Foro- Ciudad.com

Historia de Grado (Hijos Ilustres)

Poblacion:
España > Asturias > Tolinas (Grado)
Historia de Grado (Hijos Ilustres)
Villa de Grado - Asturias - España





Historia de Grado

Hijos Ilustres

Atendiendo a la brevedad, y más aún a la índole del trabajo, serán sucintas en general y nunca muy extensas las noticias biográficas que vamos a dar de los hijos ilustres y distinguidos de Grado y su término municipal, comenzando la relación, como han hecho otros autores, en centurias donde los datos históricos son más dignos de crédito.

Siglo XI
PEDRO ALFONSO DE COALLA. - Defensor ardiente de la religión y de la patria, señalóse mucho en las conquistas de Madrid y Almería, recibiendo mercedes del Soberano. Los de Coalla ganaron a Madrid, dicen unos apuntes que nos enseñó el correcto escritor Don Bernardo Acebedo.

Evidencia que vivió reinando Alfonso VI un privilegio guardado en la iglesia de San Vicente de Oviedo.

Siglo XII

MARTÍN DÍAZ DE GRADO. - Es aquel que concurrió al Concilio o Asamblea de Oviedo en 1115, llamado por el Obispo D. Pelayo, y cita Trelles en su Asturias ilustrada.

PELAYO BERMÚDEZ. - Sirvió a D. Alfonso VII de tan singular manera, que le hizo donación de diferentes bienes en la villa de Grado, su patria.

FERNÁN GUTIERREZ. - Alcanzó los últimos años del citado Emperador, quien le donó el lugar de Ranón y el castillo de San martín, de Pravia.

Siglo XIII

GUTIÉRREZ FERNÁNDEZ. - Uno de los caballeros asturianos que el año 1212 se hallaron en la prodigiosa batalla de las Navas de Tolosa.

Nació en Villanueva, en su castillo.

Diego ANALSO GUTIÉRREZ. - Sirvió al Santo Rey Fernando III de Castilla en la conquista de Baeza, como expresan antiguos escritos, que mencionan también a los dos precedentes infanzones y conserva el autor en su archivo.

Siglo XIV

PEDRO LÓPEZ CAÑEDO. - Fué Diputado por Asturias en las Cortes de Burgos en 1315, al firmarse la Carta - hermandad de los caballeros castellanos, por la menor edad de Alfonso XI.

HERNÁN PÉREZ DE GRADO. - A quien llama Carballo gran caballero, decidido partidario de Trastamara: hubimos de aludirle (como a los cuatro siguientes de la lista) cuando la lucha de este Príncipe con D. Pedro I. Logrado el triunfo, recibió de D. Enrique marcadas distinciones; pero le amonestó por su dureza con los que en Grado eran fieles al Rey asesinado en Montiel.

FERNANDO DE GRADO. - Animoso adalid que siguió igualmente las banderas del bastardo y dejó sentir su influencia bienhechora en todo el reino al llegar al trono D. Enrique, que a su lado le tuvo confiriéndole altos cargos.

DIEGO FERNÁNDEZ DE MIRANDA. - Señor de la Casa de su apellido (Miranda), nació en el coto de Villanueva, en el que ejerció jurisdicción. Se opuso tenazmente a las pretensiones de Trastamara, y cuando este regio vástago se refugió en Asturias con ánimo de ocultarse en Escamplero, huyendo de la persecución del Rey su hermano, poco faltó para que en el valle de Miranda le apresara D, Diego, que había hecho preparativos a tal fin, debiendo su salvación al oportuno aviso de dos de sus caballeros acompañantes.

Jamás rindió homenaje al de las Mercedes, ni admitió el poder que le brindaba, y avieso o indócil, tuvo que huir del reino, y expatriado concluyó sus días.

ALVAR PELÁEZ DE COALLA. - Hermanoo pariente del que estábamos hablando, siguió como él la voz del Rey D. Pedro. Luego fue perseguido por diversas causas, no por su consecuencia.

Cítanle las Crónicas de la Edad Media.

PELAYO FRÓILEZ. - Le recordará el lector: asistió a la Confederación de Santa María de la Vega, extramuros de Oviedo, en 1367, representando a los partidarios que D. Pedro I de Castilla tenía en el Concejo de Grado.

Fanático en extremo, persiguió en su comarca, mientras pudo y sin descanso, a los amigos de Trastamara.

Cuéntase que los caballeros presentes en la memorable Asamblea y, por consiguiente, Fróilez, al jurar á Dios y prometer a su Rey eterna lealtad, quemaron en una hoguera que arder ficieron las vainas de sus espadas, declarando, mientras ardían, qué, como ellas, querían y sufrirían ser quemados antes que entregarse y transigir con los traidores.

Fróilez cumplió su palabra: fue fiel a su Soberano aun después que éste murió, y así, cuando D. Enrique, entronizado, envió a Asturias en 1369 a D. Pedro Suárez de Quiñones como Merino mayor de estas tierras, y en las inmediaciones de Oviedo chocaron por última vez los dos bandos, allí estaba Pelayo Fróilez, que a Grado llegó mal herido, y aunque vivió largos años todavía, hasta la tumba llevó incólume su lealtad por D. Pedro.

Fue su patria la capital del Concejo.

DOMINGO DE COALLA. - Adviértase que heredó la soberbia y ambición de su antepasado el Conde Peláez, y sin llegar a tanto en maldad, poder y riqueza, causó muchos males. Es el despreocupado caballero que hizo esparcir en algunas fincas de Coalla, que eran de otros, tierras de su coto de Villanueva, y luego llevó allí un Notario para que testificara que toda la tierra que se veza era suya, haciéndose de esta manera dueño absoluto de Coalla.

Siglo XV

PEDRO DE GRADO.- Uno de los Embajadores que estuvo presente en el Concilio general de Constanza, convocado por el Papa Juan XXIII, con objeto principalmente de poner término al cisma que duraba desde 1377.

JUAN FERNÁNDEZ DE PEÑAFLOR.-Otro de los Embajadores que asistieron al Concilio de Constanza, con poderes de la Reina Gobernadora, dados en Valladolid a 24 de Octubre de 1416. Prestó además, otros honrosos servicios a su patria, habiendo sido en los comienzos de su carrera Arcediano de Grado.

Era natural de la parroquia que acusa su apellido, según el Diccionario de Madoz.

RODRIGO ALVAREZ DE LA RIVERA, de Báscones.-Recibió pleito homenaje á Alvaro Alfonso de Cangas y a Alonso González de Llano sobre la Encomienda del castillo de Rivadeo, que tenían por la iglesia de Oviedo, en los años de 1420.

LUIS FERNÁNDEZ DE GRADO.-De gran respetabilidad y prestigio, resulta tomando parte activa en los asuntos del Concejo al mediar el siglo xv. Como se tendrá presente, fue el que apaciguó el tumulto ocasionado por las Ordenanzas de 1441 y el que las autorizó, como asimismo el famoso documento de los Gremios (á los que pertenecía) en 1450, por ser Escribano del Rey y su Notario público.

Nacido en su casa de la Plaza Mayor, en la Puebla de Grado, sus restos descansaron durante largo tiempo en el Monasterio de Santa Clara de Oviedo, en la urna funeral á que aluden Carballo, Posada, Quadrado y Vigil, cuyo epitafio dice:

Aquí yacen sepultados los señores Luís Fernández de Grado

Sancha Fernández de Lodeña, padre y madre de la señora Doña Aldara de Lodeña, mujer del ilustre señor Alfonso de Quintanilla.

La losa que trae la inscripción está depositada en el Museo provincial desde el mes de Marzo de 1879.

HERNÁN GONZÁLEZ DEL CASTILLO.-Por su tenaz pelea contra los Ilustres Gremios y Linajes, adquirió su figura gran relieve; piedra angular de las Ordenanzas de 1441, caudillo insustituible de la falanje contraria a los Nobles, atrajo por su ambición sensibles perturbaciones al Concejo. Su nombre es bien conocido.

Simple fijodalgo oriundo de la parroquia de Gurullés, logró ciertos prestigios que supo muy luego explotar en su provecho.

MARTÍN DE GRADO.-Rico e influyente prócer, llegaron a temerle los revoltosos QuiÑones, de quien era enemigo implacable, e insidiosamente le dieron muerte hacia el aflo 1443. El Príncipe D. Enrique menciónalo en una de sus Cartas a los pueblos de Asturias.

ALVARO PÉREZ DE GRADO.-Escritor correcto, Doctor en Cánones, Catedrático de Prima de Leyes en la Universidad de Salamanca y Doctoral de su Iglesia Catedral, recopiló los Establecimientos de la Orden de San Juan. Así lo dice Gil González Dávila en el Teatro de la Iglesia de Salamanca.

Es regular que nuestro autor fuese de la Orden de Malta en alguna manera participante.

FERNANDO ALONSO DE GRADO.- Adelantado de León y Asturias, nació en la villa que indica su nombre.

ALDARA DE LODEÑA.-La hija del magnate Luis Fernández de Grado, casada con el insigne Quintanilla, Consejero de los Reyes Católicos.

Señora de sobresalientes virtudes, dama predilecta de la Reina Isabel, sobre cuyo ánimo ejercía influencia notoria, lo inclinó en favor del inmortal Colón cuando mísero y desconocido pedía apoyo para realizar la empresa más colosal de la historia patria. Desde el primer momento se presenta Aldara decidida por la causa del genovés, acaso influída por su marido, que con ella contribuyó a desbaratar las intrigas que se fraguaban contra Cristóbal en el Palacio Real.

Conseguidos los gloriosos ideales, llevó siempre amistad estrecha con el célebre Almirante, que nunca olvidó la que fue su orotectora en los momentos más críticos de su vida, en aquéllos en que eran tantos los detractores y tan pocos los amigos.

FERNANDO ALVAREZ DE LA RiVERA.-Hijo del citado Rodrigo del mismo apellido, señor de la Casa de Rivera, que en compaflia de Diego de Caso asistió como poderhabiente del Principado de Asturias á las Cortes de Ocaña, en tiempo de los Reyes Católicos, consiguiendo en ellas numerosos privilegios á favor del Principado.

RODRIGO DE BÁSCONES.- De la Casa de Ferrera, Provincial de Castilla en la Orden de San Francisco, prestó a ésta grandes servicios antes de la Reforma, mostrándole su agradecimiento aquellos Reyes.

LOPE DE MIRANDA.- Llevó al servicio de dichos Monarcas, Fernando é Isabel, gran número de parientes y vasallos de su Casa para la guerra de Granada, de cuya ciudad fue Corregidor poco después de la conquista.

