En tiempo de hierba

Estamos en junio y a mi memoria me vuelve el recuerdo de la época de recogida de la hierba.
Los tiempos han cambiado, ahora en nuestro pueblo casí no suena ni una máquina. ´
Todos recordamos las dos primeras casas que daban comienzo en esta costosa tarea del verano, me refiero claro está a Casa La Pica y la Casa del Retiro, quizás erán el motor de arranque de la tarea veraniega, el ruido de sus máquinas provocaban en el resto de la familias la preparación de las suyas para iniciarse en el trabajo.
No teniamos playa, ni toalla para tomar el sol, en cambio teniamos la garabata, la pala y el flamante sombrero de la hierba, sin olvidar la famosa lechera de agua que todos llevabamos al prao para saciar nuestra sed. Es importante destacar que cuando el agua se terminaba o calentaba se iba a la fuente más cercana para buscarla o bien a casa si estabamos cerca, por supuesto si el día era expléndido nada de ir a comer a casa se llevaba el cestín con la ríca tortilla, filetes, chorizos, jamón, postres y demás manjares.
No se puede olvidar una de los madrugones que nos haciamos para ir a buscar la hierba curada al prao y traerla para el pajar, todo ello antes de que el astro rey caléntase y nuestros animales "moscasen"; Ya en el pajar, había que pisarla, "calcarla" con un montón de polvo y calor, con el fín de llenarlo al máximo. ¡Eso era trabajar!
Es de recordar las conversaciones en los praos, las ayudas que prestaban unos a otros según necesidades, y por supuesto los apurones cuando venían las tormentas, ¡ta tronando!, ¡correi, correi, que va llover!
Se podría escribir un libro con mil y una anécdotas, pero aquí queda un ligero recuerdo de nuestro pasado, pasado de hace nada, 20 o 30 años.