ver si ves algo de lo que yo te conté y me haces una foto pa luego enseñamela".

El abuelo termina la historia con cara de “que tiempos aquellos” mientras el nieto, con cara de sorprendido y alegre por el relato del abuelo, le promete que le enseñara la foto aunque no sean gatos de Vio.

Yo, que puedo decir yo, si cada palabra se convertía en bonito recuerdo... algo que mucha gente también lo ha vivido en Vio o en cualquier otro lugar, disfrutar los que hoy tengan vacas, gatos y plato en la escalera.