FERNANDO DE COALLA.- Desde Sevilla, en 1485, son reclamados por los Reyes Católicos al Principado de Asturias hombres y dinero para proseguir la campaña contra los moros andaluces, y allá tuvo que ir nuestro valiente compatriota, que ya en 1476 se había hecho notar entre los caballeros y escuderos que enviara la junta de Oviedo a la ciudad de Zamora. Volvió a Asturias Fernando de Coalla, cumplido su deber, para salir de nuevo "con sus armas y caballos, según era obligado por la guerra," aumentando su fama de intrépido en las luchas de Granada, y especialmente en la conquista y sitio de Málaga, que admiró a esclarecidos guerreros castellanos. Más tarde figuró en el contingente de 600 peones reclamados al Principado por una Real provisión firmada en Almazán el año 1495.

A mediados del siglo XV recibió el de Coalla las aguas del bautismo en la parroquia de La Mata, como dice Miñano, contra los que aseguran fué en Bayo donde se bautizó.

PELAYO FRÓYLEZ, de la Puebla de Grado.- Acompañó a Fernando de Coalla en la conquista de Málaga y luchó más tarde valerosamente en Méjico, donde murió en campaña.

Siglo XVI

ALVARO DE GRADO.- Renombrado Capitán que también estuvo en la conquista de Granada y recibió de la Reina Isabel señaladas pruebas de aprecio por su excelente comportamiento.

Cuando más se hizo notar, sin embargo, fue posteriormente, reinando Carlos I.

Acometida la Calabria por los franceses combinados con los venecianos, salióles al encuentro el Maestre de Campo Alvaro de Grado con 2.000 españoles unidos a las tropas del Conde Burrelo, y entablada la batalla, derrotaron por completo a sus contrarios, dando lugar este suceso, con otros que le siguieron escribe Sandoval en su Historia de Carlos V, a que, desmayados los aliados, desistiesen del sitio de Nápoles y viniesen casi todas las plazas á poder de los españoles.

Desde Italia pasó el de Valdepramaro á la conquista de Túnez, distinguiéndose con particularidad en el ataque a la Goleta. Embestidos de improviso los nuestros por los turcos, se vieron en gran peligro, consiguiendo rechazarlos después de supremo esfuerzo, hasta las mismas puertas de la plaza. Ante ellas, por su temeridad, quedó herido Alvaro de Grado y muerto su Alférez Sebastián de Lara.

Concluída felizmente la expedición de la Goleta, marchó el ejército contra Túnez, y Alvaro de Grado, con el Duque de Alba, mandaban los escuadrones de la retaguardia.

Figura entre los escogidos Capitanes que mejor sirvieron al Emperador en la peligrosa empresa, citándole dicho historiador Sandoval.

La villa de Grado puede ufanarse de tenerle entre sus hijos.

ALONSO DE GRADO.- Cuando el perínclito Cortés desembarcó en tierra de Anahuac en 1519, etre los pocos españoles que le acompañaban contábase el insigne guerrero de Grado, y al internarse en las ignotas regiones, en las audaces, inconcebibles conquistas, admiradas por la humanidad, a su lado estuvo y le pidió consejo en horas decisivas y supremas. Con él entró en la gran ciudad de Méjico.

Nació Alonso de Grado en la villa de su apellido el año 1490, pasando en ella su adolescencia, y dícese que era de dura complexión, pequeño de cuerpo, de claro talento y escasa doctrina, astuto, temerario y un tanto altanero, joven aún, ávido de aventuras, embarcó para América, y al cabo de azaroso viaje, en que su vida peligra, llegó a Cuba. Sin fin preconcebido, pasó a Santo Domingo, y allí conoció a Cortés. Regresa presto a las playas cubanas como subordinado del Gobernador Diego Velázquez, y a su servicio se hallaba al formarse la Armada que iba á rnandar su amigo Hernán Cortés para lanzarse, contra los deseos de Velázquez, a la gigantesca empresa, honra de la raza hispana.

Ingresa en la Armada, zarpan las naves de Santiago, y al tocar en la Habana, los émulos del gran conquistador tratan de prenderle; pero avisado a tiempo por nuestro paisano y otros tres de sus partidarios, quedó el complot desbaratado, mostrándose Cortés reconocido, y en particular al Capitán gradense.

Arriban á Nueva España y dan comienzo las gloriosas, increíbles jornadas, preñadas de sombras y peligros; las mil curiosas aventuras imposibles de narrar en cortas páginas.

Ni ese es nuestro objeto, y así, muy al correr de la pluma, sólo diremos lo que más concierne al obscurecido héroe hijo de Asturias.

En su marcha hacia lo desconocido llegan a Zempoala, y ante los muros de esta población, preparándose a tomarla, forma el invicto extremeño tres pequeños escuadrones, con el fin de (que, mientras dos de ellos daban el asalto, él, con el tercero y á su vera Alonso de Grado y otros dos probados Capitanes, acudir prontamente donde fuera necesario. Así se hizo; pero talesdificultades opusieron a sus bríos las murallas y su fuerte guarnición, que Cortés vaciló, creyéndose en el caso de consultar a sus Capitanes sobre la conveniencia de insistir o declararse en retirada. Alonso de Grado opinó, como Cortés, que debía proseguir sin desmayo el asedio de la plaza.

Y prosiguió con furia, y la rindieron, pasado corto plazo, unido a su fiero arrojo la táctica, la astucia y una inquebrantable voluntad*.

Más adelante, frente a la populosa ciudad de Tlascalla, al ir también a tomarla, rodeados los españoles de innumerables enemigos, renacen las dudas de Cortés, y "volviéndose a Alonso de Grado, que era Alcalde mayor, le dixo: Que atento la muchedumbre de gente que descubrian, ¿qué le parecia que hiciesen? Respondió: que retirándose a la mar, escribiese a Diego Velazquez que enviase socorro; porque si les sobrevenia algun inconveniente (como seria enfermedad), no havia duda sino que serian todos comidos de los indios*." Advirtióle Cortés que, de retirarse, hasta las piedras les serían contrarias, y mejor fuera seguir adelante y de ser preciso, morir en la demanda. Los otros Capitanes son del parecer de Alonso. Entonces el caudillo, siguiendo sus impulsos, reúne a sus alborotadas gentes; con vibrante acento las arenga, las contiene y las subyuga, y reaccionados a su ejemplo sublime, soldados y Capitanes, todos, decididos, resueltos, se aprestan a continuar combatiendo.

¡Bien hizo el de Medellín! , pues los de Tlascalla, al ver su firme resolución y asombrados de los anteriores triunfos, le ofrecen paz y amor... y cuatrocientos españoles entran en la ciudad y cien mil indios les rinden homenaje.

Avanzan sobre Méjico; alcanzan nuevas, pasmosas victorias, y otra vez, por ser tales y tantos los obstáculos, se amotinan los soldados, creyendo un imposible vencer, persistir una locura, y nuevamente se impone Cortés, de acuerdo ahora con sus íntimos, con Alonso de Grado, que a todo trance quieren seguir más allá, y llegan a lo inaudito, a entrar en la soberana Méjico, en el inmenso pueblo, que atónito les contempla y agasaja. Era el 8 de Noviembre de 1519.

Ocupados se hallaban Cortés y sus españoles afianzando la conquista, cuando llegan a Méjico mensajeros con cartas de Villa-Rica, pueblo que ellos habían fundado (después ciudad de Vera-Cruz), anunciando la muerte del Teniente y Alcaide, Escalante, y de otros castellanos, causadas en un encuentro con gentes del país. NotificábanIe, además, a Cortés que se notaba cierta alteración entre los de Zempoala y Totonaques, negándose á aprovisionar a los españoles.

Y escribe Torquemada:

"Sabido el caso, porque convenía poner persona de recado en la Villa-Rica, envió Fernando Cortés a Alonso de Grado, hombre de muy buenas gracias, aunque no muy soldado*, por Alcaide y Teniente. Encargóle que mirase por los vecinos y los honrase y no permitiese hacer agravio a los indios amigos, ni se les tomase cosa por fuerza, y que se diese mucha priesa en acabar la fábrica de la fortaleza."

El puesto de Gobernador de Villa-Rica era importantísimo entonces, advierte Solís, por ser plaza «que se mantenía para la retirada y contra las avenidas que se podían temer de la isla de Cuba."

A poco de llegar a su destino Alonso de Grado, relevó de sus cargos a varios caballeros, sustituyéndolos por otros que honradamente le secundasen en el cumplimiento de su misión, y desde este instante comienza la calumnia a cebarse en él. Propalaban, que trataba con dureza a los soldados y exigía joyas á los indígenas, que se cuidaba poco de levantar la fortaleza y que conspiraba en favor de su antiguo jefe, Diego Velázquez, en contra de Hernán Cortés.

Imbuído por éstas y otras fábulas, el historiador Solís le trata mal, diciendo al comentar el nombramiento de Alonso de Grado, que era "sujeto de habilidad y talento, pero de ánimo inquieto, habiendo sido un yerro su designación."

Dio crédito Cortés a cuanto le dijeron, y envió a Villa-Rica a Gonzalo de Sandoval, émulo de Alonso, para que relevase a este, y preso lo mandara a Méjico. Lo que no tardó en ejecutarse, permaneciendo nuestro personaje encarcelado algunos días, al cabo de los cuales, convencido su jefe de que eran falsas las especies que a sus oídos llegaran, le dio la libertad, volviéndole a su gracia y aun a sus consejos. Tanto es así, que fue de los primeros a quien consultó muy luego, en extremas circunstancias, cuando asomó la traición de los mejicanos para asesinar a los castellanos todos. En estos pavorosos instantes, Alonso de Grado afirmó al gran Capitán en su pensamiento de jugar el todo por el todo prendiendo a Motechzuma. Idea temeraria, extremadamente audaz, disparatada... ¡Prender a tan poderoso Monarca un puñado de hombres! ¡Prenderlo rodeado de guardias, en lugar fortísimo, en medio de su pueblo!

Y el absurdo se realizó. iHecho único en la Historia!

Alonso de Grado fue uno de los 30 castellanos que entraron en el palacio y cogieron desprevenido al desgraciado Emperador, llevándole preso, engañado, a la residencia de Cortés, desde la cual cayó derrumbado, perdiendo cetro, corona y vida.

Por tales motivos, en sí suficientes, y por otros méritos que luego contrajo, se atrevió Alonso a pedir a Cortés le repusiera en su destino de Gobernador de Villa-Rica, a fin de que resplandeciese diáfana su conducta pasada, sin sombras que pudieran empañarla. Y a complacerle se inclinaba Hernán, amante de lo justo, y Alonso esperaba confiado en su rehabilitación absoluta. Pero Sandoval y sus amigos le vigilaban, y sospechando lo que iba a suceder, alarmados por el ascendiente que había recobrado, vuelven a agitarse, a difamar, y logran torcer el ánimo del caudillo y agriar las relaciones entre los dos Capitanes, que van de mal en peor, hasta que, ofendido Alonso de los repetidos desdenes de su jefe y viendo otra vez en peligro su honra, pensó -¡ entonces, sí!- en el Adelantado Diego Velázquez, en procurar buena acogida a quien en su nombre llegase, que sería pronto, según se contaba, para suplantar a Fernando Cortés. Pensó en salvar su fama, su reputación, en vindicarse; conspiró, sí, y como dice Torquemada, "tenía un hombre en la costa para ser avisado si llegaban navíos de Diego Velázquez."

¿No fue disculpable ó lógico su proceder?

La parcialidad por el Adelantado no la perdonaba Cortés; los grandes hombres ¡tienen también sus flaquezas! Y ya su alma, trabajada por los rivales de Alonso, se inclinó a la ira, y ordenó que el asturiano fuese conducido maniatado a su presencia. Al llegar Alonso a palacio sujetáronle al cuello una soga, y mientras cruzaba el patio "tocaron las caxas y hubo gran grita, porque así estaba concertado, para hacerle más vergüenza; tratóle Cortés mal de palabra; díjole que si no le hiciese lástima, le mandaría ahorcar; mandóle echar preso, y por ruegos de Pedro de Alvarado y de otros, desde algunos días le mandó soltar. Hecho este castigo, reprendió a Alonso de Grado*."

Con todo y con eso, pasado algún tiempo volvieron a reconciliarse, mediante mutuas disculpas y desagravios, y amigos estaban al llegar el momento que había soñado Alonso.

Diego Velázquez, en efecto, resentido de Cortés y envidioso por las buenas noticias que de sus empresas recibía, armó bajeles al mando de Pánfilo Narváez, que salió para Nueva España y a ella había llegado como Gobernador, con orden de prender a Cortés y enviarlo a Cuba.

No pensó AIonso en traiciones, firme en la amistad jurada, aunque no tuviera por su jefe los entusiasmos de antes; marchó con él en busca del ejército de Narváez, sin vacilar; lo encuentran, y es derrotado y deshecho.

Y al desarrollarse los nuevos, inverosímiles sucesos, en la guerra contra los mejicanos, junto a Cortés continuó el de Grado; pero no fue ya su confidente, porque el de Medellín, a su vez, se enfriara en sus afectos, no curado en sus recelos, que persistieron hasta el fin, aunque lejanos, entre los dos caballeros.

En la terrible retirada de Méjico se batió Alonso de Grado con admirable denuedo, con locura, y en la batalla de Otumba, en que unos centenares de españoles vencieron a 200.000 indios, estuvo infatigable y salió herido en un brazo, víctima de sus audacias.

Concluída la guerra de Tapeacac, consideró Cortés esta población punto muy conveniente para asegurar el camino de Villa-Rica, y como además aquella provincia era fronteriza a otros señoríos, le pareció indicado escoger otro sitio estratégico para la defensa de los mismos. Llevado de tales propósitos,

mandó llamar los Alcaldes y Regidores del Concejo que con el andaban, que eran los principales Alonso de Avila, Alonso de Grado v Rodrígo Alvarez Ch¡co," dice Torquemada, y les propuso fundar en el expresado territorio una villa o pueblo en lugar adecuado a los fines que todos debían perseguir. Pareció muy bien el pensamiento, y sin demora comenzaron los preparativos para levantar la población, que había de llamarse Segura de la Frontera, y con el tiempo Segura de la Sierra, y a cuya fundación contribuyó Alonso de Grado tan poderosamente, que algunos dan por hecho fue el verdadero fundador*.

Al verificarse el temido regreso a la ciudad de Méjico, acrecentó más aún nuestro personaje su fama de inteligente y valeroso, y durante el cerco, participó de las proezas de Cortés y Alvarado en las acequias, en las calzadas y en las entradas de la ciudad, volviendo a ser herido, lo que no le impidió continuar peleando.

Ultimamente, cuando Cortés dividió su ejército en dos cuerpos para tomar a Méjico y dió el mando de uno de ellos al Capitán Alvarado, junto a éste recogió Alonso nuevos lauros en las titánicás, tremendas luchas que sostuvieron en las calles de la extensa población. En una de las jornadas, nuestro hombre, con 200 indios y sólo unos cuantos españoles, tomó una de las torres de la ciudad, y en otro de aquellos días, acorralado, molido junto a su caballo muerto, daga en mano, se defendió y mató muchos indios enemigos, hasta que llegó un pelotón de españoles en su socorro, librándole de ser prisionero. Otras dos veces salvó su vida de milagro antes de ganar a Méjico, cuyo cerco y posesión costó más de 60 batallas e infinidad de combates*.

Con ser tales y tantos sus merecimientos, no obtuvo ningún mando preeminente, por el perpetuo recelo de Cortés hacia los que habían sido partidarios de Velázquez. Sí es verdad, que supo guardarle especiales deferencias y le aplaudió en ocasiones muy solicito.

Tiempo andando, a los cinco años poco más o menos de su entrada en Nueva España, figura Alonso de Grado como Teniente de las Atarazanas y Gobernador de Quatzaqualco.

Daose por seguro que tomó parte en otras conquistas y que estaba en el Perú al servicio de su patria cuando falleció, tributándose al cadáver regios honores.

Tuvo, tiene y tendrá seguramente detractores: no podían faltarle.

Un monumento, una estatua, merece su gloria inmarchitable.

Pero su pueblo natal no supo honrarse con él.

¡Hasta su nombre olvidó!

FRAY PEDRO CAÑEDO.- Maestro de la Orden de Santo Domingo, Prior en Oviedo en 1523. Firma con el titulo de Prior como testigo del vínculo que fundaron en Grado en 21 de Septiembre de aquel año Rodrigo de Trubia y su mujer. Ximena, en los Anales eclesiásticos de la -en, fol. 1.214, hace memoria de él.

PEDRO DE COALLA.-Se distinguió siendo Alcaide o Gobernador de Almuñécar.

RODRIGO DE COALLA.-Del Consejo Real en los días de Carlosa.

SANCHO FERNÁNDEZ DE MIRANDA.- Sirvió al referido Emperador contra los franceses.

JUAN GONZÁLEz DE GRADO.- Nacido en Pereda, noble de arraigo, presidió el Ayuntamiento de Oviedo por los años de 1563 y 64, y su nombre alcanzó resonancia en todo el Principado.

DOCTOR FERNANDO PÉREZ DE GRADO. Primer Regente de la Real Audiencia de Canarias en 1566, había sido Visitador de ella cuando aún no tema Regente, y más tarde, en 1574, siendo Gobernador de esa provincia, fue autor de una Información que envió de la isla de Gran Canaria al Presidente del Consejo Real de las Indias, sobre la navegación que hicieron algunos navíos de India a aquellas islas, viniendo de regreso para los reinos de España*."

D. JUAN DÍAZ DE MIRANDA, de Sama.- Escritor de fines del siglo XVI, redactó los Estatutos para la Colegiata de Teverga, cuando era Chantre de la misma, hacia 1580.

D. LORENZO, DE GRADO.- Obispo del Río de la Plata y del Cuzco, en el Perú.

GIL GONZÁLEZ DÁVILA, en el Teatro de aquellas Iglesias, dice que fue varón de lágrimas y limosna.

Siglo XVII

D. LOPE DE MIRANDA.- Heredó todos los mayorazgos y vinculaciones de la Casa de su apellido, tan renombrada en la historia de Asturias.

Este señor, y otro de la Casa de Quirós, promovieron en 20 de Febrero de 1605 demanda posesoria para que se les amparase en la posesión civil en que se hallaban de ocupar, el Bernaldo de Quirós, el primer lugar a la derecha en la junta del

Principado, y él, por la Casa de Miranda, el primera de la izquierda. En contra contestaron el Fiscal y la ciudad de Oviedo, oponiéndose a la sentencia interina que alcanzaron los demandantes.

Es oportuno agregar que en el famoso pleito de la capital de Asturias con las Casas expresadas demostró la ciudad, para sus fines, que D. Lope de Miranda no tenía participación en los Nobles Gremios de Grado, mientras la tuvieron otros señores de la misma familia.

En sus jurisdicciones de Grado pecó D. Lope de exigente con sus vasallos, según se cuenta. Residía en la villa, diferenciándose en esto de otros primogénitos de su antiguo solar.

D. FERNANDO DE VALDÉS.- Fiscal de la Real Chancillería de Granada, Oidor de la de Valladolid, Profesor de Derecho canónico en el Colegio de Santa Cruz de esta ciudad, falleció siendo Abad de San Isidoro, de León, en 1623.

Su ciencia, virtudes y celo religioso, extraordinarios.

Su patria, Báscones.

D. PEDRO DÍAZ DE CIENFUEGOS.- Fue Catedrático de Cánones en Valladolid, Juez mayor de Vizcaya en 1617, Inquisidor de Mallorca en 1620, de Barcelona en 1624, y de Toledo, donde murió, en 1642.

Había renunciado a Obispados y se contentó con una canongía de Santiago en 1632.

Celebróle Gil González DáviIa entre los varones ilustres de su tiempo en Toledo.

D. SANCHO DE MIRANDA Y PONCE DE LEÓN.- Primer Marqués de Valdecarzana.

Acudió en socorro de Fuenterrabía, sitiada por el ejército francés al mando de Conde en 1638, uniéndose al Marqués de la Mortara cuando iba con 3.000 hombres en auxilio de la plaza. Llevó al célebre sitio cien hijosdalgo asturianos, casi todos del Concejo de Grado, vestidos y sustentados a su costa. Se logró la victoria después de varios azares.

Escribió y publicó un Memorial de su genealogía y servicio de sus mayores, que presentó al Monarca en solicitud de un título del reino, siéndole otorgado el de Valdecarzana.

D. FERNANDO DE VILLAMARÍN.-En 1654, Doctoral de Lugo, de -donde salió a Fiscal de la Inquisición de Granada.

FRAY ALONSO DE BÁSCONES.- Franciscano, autor del Destíerro de ignorancias (Sevilla, 1659).

RODRIGO PÉREZ DE SALCEDO.- Escribió los Avisos de la guerra de D. Pedro.

DIEGO FERNÁNDEZ DE SALCEDO.- Sobrino, del anterior, puso interesantes adiciones a la indicada obra escrita por su tío.

Alúdele muchas veces D. Gregorio Menéndez Valdés en sus Avisos históricos.

D. PEDRO CONZÁLEZ DE SALCEDO.-Buen Escritor y Abogado de los Reales Consejos, en Madrid, tiempos de Felipe IV, ocupó altos puestos merecidamente.

DOÑA LEONOR PONCE DE LEÓN.- De la Casa de Valdecarzana, Grande de España, dama sumamente virtuosa y caritativa, estuvo casada con D. Martín Menéndez Valdés, Adelantado de la Florida y castellano del castillo de San Juan de Nieva.

Falleció en Grado hacia 1662, siendo el duelo general.

D. JOSÉ ALVAREZ DE LA RIVERA Y DÓRIGA.- De la llamada Casa de Báscones, Caballero de Santiago, Paje del Rey D. Carlos II, Corregidor de León y Segovia, Regidor perpetuo de Oviedo y Vízconde de Casta-Osa.

Sostuvo un larguísimo pleito con el Vizconde de Matarrosa, hijo de D. Fernando Queipo de Llano y Valdés, Conde de Toreno, por la sucesión al mayorazgo fundado por Fernán García de Dóriga. En el archivo de los Marqueses de Ferrera, descendientes del Vizconde de Casta-Osa, se conservan muchos documentos relativos a este pleito.

D. BARTOLOMÉ DAS MARINAS COUDRES Y PARDO.- Directo descendiente del célebre D. Diego Das Marinas, terror de los vaqueiros, figuró por los años 1697. Ateniéndonos al Indice de Uhagón y Vignau, era, como sus progenitores, señor de la Casa de Prianes, Regidor perpetuo de Oviedo, Alférez mayor del Concejo de Sariego y Alcalde mayor de... (no dice el Concejo).
Nació en Peñaflor.

Siglo XVIII

JUAN GONZÁLEZ ESTRADA, de Santianes.- Eminente en el oficio de cerrajero y armero, lo fue de Felipe V en 1703.

D. ANTONIO ALVAREZ DE LA RIVERA.- Cura propio de San Miguel de Báscones y fundador el año 1707 de la extensa "Cofradía de las Benditas Animas del Purgatorio."

D. PLÁCIDO FLÓREZ, de Bayo,Maestro en la Orden de San Benito y Predicador de Su Majestad en 1709.

D. PEDRO ANALSO DE MiRANDA.- De la Casa de Valdecarzana. Estudiante en Oviedo y colegial de Cuenca en Salamanca, Abad de la Colegiata de Teverga y luego Obispo de Teruel, gobernó su diócesis desde 1725 a 1731, año en que falleció en esta ciudad.

Dejó escritas curiosas noticias sobre blasón y familias asturianas, que se han perdido, y tituló Familias de Asturias y otras cosas del Principado.

Sus restos yacen en la Colegiata de que fue Abad.

FRAY JOSÉ QUIRÓS.- Maestro y Definidor general, cabeza de nación, en la Orden de San Bernardo.

D. FERNANDO DE VALDÉs TAMÓN.- Gobernador y Capitán General de Filipinas en tiempo de Felipe V y Fernando VI.

Instituyó las galeras ó armadilla, Guardacostas, y al frente del ejército venció a los enemigos de Radiamura, y le coronó en 20 de Abril de 1734 por Sultán y Rey de Mindanao, vasallo del Rey de España.

Escribió y publicó la historia de los sucesos de dicho año y sus expediciones, es muy curiosa.

D. MELCHOR DE VALDÉS TAMÓN.- Benedictino, tres veces Abad de San Martín de Madrid, Maestro general y Abad mitrado de San Juan de la Peña, en jaca. Hizo a su costa y de su hermano D. Fernando, en 1735, el arca de plata dorada en que se trasladó el cuerpo de San Indalecio, Obispo y mártir, reinando Felipe V.

D. SANCHo FERNÁNDEZ DE MIRANDA (ó Fernández de Grado).-Sucesor en los vínculos y mayorazgos de los de su apellido y Casa, Alcalde de la Santa Hermandad, Juez y Empadronador Noble de la villa de Grado y Procurador general por el Estado Noble en 1755. Jefe de una de las familias de los Ilustres Gremios, de energía probada y claro talento, ejerció sobre los mismos decisiva influencia, y atendiéndole tomaron resoluciones muy convenientes al prestigio y respetabilidad de la Institución.

Trocó su antiguo apellido Fernández de Grado por el de Fernández de Miranda, al casarse con una Valdecarzana, como se dijo en nota, apellido que continúan llevando sus sucesores.

Como todos los de su familia, era natural y vecino de Grado.

FRAY AMBROSIO MARINAS.- De la Orden de San Bernardo, Catedrático de Artes en la Universidad de Salamanca y reputado orador sagrado en 1760. Tomó la cogulla en el Monasterio de la Espina.

FRAY PEDRO DE CAÑEDO, de la villa de Grado.- Minorita y Lector de Teología en la provincia de Santiago. Escribió una Suma de casos de conciencia ó Compendio de los Sacramentos (Santiago. 1770).

D. PEDRO LÓPEZ CAÑEDO.-Intendente de ejército en Toro y Jaén, honróle Carlos III reconociendo sus méritos.

Procedía de la Casa del Diputado por Asturias en las Cor tes de Burgos, de su mismo nombre, tiempos de Alfonso XI.

D. PEDRO FLÓREZ CIENFUEGOS, de Santianes.- Colegial de San Pelayo, en Salamanca; Gobernador de Guanajarco, en el Cuzco, en 1778.

Cuando el levantamiento de Tupacamaro, pocos años después, gastó su hacienda y salud en levantar y mantener tropas y defender sus tierras.

Carlos III le dió el honor de Coronel de ejército.

DOCTOR JACINTO DÍAZ MIRANDA, de Bayo.- Hijo de D. jacinto y Doña Lucrecia Arias de Cañedo, señores de la Casa de Ballongo por los años de 1757.

Estudió Leyes y Cánones en Oviedo; obtuvo beca de colegial en el Mayor de Bolonia, donde se graduó de Doctor. Fue Chantre Dignidad de la Iglesia ovetense, Catedrático de lengua hebrea y griega en nuestra Universidad y Académico de la Real de la Historia en Madrid. Escribió Los doce libros del Emperador Marco AurelIo, traducidos del griego con muchas y excelentes notas de este traductor, que dedica su obra inmortal al Príncipe D. Carlos. Fue impresa elegantemente en Madrid el año 1785, edición a dos columnas, texto griego y castellano, 552 capítulos, imprenta de Sancha.

D. Juan Sampere hace el extracto de esta obra en su Ensayo de Biblioteca de los mejores escritores del reinado de Carlos 111, v ha sido reimpresa por la Biblioteca clásica, pues, a juicio del eminente polígrafo Sr. Menéndez y Pelayo, es la versión más castiza y al propio tiempo más fiel que existe en nuestro idioma de la obra de aquel Emperador romano.

No sólo por su mucha doctrina, sino también por sus bondades, era D. jacinto persona de gran respetabilidad.

D. ALVARO DÍAz MIRANDA.-- También de Bayo y de la misma familia de D. Jacinto, como su apellido indica, fue Rector de la Universidad de Oviedo y Canónigo de la Catedral.

Aficionado a la literatura, mostró sus aptitudes en un certamen poético que en honor de Santa Eulalia se celebró en dicha capital.

D. FRANCISCO FERNÁNDEZ DE MIRANDA.- Juez noble y Ordinario de la villa de Grado y su Concejo,en 1783, más tarde Comisario Noble de la misma villa, celosísimo de sus deberes, tuvo felices iniciativas, y es uno de aquellos dos señores que llevaron la representación de los Gremios cuando los últimos pleitos del síg1o xvm.

FRAY ANTONIO G. CIENFUEGOS.- Dominico, sabio, erudito, de sobresalientes dotes oratorias, enseñó en Roma, de donde vino como Predicador de número de Carlos III.

Tolinas fue el lugar de su naturaleza.

D. ANTONIO DE CAÑEDO Y ARGÜELLES.- En el índice aludido de Uhagón y Vignau figura como cruzado de Santiago en Pereda, año 1771, y en una ejecutoria que se halla en nuestro archivo aparece como hermano de D. Martín José Cañedo Argüelles y Vélez, primer Conde de Agüera.

En 1791 era Capitán de navío de la Real Armada, y posteriormente obtuvo el puesto de Gobernador en el Perú.

Había nacido en Agüera.

Siglo XIX

D. FERNANDO DE MIRANDA.- Los lectores le conocen bien: patriota entusiasta, noble y rico señor, á su costa armó una partida que acaudilló valeroso, abatiendo en rudos encuentros las águilas francesas. Fue el más célebre guerrillero del Concejo. Por sus méritos y servicios se le otorgó el ingreso en el ejército, y con él penetró en Francia, donde desgraciadamente falleció.

Si bien Trubia, lugar de su nacimiento, ya no pertenece al Concejo de Grado, de él se consideró D. Fernando y en él tuvo sus más caras aficiones, sus mejores amigos; en la villa quisiéronle por vecino; fué popular. Cumple, pues, hacerle puesto entre los hijos preclaros de nuestro distrito municipal.

D. IGNACIO FLÓREZ ARANGO Y VALDÉS.- Maestrante de la Real de Ronda.

De muy claro talento, confióle la junta General del Principado en 1802 la formación de nuevas ordenanzas, que presentó terminadas en 1804, y aprobadas que fueron por unanimidad, comisionóse a su autor para que se imprimieran, no llegando a serlo porque les faltó la sanción real a causa de las vicisitudes de los tiempos.

Digno siempre de alabanzas D. Ignacio, en 1808, al iniciarse la guerra de la Independencia, tuvo un momento de ofuscación cuando era representante de Grado. Sugestionado por la Audiencia de Oviedo, quiso probar a la junta el 13 de Mayo los males que podrían traer á Asturias los inconsiderados acuerdos del 9, y aun a los mismos Diputados por haberse excedido en sus facultades, y pidió a la Comunidad que volviese sobre sus resoluciones.

Sólo un instante duró la ofuscación, dijimos, y es lo cierto, pues muy luego prestó señalados servicios á la causa de Espafia, y comprometió por ella vida y fortuna, viendo arrasadas sus tierras y pasto del fuego su mansión de Grado.

No concluído aún aquel mes de Mayo y nombrado Presidente de la junta General, pronunció un discurso de altos vuelos oratorios al tomar posesión, tras del cual fue encargado por la patriótica Asamblea de redactar una arenga que hiciese entender al pueblo debía alejarse de tumultos y desórdenes, imponiéndose la unión y homogeneidad como único medio de conseguir la independencia.

Notabilísima alocución que, firmada por Flórez Arango, se hizo pública el 1º de junio y le honrará eternamente, como á la junta que acordó publicarla.

El 13 del mismo junio se le designó con otros dos Diputados para que, de acuerdo con la Audiencia, excogitasen los medios de afianzar la pública tranquilidad, viendo de conseguir la restitución de Su Majestad al Trono de sus mayores. Y apenas terminado su arduo trabajo, por la noche, y asimismo por encargo de la junta, redactó D. Ignacio, con el Procurador General D. Gregorio de Jove, una larga exposición dirigida al Rey, representado por la Suprema de Gobierno, reseñando lo acaecído en Asturias en aquellos días críticos, la pureza que guiaba á sus representantes su amor por el Soberano etc.

Al organizarse la provincia militarmente, se le nombró Comandante General de la Alarma del Principado, con el grado de Teniente General.

Después fue uno de los Diputados a quien dio poderes é instrucciones la junta Suprema para concurrir al Congreso que debía celebrarse en la ciudad de Lugo.

En los propios días, el Rey de la Gran Bretaña, deseando manifestar a la junta del Principado cuán gratos le eran los esfuerzos y sacrificios que venía haciendo para frustrar los planes de Napoleón, regaló al Presidente de ella, Flórez Arango; al Procurador General, Jove, y al Capitán General, una caja de oro y brillantes a cada uno, con el retrato del donante en la tapa, valuadas en 1.500 duros.

En 1809 era D. Ignacio uno de los nueve Diputados que componían la junta de Armamento y Defensa.

Dejaremos de seguirle paso a paso, pues basta con lo expuesto para hacerse cargo de su personalidad; pero remitimos al lector al Informe presentado á la Diputación por D. José María Unquera el aflo 1816, y en el que se relatan los méritos contraídos por D. Ignacio Flórez Arango. La Real Cámara pidió sus antecedentes para consignarlos en la Gaceta de Madríd.

Más aún que en Santianes, residía D. Ignacio en su casa de Grado, y su rica y aristocrática familia perteneció un tiempo, como se ha dicho, a los Ilustres Gremios y Linajes.

D. FRANCISCO ARIAS DE VELASCO, de Sama.- Regidor perpetuo de la ciudad de Oviedo, Abogado de fácil palabra y ducho en la discusión, de quien repetidamente hemos hablado.

Representó en la junta General el partido de Grado y en el de las Obispalías a Quirós, y el año 1808 representaba á Oviedo cuando en la junta del 13 de junio con destreza y maña se esforzó en convencer a los Diputados de que era preciso allanarse a las pretensiones de la Audiencia, acatar las órdenes del Gobierno de Madrid y recoger las armas distribuídas al pueblo. Habló de las colosales fuerzas de Napoleón y de la, imposible resistencia, impugnándole, elocuentes, varios de sus compañeros. Sin embargo, sólo pecó de prudente u ofuscado, como Flórez Arango, no falto de amor patrio, y así lo prueban sus posteriores honrosos actos, los cargos que desempeñó y sus constantes sacrificios en aras del interés común.

Suya es la Descripción del Concejo de Grado, interesante para cuantos aman esta comarca, falta de hombres que la hayan estudiado siquiera someramente, como hizo D. Francisco. Al manuscrito acompañan dos mapas, más bien diseños, del Concejo de Grado y su alfoz Candamo, trazados por mano del mismo Sr. Velasco, y se encuentran con el manuscrito en el Archivo de la Academia de la Historia, entre los papeles recopilados por el sabio Martínez Marina.

D. JOSÉ DE JOVE VALDÉS .- Caballerizo de Su Majestad y Coronel del Regimiento de Grado.

Al dirigirse á las Vascongadas la división asturiana en unión del ejército de Galicia, mandaba Jove su Regimiento, muy ajeno de pensar, al dar pruebas constantes de inteligencia y valor, lo que luego le pasó.

En el regreso de la desastrosa expedición, en que los soldados sufrieron fatigas, hambre, sed y desnudez, sorprendióles el enemigo en San Vicente de la Barquera, faltos de municiones y examines; la confusión de nuestro ejército fue enorme: Jove, enfermo, con sus voluntarios, ayudados por los de Siero, rechazó tres veces al francés en su empeño de tomar el puente de Maza, y sólo después de quemar el último cartucho y abandonados por los otros Cuerpos, cedieron los de Grado y Siero, quedando dispersos, prisioneros 6 muertos.

Injustamente se culpó de esta derrota a nuestro paisano, y le mandaron al castillo de Arnado, presidio indecoroso para hombre de sus circunstancias y categoría, hasta que demostrada su inculpabilidad, aclarados los hechos, dispuso la Audiencia de Guerra se le reintegrase en sú empleo y sueldo, apresurándose el General en jefe á dar al fallo su conformidad.

Transcurridos muchos años, hacia 1824, padeció Jove la persecución del propio Fernando VII, por causas no muy honrosas para el Soberano. Minucias a un lado, diremos que se trataba de la querida del Rey, el cual quiso obligar a Jove a que se casara con ella, irritado porque le sorprendió galanteándola, e influído á la par por la hermosa cortesana. Negóse el caballerizo, altivo y digno, al repugnante enlace, y se vio encerrado en el castillo de Segorbe, con escándalo de cuantos estaban en el secreto.

El inaudito atropello le causó impresión tan profunda, que enfermó, y en el castillo dejó de existir el año 1827.

Nacido en el lugar de Peñaflor, en La Campona, su residencia la tenía en Grado.

FRAY ANTONIO FLÓREZ- Otro benemérito religioso, Provincial franciscano en Filipinas y Comisario general de Tierra Santa.

Cítanle varias obras.

Era del Fresno.

D. LUIS ANTONiO ARANGO.- Catedrático de Filosofía y de la junta Superior instalada en Oviedo en 1811 para ejercer todas las atribuciones que correspondían a las generales del Principado, queda su respetable nombre escrito en el capítulo anterior.

D. SANCHO DÍAZ MIRANDA.- De la Comisión especial de Cuentas, creada por la Junta Suprema que nombraron los concejos en 1808.

Representó a Grado en la junta General de 1815 y a Oviedo en 1818.

D. ALVARO FERNÁNDEZ DE MIRANDA Y DE LLANO PONTE.- Comisario Noble de la villa de Grado y Diputado en la junta General de 1802, fue reelegido diferentes veces juez noble y Ordinario.

Mientras duró la guerra de la Independencia contribuyó con sumas respetables al sostenimiento de la causa nacional, y perseguido por los franceses pudo salvarse en Las Regueras, permaneciendo oculto en su palacio de Premió.

De ideas liberales, sin militar en partido alguno, mantuvo estrecha amistad y correspondencia con Flórez Estrada, Toreno, Argüelles el Divino, Espartero y otros prohombres de su tiempo.

Falleció en Grado, donde naciera, al mediar el siglo XIX.

D. SANCHO ARIAS DE VELASCO.-Doctor y benemérito socio de la Económica de Amigos del País, en ella presentó interesantes informes, como "Del fomento del ganado vacuno, lanar y de cerda en Asturias" y "Sobre el insecto, vulgo Pintón, que ataca el maíz" (manuscritos).

D. JUAN ARIAS DE MIRANDA Y FLÓREZ EsTRADA.-Magístrado de Burgos y Valladolid, muy versado en Historia y Arqueología, autor de la "Memoria histórica sobre la Cartuja de Miraflores de Burgos," dejó otra inédita sobre las Huelgas, con más valiosos manuscritos.

D. GREGORIO DE JOVE Y VALDÉS.- Vizconde de Campo-Grande, Maestrante de Granada, señor del coto de Prianes, Coronel honorario de los Reales ejércitos.

Mucho le debe el país; contrajo innumerables méritos en la guerra y en la paz. ¡Cuántas veces hubimos de mentarle! Ya sabemos que fue de los primeros que en Asturias se levantó en armas contra Napoleón.

Guerreaba, y al propio tiempo ejercía funciones civiles en la junta.

Escribió proclamas patrióticas en prosa y verso. ¡Con qué bríos ostentó el grado de Coronel al frente de las fuerzas que la junta le encomendara! y con ser Vocal de la designada por La Romana, libróse de la nota antipática que envolvia a la generalidad de sus compañeros.

Concretarémonos a dar las noticias más salientes de su vida; pero sólo aquéllas que ignora el lector. ¿A qué incurrir en repeticiones?

Retirados de la provincia los franceses en junio de 1809, pusiéronla en el mayor peligro las ambiciones de Voster, Ballesteros y Porlier, que pretendían el supremo mando militar provocando cuestiones y escenas violentas que escandalizaban el país. Angustiada la Junta, invitó a los tres Generales a una reunión, y designó a D. Gregorio para que, en nombre y representación de ella, viera de arreglarlos en paz y buena armonía, de ser posible. Cumpliendo Jove el encargo, avistóse con los tres caudillos que vehementes e irritados, persistían en sus aspiraciones; pero calmados ante los prudentes y juiciosos razonamientos de D. Gregorio, no exento de energía, convinieron en allanarse a un medio que decidió quién había de ser el General en jefe, si era invadido nuevamente el Principado.

Y cuando volvió a serlo y siguió Jove desarrollando sus sobresalientes cualidades de hombre de guerra y patricio insigne, mimado de la junta, aplaudido por Bárcena y Porlier y otros Generales que solicitaron sus juícios, temido del enemigo y admirado de todos, hasta ser llamado por Parker en sus escritos Ulises asturiano, nada hacía sospechar, nadie podía creer que había de pagársele muy en breve con desprecios y castigos.

No terminada la guerra aún, en 1811, se vió, en efecto, preso en La Coruña y en el duro trance de pedir socorros para él y su familia al General Mahy, Capitán General de Galicia. ¿Por qué motivos? En su protesta llama "preocupaciones vulgares" a las causantes de su arresto, "atropello contra la razón y las leyes," y expone lo horroroso de su situación, premio de sus patrióticos esfuerzos. "No tengo que comer, yo ni mi familia, ni de dónde sacarlo -dice-; arrasadas mis tierras y quemadas mis casas por los franceses, que pusieron precio a mi cabeza; el Principado me debe muchas cantidades aprontadas por mí a las Comisiones; las dietas que me corresponden y otros gastos que hice a mis expensas cuando el desempeño de funciones importantes; he vendido hasta las joyas que en tiempos Más felices adornaron las virtudes de mi esposa."

i Cuánta ingratitud! Porque ni la más leve falta resultó contra Jove en las sumarias, y hasta "en su bien merecida opinión el Rey aprobó su conducta."

Eso y más revelan los papeles del inestimable archivo del biografiado, tan de continuo aludido en este libro y que en la actualidad pertenece a Doña Teresa de Jove, nieta de D. Gregorio, como la correspondencia epistolar que éste sostuvo con diversos Generales españoles y franceses de aquel tiempo. Otros documentos de igual procedencia y valía existen en La Campona; pero de éstos sacamos escaso fruto para nuestro trabajo.

Era Jove Procurador general del Principado en 1814 (y lo había sido antes), al escribir su "Representación al Soberano," exponiendo gallardamente los méritos y privilegios de Asturias, y suplicando a Fernando VII dispusiera la reunión inmediata de la Junta General "para dedicarse a arreglar los males sufridos en la desastrosa guerra."

Con este objeto y el de sostener los privilegios de Asturias lo eligió la Junta electoral de Diputados a Cortes, llenando tan bien su cometido, que el Rey accedió a cuanto se pedía en la notable "Representación," fechada en Grado a 27 de Agosto de dicho año.

Heredó de su padre el título de Vizconde en 1816, y lo renunció, desairando al Monarca, en 1824, según nos informan sus deudos, por la injustificada prisión de su hermano D. José, ya referida, entonces detestó del absolutismo.

En 1835 representaba en la junta el partido de las Obispaias, y siempre buen asturiano, fué de los honorables, excelsos Diputados que con más tenacidad se opusieron a la desaparición

de la antigua junta General, restos de nuestros fueros; y cuando, perdida la esperanza, no pudo más, protestó virilmente contra el despojo descarado que se hacía a su país, víctima del engaño ó de la apatía.

En 1840 era Director del Instituto Asturiano de Gijón.

Liberal decidido, franco, generoso, y como su historia proclama, dechado constante de valor y patriotismo, motejáronle por su carácter duro, seco, violento a veces; pero nunca faltó a la corrección propia de un noble a la antigua usanza, y como tal vivía en su casa de La Campona, en la que nació el 9 de Septiembre de 1779, y acabó sus días el 7 de julio de 1857, siendo enterrado en Peñaflor.

D. JOSÉ DE JOVE BALVUENA.- Hijo de D. Gregorio, Coronel Teniente Coronel de Artillería.

Durante la primera guerra civil asistió al sitio de Bilbao, y estaba en Portugalete el mismo año 1835, cuando los carlistas bloquearon este pueblo e intentaron asaltarlo.

Por las operaciones ejecutadas sobre Peñacerrada, al ser tomada esta plaza, confiriósele el empleo de Capitán.

En 1843 adquirió el grado de primer Comandante por méritos contraídos en un pronunciamiento por la causa nacional, y por el alzamiento en Burgos, también nacional, de aquel año, el de Comandante de Infantería.

Era Subdirector de la Fábrica de Trubia en 1856; ascendió a Teniente Coronel de Artillería en 1857, y falleció en el desempeño de este cargo al siguiente año.

Ganó la cruz de primera clase de la Orden militar de San Fernando por méritos contraídos durante el referido sitio de Bilbao, y la cruz de San Hermenegildo en 1851.

La prensa ocupóse laudatoriamente de sus hechos.

D. FRANCISCO DE TAMES HEVIA.- Nació el año 1795 en la villa de Grado, hizo sus primeros estudios en Tineo y cursó en Oviedo la Facultad de Leyes, obteniendo brillantes notas. Recibido de Doctor en jurisprudencia, abrazó el Profesorado, ejerciéndole durante cinco años en la Universidad de Oviedo. Convencido liberal, pero de ideas templadas, militó en el partido moderado.

En 1823 demostró su rectitud como juez de primera instancia en Cangas de Tineo.

Oficial de la Milicia Nacional el propio año, al aproximarse los franceses, se retiró a Galicia seguido de alguna tropa; regresó al ver la fatal destrucción del sistema constitucional.

Sufrió, por negro, mil vejaciones, destierros y confinamientos, hasta llegar las reformas de 1834, que se le confirió merecidamente el cargo de Secretario del Gobierno político de Oviedo, el de Alcalde del Crimen de Cáceres poco después, y al año siguiente el de Oidor de la Coruña.

En 1839 obtuvo la representación en Cortes por la provincia de Oviedo.

El célebre pronunciamiento de 1840, que derribó al partido moderado y trajo la Regencia de Espartero, puso otra vez en mal trance a D. Francisco Tames: vigilado por la autoridad fué confinado a Oviedo, y allí vivió obscuramente hasta 1843, en que, derruído el edificio que se alzara en 1840, volvió Tames á la arena política.

Promovido en 1844 Regente de la Audiencia de Albacete, pronto pasó con igual categoría a la de La Coruña, abandonándola para ser Fiscal togado del Tribunal Mayor de Cuentas.

Torna de nuevo al Congreso, y al presentarse hostil al Gobierno en 1847, pierde la plaza del Tribunal Mayor, que recuperó a los diez meses.

Más tarde se le nombró Juez árbitro por el Gobierno en las reclamaciones sobre varios contratos, y figuró como Presidente de la Real Compañía de Comercio de la Habana.

También fue Consejero de Instrucción pública y obtuvo otros varios cargos.

Ultimamente era protector, por Su Majestad, de las Memorias pías del Patriarca Figueroa, cuyas rentas supo aumentar, y distribuyó entre los parientes del fundador con desusada imparcialidad.

En cuantos puestos ocupó hizo patente su inteligencia, desinterés y probidad.

El cargo de Diputado ostentólo en seis u ocho legislaturas por las provincias de Oviedo y Pontevedra.

Afable en su trato, morigerado en sus costumbres, con mediana fortuna, fruto de asiduo trabajo, vióse rodeado del aprecio general.

Murió hacia el año 1865.

D. JOSE ARIAS DE MIRANDA Y FLOREZ ESTRADA.- Escritor elegante, castizo, erudito y razonador profundo, conocidísimo en el mundo de las letras, a pesar de su exagerada modestia, que le restó fama. Sus numerosos escritos literarios, históricos, científicos y paleográficos, que dio a luz en Madrid, Oviedo y Méjico, atestiguan ser un eminente publicista, y su pluma una de las mejor cortadas entre los modernos escritores españoles.

Mientras pudo, en sus noventa y cinco años de vida, no dejó de trabajar, aunque era lento en sus labores. Se conservan inéditos varios de sus preciados manuscritos, alguno relacionado con las cosas regionales. Comenzó a escribir la Historia de Asturias, obra magna que nadie osó acometer todavía; pero le entró el desanímo por ser muy cara de editar -nos decía-, y yo no tengo merecimientos para pedir favores a la Diputación, ni dinero tampoco." Instámosle a que escribiese sus "Memorias asturianas" del primer tercio del siglo XIX, a estilo o semejanza de Mesonero Romanos respecto a la villa y corte*. Ninguno mejor que él pudo hacerlo: vivió en aquella sociedad; conoció a Carlos IV, a Fernando VII y á sus cortesanos de Asturias; fue testigo de muy interesantes sucesos, y tenía privilegiada memoria, un arsenal de datos, correctísima pluma... Se puso a trabajar; pero la muerte dispuso quedaran quizás para siempre borradas sabrosas aventuras, curiosas narraciones, deleitables anécdotas a que la Historia no puede descender.

En sus gallardos escritos, reflejo de su claro talento, peca de arcaico, pero conscientemente; aborrecía los galicismos, le exasperaban los neologísmos, y dominando en absoluto la lengua española, le eran familiares todos los vocablos de nuestro Diccionario.

Supo dar amenidad a las más arduas y opuestas materias, sin olvidar los intereses materiales de su país, y así vemos que propuso reformas beneficiosas y expuso futuros problemas, cuya resolución indicaba.

Mientras fue Archivero de Indias, ocupóse con preferencia de los diversos ramos de la Administración, y sus trabajos sobre las Subsistencias, la Imprenta, Beneficencia y otros, pueden servir de gran enseñanza, algunos de ellos principalmente, para la industria y el comercio.

Citaremos sus Consideraciones económicas y políticas; Ojeada sobre el territorio de Asturias y sus minas de carbón; Consideraciones históricas sobre la minería española; El dialecto asturiano; Carbones fósiles de Asturias; Breves reflexiones sobre el comercio libre en España; Examen crítico-histórico del influjo que tuvo en el comercio, industria y población de España, su dominación en América; Noticias del distrito de Oviedo á Salas y Miranda; Apuntes sobre la reforma de Correos; Ojeada sobre las glorias históricas de España; Creencias populares de Asturias; Idea general sobre la Historia del Principado (impreso por la Comisión de Monumentos de Oviedo); Noticias de la guerra de la Independencia en Asturias; Carácter de la guerra de Africa, y la Reseña histórica de la Beneficencia española, que la Academia de Ciencias Morales y Políticas premió con un accésit.

Dio mucho que hablar en 1863 un incidente surgido entre Don José Arias y M. Onin, Cónsul francés en Gijón, por haber publicado D. José en El Faro Asturiano un luminoso escrito aportando datos desconocidos sobre la invasión francesa de 1808, que se apresuró a rectificar M. Onin, herido en su patriotismo. En la réplica arguyó de tal manera nuestro paisano, que hubo el Cónsul de optar por el silencio.

Pero cuando más se dió a conocer el Sr. Arias fue al refutar el discurso de D. Aureliano Fernández-Guerra, leído por su autor en la Sala de juntas de la Real Academia Española, el 18 de Febrero de 1868, sobre la ilegitimidad del antiquísimo fuero de Avilés. La contestación de Arias de Miranda al sabio Académico es de un mérito subidísimo; se halla nutrida de citas y documentos irrebatibles; es una disertación profunda, histórica, legal, que pulverizó los infundados razonamientos de Guerra y Orbe y patentizó la autenticidad del famoso fuero. Allí, en el solemne acto, demostró el escritor gradense una vez más su galanura, su esplendidez y corrección admirable en la frase, junto con un caudal inapreciable de conocimientos literarios. La Academia le laureó, y la soberbia medalla de oro, artísticamente cincelada, ganada en lid tan honrosa, la enseñaba con satisfacción de niño á sus buenos amigos. ¡Pobre Don José!

En su conversación, siempre instructiva, solía rendir culto á la Historia, y su palabra surgía fácil, dando á sus descripciones un tono y colorido bellísimo, sin pecar de enfático.

Además de Archivero fue juez en Cataluña, y era el Decano en el Congreso de Americanistas reunido en Madrid hace años, poco antes de su muerte.

De puras costumbres, vivió obscuramente, ajeno á la política, y acaso esto contribuya a que su nombre no sea tan conocido como debiera y como lo son otros que, valiendo menos, relumbran más.

Estuvo algún tiempo en Méjico, viajó mucho; pero la mayor parte de su muy larga vida la pasó en Grado, donde nació en 1795 y falleció en 1890, hallando sepultura en el cementerio de La Mata por su expreso encargo.

¡Descanse en paz el laureado escritor, honra legítima de su pueblo!

D. MANUEL ARMIÑÁN Y GUTIÉRREZ.- Llegó merecidamente al generalato.

Tomó parte en la primera guerra civil, y en 1848 estuvo en el famoso ataque de la Plaza Mayor de Madrid.

Años después fue a Cuba de Capitán, y vuelto a España, persiguió con valentía al cabecilla Escodá, copándole en San Cugat del Valles; en la acción de Lliers (1857) mostró pericia reconocida, siendo por ambos hechos recompensado. Acompañó á Prim a Méjico, y en la campaña de Santo Domingo, cerca del río Jania, salió herido en la lucha, aunque no de gravedad. En 1868, vuelto a Cuba en los comienzos de la rebelión, peleó sin tre gua; en 1874, ya Coronel, atacó un fuerte núcleo enemigo, acaudillado por Gómez y Vicente García, alcanzando señalado triunfo, que le valió el ascenso a Brigadier. Poco más tarde batió en Guasimas a Máximo Gómez.

En el distrito de Morón se distinguió por su celo, actividad y conocimientos estratégicos. Mientras se hacía el ferrocarril, para la defensa del territorio, desde la trocha de Morón a Júcaro, era constante el fuego enemigo, con intento de impedir los trabajos; pero continuaron sin interrupción merced á las dotes y esfuerzo de Armifián.

En Caibarién, las Villas, Sancti-Spiritus, Remedios, Cienfuegos, Santa Clara y Sagua, combatió igualmente, regresando á la Península, después de siete años de guerrear, en 1875.

Apenas llegó, se le dio mando en el Norte contra los carlistas, hallándose en los Altos de San Cristóbal y Miravalles, entre otras acciones.

Al terminar la guerra civil vuelve a Cuba, nombrado Comandante general de los distritos de Santa Clara y las Villas.

En 1887 ascendió a Teniente General y se le confirió en la Península la presidencia de una Sección en la Junta Suprema Consultiva de Guerra. Luego se le dió el mando de Capitán General de las Baleares; allí enfermó y hubo de trasladarse a Barcelona, donde le vino la muerte en 1891.

Fue Diputado a Cortes por la Habana y Senador por Puerto Príncipe. Ostentaba la gran cruz roja del Mérito Militar, dos cruces de San Fernando y otras honrosas veneras.

No la intriga, pues, ni el favor, sino sus propios méritos, llevaron a Armiñán a los altos puestos de la milicia que tan dignamente ocupó.

D. EULOGIO DíAZ MIRANDA.- Constante en sus ideas, siempre afiliado al partido liberal, fue Alcalde de Grado repetidas veces, Diputado provincial, a Cortes ordinarias y constituyentes y Gobernador civil de Oviedo.

De muy buenos sentimientos, modesto, de simpático trato, nunca se aprovechó para determinados fines de su mayor ó menor influencia en el Concejo, acusando el caballero de raza.

Dejó una manda para edificar una casa-escuela y ampliar o mejorar el cementerio de Sama, en el que fue enterrado, con sentimiento general, en 1894.

Había nacido en Grado en 1820.

D. PABLO FERNÁNDEZ DE MIRANDA Y DE LLANO PONTE.- Si dejáramos de ocuparnos de este amante hijo de Grado, cual merece, por ser nuestro padre, faltaríamos a la justicia y al deber de cronistas fieles; pero nada diremos por cuenta propia: escribiríamos cohibidos. Nos concretaremos, pues, a transcribir algo de lo dicho por la prensa periódica, procurando tan sólo hilvanar los párrafos tomados de los diversos diarios ó revistas*.

"Nació este esclarecido astur en la villa de Grado el año 1821, y fue de su país un servidor ilustre, uno de sus más entusiastas hijos, que en todas ocasiones se desvivió por el progreso de la provincia y por su cooperación valiosa a toda empresa útil y beneficiosa.

Pertenecia el General Fernández Ponte a encumbradas e históricas familias del Principado, y enlazado así con las casas más notorias, era también uno de los más acaudalados propietarios. En Grado radica el mayorazgo que poseyó, de la noble casa y solar de su apellido.

"Salió del Colegio de Artilleria en 1844, fue nombrado Coronel en 1871 y en Febrero de 1882 ascendió a Brigadier del Cuerpo- además de los grados obtenidos por rigurosa antigüedad, mereció que le otorgasen el de Comandante de Infantería por méritos de guerra.

"Entre los varios cargos que desempeñó en su larga carrera y cuya enumeración técnica sería una reproducción de su brillante hoja de servicios, deben citarse el de Director de la Fábrica de armas de Oviedo, Director del Parque y Comandante del Arma de la plaza de Bilbao y Comandante General Subinspector de Castilla la Vieja.

"Muchas y muy honrosas fueron las comisiones que desempeñó, con verdadero acierto, en todo el curso de su carrera, entre otras, y en ocasiones distintas, la de Gobernador militar de Oviedo, hallándose la provincia invadida por los carlistas.

"Tenía la cruz de Carlos III la sencilla de San Hermenegildo, la de segunda clase del Mérito Militar, con otro distintivo por servicios especiales; fue Comendador de Isabel la Católica y de Carlos III, y poseía la placa de San Hermenegildo y de la gran cruz de la misma Orden.

"Este brevísimo resumen de la hoja de servicios del distinguido General de Artillería, no es suficiente para que sea conocido el ciudadano, el entusiasta de su tierra, el hombre de grandes y fecundas iniciativas,- a ese hay que buscarle, Do en su earrera militar, donde procedió como caballero pundonoroso, sino en su vida privada. Hace muchos años sondeara la política, y la halló tan asquerosa y distinta de lo que creía, que renegó de ella. Gastañaga y Camposagrado quisieron atraerle a sus respectivas parcialidades y no lo consiguieron, a pesar de la estrecha amistad particular que a ellos le unía y siempre conservó.

"En Barcelona sucedió cosa parecida poco antes de triunfar la revolución; ésta le quería para sí: su posición, simpatías generales, el hallarse muy relacionado en el país (su señora era catalana), respetado, querido en el Ejército que guarnecía la capital, hicieron comprender á elevados personajes que si lograban atraerse á Ponte, lo demás sería cosa fácil como escribió cierto Capitán General al jefe encargado de hablar a dicho señor. La escena fué violenta: le proponían para General y jefe político de su país, con poderes amplios... rechazó indignado los halagos, y hubo que dar satisfacciones al noble asturiano. i Qué partido hubiese sacado de la política si hubiera querido explotarla! ¡Cuánto más conocido sería y seguramente cuanto más envidiado! ... Y fue lástima grande Dará el país que no se afiliase a un partido: hubiera podido realizar sus grandes ideales maneiando esa gran palanca; sin ella, que es tan difícil, hizo mucho ¿qué no hubiera con ella conseguido en un país donde la política priva?

"Dió en cambio eran importancia a las mejoras materiales v morales: fué realmente un benemérito hijo de Asturias, a la que prestó grandes y señalados servicios.

"Para la construcción de la carretera de Oviedo á Grado trabajó con tal empeño, que siendo Gobernador de la provincia el inolvidable Uría, contestaba éste a los que en cierta ocasión le preguntaban acerca de aquella obra: Debe de ir bien, porque D. Pablo hace ya días que calla. Otra vez, interrumpidos los trabajos de esa carretera, por no poder el Tesoro provincial anticipar el pago de las indemnizaciones según reclamaban algunos propietarios de terrenos expropiados, congregó en Grado el Sr. Fernández Ponte numerosas personas para tratar del asunto, y no pareciendo el dinero, dijo: Yo me encargo de pagar esas "expropiaciones"; y cumplió la oferta, con lo cual evitó que la provincia tuviera que devolver tres millones al Tesoro público por no ser empleados oportunamente en las obras á que estaban destinados y un retraso de algunos años en la construcción de la carretera, dadas las dificultades con que esta clase de asuntos tropiezan siempre.

"Bien comprendió esas disposiciones y esos buenos deseos el señor Uría, cuando, nombrado Director general, decía al Sr. Fernández de Miranda: Me propongo impulsar briosamente las obras públicas de Asturias; ¿me secundará usted, trabajando con el ahínco que suele hacerlo? Quedaron acordes en el modo y medios que habían de emplear, y comenzó la provechosa campaña, en la que Fernández de Miranda aplicó su actividad, sus relaciones, su inteligencia, su crédito, y hasta su fortuna en ocasiones. El, por entonces, escribía mucho en los periódicos bajo el pseudónimo de El Moscón, y sin más aspiraciones que el bien de su país, como siempre, se le vio esgrimir su pluma y propagar las ideas más rectas, luchando en pro de sus patrióticos ideales.

"En aquella época agitábase el pensamiento del ferrocarril de Madrid a Oviedo, y un ingeniero alemán, M. Eluim, Director de la Fábrica de Quirós, publicó un folleto, en el cual demostraba, ó lo pretendía, que era más fácil y económico llevar la línea por el puerto Ventana que por el de Pajares. Apresuradamente convocó en Grado el Sr. Fernández Miranda a los representantes de los concejos de Occidente para tratar de asunto tan vital para aquella comarca. Convinieron los concurrentes en apoyar con decisión la idea; pero debía hacerse un estudio de la línea, que había de originar gastos, y no estaban autorizados para ellos. Pues bien, exclamó entonces D. Pablo:' uno de los concejos' á qué ha de corresponder mayor cantidad es el de Grado: Si su Municipio no acuerda este gasto, yo me comprometo á pagarlo y siguieron entonces iguales ofrecimientos de casi todos los convocados. Al ver tal resultado, con razón dijo M. Eluim-: Con hombres de la prodigiosa iniciativa del Sr. Ponte se alcanzan imposibles, y Asturias sería una de las provincias más florecientes de España.

"Fundó y presidió nuestro biografiado La Liga ale contribuyentes de Oviedo; promovió la Exposición asturiana, siendo de su junta; fue de los antiguos miembros de la Sociedad Económica de Amigos del País; inició y contribuyó mucho al buen resultado de la suscripción provincial para los inutilizados en la guerra de Africa, de cuya junta nombrósele Secretario, y perteneció a diversas Comisiones provinciales.

"Cuando era Director de la Fábrica de Armas de Oviedo, en el azaroso período de 1873, comprometió varias veces su patrimonio, pidiendo bajo su fianza a los banqueros de aquella capital cantidades que ascendieron a más de 40.000 duros, para pagar a los obreros.

"Noes para olvidar el gran servicio que prestó a la capital

de Asturias en 1874, cuando el golpe de Estado del General Pavía. El entonces Gobernador militar y los suyos resolvieron no acatar el Gobierno constituído: contaban con los Voluntarios de Oviedo y llamaron a los de- Gijón y Trubia para- formalizar la resistencia. Nuestro paisano reunió seguidamente a los jefes y oficiales residentes en Oviedo- y acordóse, por unanimidad, sostener al nuevo Gobierno. La lucha amenazaba ser sangrienta, y el Sr. Fernández Ponte, con exposición de su vida, sin temor al peligro serio que arrostraba, se presentó en el Gobierno militar, se impuso, merced a su energía y discreción, logrando evitar una resistencia que hubiera llevado el luto y la amargura a muchas familias. En esta arriesgada empresa le ayudaron eficazmente el jefe de la Guardia Civil y el Ingeniero militar D. Jenaro Alas.

"Por aquellos días se le propuso por conspicuos políticos que sublevase la guarnición de Oviedo proclamando a Alfónso XII, y se negó a ello resueltamente, a pesar de ser dinástico, como se negara en Barcelona a coadyuvar a la revolución.

"Muy avanzadas las obras del ferrocarril á Castilla y omitida la línea de Trubia, gestionó activamente para subsanar la falta que sentía como asturiano y artillero, con tanto acierto y fortuna, que pocos meses después consiguió lo que se proponía. En la reunión que precedió a esos trabajos, por él convocada, y a la que asistió la prensa de Oviedo, se nombró. una junta, asignándosele la Presidencia a D. Pablo; pero la declinó, proponiendo en su luzgar al Marqués de Gastañaga, y él quedó de Vicepresidente.

"De sus trabajos literarios, aparte de lo mucho que escribió en la prensa local, merece citarse el folleto titulado El dedo en la llaga, que causó impresión por la valentía de los conceptos, por lo agrio y severo 'de la censura y por los buenos deseos que revelaba*.

"Hombres como el Excmo. Sr. Fernández Ponte, de tan generosos sentimientos y arraigadas convicciones, de carácter tan bondadoso y finísimo trato, tan simpático, tan deferente y noble y de tan sanas ideas, adquieren general cariño, respeto y estimación; admirósele por su buena fe siempre demostrada, por su intachable honradez y por la independencia de su carácter varonil y entero. Para su epoca fué demasiado caballero; su modo de ser y obrar eran de otros tiempos.

"Entusiasta de su pueblo natal, que siempre procuró favorecer, la Plaza Mayor de Grado, donde está la casa, en que nació, lleva hoy su nombre por acuerdo plausible del Ayuntamiento.

"Falleció en Valladolid en 1895, y su cadáver, transportado seguidamente a Grado, reposa en el panteón propiedad de la familia.

"Su muerte necesariamente tenía que ser sentidísima.

DOÑA JULITA FERNÁNDEZ DE MIRANDA Y VIVES, Marquesa de la Vega de Anzo,- Unida también por muy estrechos vínculos al autor de este libro y querida por él hasta el delirio, si de ella hablara, podría tachársele de apasionado y hasta de vanidoso, bien que el lector sensible le disculpase; por eso acude á las últimas noticias que de Julíta se han publicado, sin poner una tilde en el relato.

Son éstas:

«No es dado, en nuestra patria, aspirar la mujer a distinguirse en aquellas manifestaciones de la vida social en que el hombre logra señalar su presencia de un modo indeleble.

"En otro terreno, dentro del hogar, como hija, esposa y madre, encontramos a la mujer asturiana ejerciendo su soberano imperío como reina y señora de la casa, y la que en ello cumple como buena y realiza su misión á maravilla, harto merece en verdad el testimonio de admiración, que no por ser su labor oculta y silenciosa es menos recomendable por los elevados fines que persigue.

"Y si á tales prendas y merecimientos logra reunir una ardiente caridad, una fe firme y segura, un deseo constante de todo bienestar, y parte su pan con el pobre, consuela al desvalido y derranla con mano pródiga y generosa todos cuantos beneficios puede conseguir, y se preocupa por el engrandecimiento de su pueblo, fácil será comprender que la que así siente y practica tanta virtud, ha de contar á su paso por el mundo con el respeto y la estimación de todos, y después de su muerte, con el recuerdo cariñoso que consagra el pueblo á la memoria de sus hijos predílectos.

"Tal ocurrió en Grado con la ilustre dama que honró al usarlo el nobiliario título de Marquesa de la Vega de Anzo.

"Nació á orillas del Cubia, en heráldica y blasonada cuna, pues descendía en línea recta de aquel rico prócer asturiano Luis Fernández de Grado, suegro de Alonso de Quintanilla, Tesorero y Contador de los Reyes Católicos, amigo y protector de Colón; contó entre sus ascendientes grandes personajes que honraron su nombre en la república de las letras, en el ejercicio de las armas y en los anales de la Iglesia. Fueron antepasados suyos el Ilmo. Señor D. Juan de Amat, Arzobispo de Palmira; los Obispos Llano Ponte y Torres Amat, traductor este último de la Biblia, Académico ilustre cuyo nombre figura como una de las autoridades de la Lengua; D. Rodrigo de Miranda, Conde de San Pedro*, Presidente del Consejo de Castilla a principios del siglo xvii; los Generales D. Nicolás de Llano Ponte y D. Pablo Fernández de Miranda, de quien fue hija; el jurisconsulto D. Pedro Vives, su abuelo materno, cuya estatua ocupa lugar preferente en el Palacio de justicia de Barcelona, y otra porción de hombres ilustres, caballeros santiaguistas y teólogos insignes, tan renombrados por su saber como por su lealtad y nobleza.

"Unió su suerte tan bondadosa señora, en matrimonio celebrado en Oviedo , a la del señor Marqués de la Vega de Anzo, que siempre miró como el mejor empleo de su fortuna el buen uso que en favor de los pobres hacía su bella y distinguida consorte.

"Nofueron muchos los años que duró este matrimonio, pues el cielo en sus altos designios llamó a mejor vida a la joven Marquesa, que sufrió con gran resignación cristiana su última enfermedad, confortada con los auxilios de la Religión, animando a todos los suyos con palabras de caridad y de amorosa esperanza. A su entierro acudieron todos, pobres y ricos, grandes y pequeños, dando público testimonio de su dolor; y el Ayuntamiento de Grado, fiel intérprete en esta ocasión de los sentimientos de sus asociados, acordó en sesión solemne dar el nombre de la Marquesa de la Vega de Anzo a una de las calles principales de la villa, como tributo rendido á su memoria.

"El nombre de la Sra. Doña Julita Fernández de Miranda Vives de Llano Ponte y de Amat, va asociado constantemente á todas las mejoras y adelantos de su pueblo. En el interior de la iglesia parroquial, a mano derecha según se entra, encuéntrase la capilla de la Purísima, en la que se celebran las fiestas de las Hijas de María, de quienes era Presidenta la Marquesa. El valioso manto de la Virgen, todo bordado en finísima plata, prueba de modo manifiesto la devoción de esta señora y su espléndida magnificencia."

................................................. ......................... .

Habla luego el autor de este escrito del retablo de dicha capilla e inscripción del muro; del palacio de Santa Julita; panteón y grabados del camposanto, de que hicimos mérito en el lugar correspondiente, y concluye:

"No quiso el Marqués de la Vega de Anzo que con la muerte de su joven esposa perdiesen los pobres aquel amparo y favor que de tan ilustre dama recibían, y bajo la advocación de Santa Julíta fundó á- sus expensas varias becas en el Seminario de Oviedo, destinadas a los pobres del Concejo de Grado.

"De esta suerte vivirán sus bondades unidas para siempre a su nombre, y será para el recuerdo de tan piadosa señora la gratitud de los desvalidos, digno galardón a una vida consagrada por entero al amor de los suyos y a la práctica constante de la caridad (1)."

D. MANUEL PEDREGAL Y CAÑEDO.-Decían unos cartelones puestos en diversos sitios de Madrid cierto día del año 1873: ¿Quién es Pedregal?, y los autores de tales letreros sabían perfectamente que D. Manuel Pedregal era un excelente Abogado, escritor, economista, y orador distinguido.

Cursó la carrera de Leyes en la Universidad de Oviedo, hasta graduarse de Abogado en ambos Derechos en 1856; empezó al poco tiempo a ejercer la abogacía en la mencionada capital, y acreditó su bufete, lo mismo que más tarde en Madrid, donde se dio muy pronto a conocer. Sus informes en el foro eran tan claros y convincentes, que sus numerosos defendidos preconizaban la reputación que se granjeó.

Desempeñaba el cargo de Gobernador civil de la Coruña hacia dicho año de 1873, y lo dejó para representar en las Cortes Constituyentes el distrito de Gijón. En los debates que siguieron tomó parte muy activa, sentando fama de orador correcto y lógico, sirviéndole de base para alcanzar la cartera de hacienda en el breve Ministerio que Castelar presidió, ocupándola, sin que desmintiera su fama de honrado, tanto, que se le discutió en otro terreno y hasta se le negó capacidad para el desempeño de su alto empleo en las circunstancias difíciles por que pasaba la Nación; pero su probidad fué por todos reconocida, como la de otros de sus compañeros, no obstante la prevención con que al llegar al Poder fueron mirados aquellos hombres públicos por la mayoría de los españoles. Tres guerras ensangrentaban el suelo patrio: la carlista y cantonal en la Peninsula, y la separatista en Cuba, Y. con todo, supo Pedregal sortear las dificultades que se presentaban para cubrir las atenciones de Guerra, que importaron 500 millones, y atajó en cuanto era posible el desconcierto de los Presupuestos.

Vuelto al bufete, el Sr. Pedregal continuó cosechando honra y provecho, sin dejar de trabajar en pro de sus ideas politicas.

Se le contaba entre los ateneístas entusiastas y colaboró mucho en la prensa madrileña, como lo había hecho años antes en la de Asturias, donde fundó El Constituyente.

Dedícóse a estudios financieros, que evidenciaron su aplicación y buena voluntad, y en la Institución Libre de Enseñanza y en el Circulo de la Unión Mercantil dió frecuentes conferencias.

Diputado por la circunscripción de Oviedo varias veces en una de ellas resultó elegido al propio tiempo por Madrid y renunció el acta de Oviedo.

Obtuvo la Vicepresidencia del Congreso de los Diputados.

En su excelente libro La grandeza y decadencia de España parangonea los siglos XVI y XIX, y abunda en doctrinas adecuadas, naturalmente, á su modo de pensar. ¿Hay extravío en sus argumentos? ¿Existe error en sus conclusiones?... No queremos emitir juicios; el libro tiene reconocido mérito y es cuanto aquí debemos decir.

Sus principales trabajos llevan por epígrafe: Estudio crítico del Código civil español, Concepto de la democracia, Unión aduanera de España y Portugal, Nociones de Hacienda pública, La cuestión agraria en Irlanda, Instituciones de crédito, Antiguos Ordenamientos del Principado, sin que dejen de ser recomendables otros de sus muchos escritos, y, entre ellos, el titulado Primeros pobladores de Asturias y su relación con los demás pueblos y Un Concejo de Asturias en el siglo xv, a que nos hemos referido en nuestras notas.

Ultimamente, reconocía la jefatura de D. Manuel Pedregal una agrupación republicana.

En sus ardientes polémicas, siempre cortés, no dejó de ser valiente, al discutir jamás se descompuso, guardando consideración al adversario, como cumple á todo hombre bien educado y culto.

En suma: adquirió una envidiable posición política y social por su solo esfuerzo y conocimientos, muy bien ganada.

El 15 de Abril de 1831 recibió las aguas bautismales en Grado, dejando de existir inesperadamente en Madrid el 22 de Julio de 1896.

Un año después, 6 algo más tarde, se le erigió una estatua en el Parque de la villa, como saben los lectores.

Algunos otros varones distinguidos o notables nacieron en el Concejo de Grado o su capital, de los que tenemos pocas noticias; mas no por eso deben sus nombres quedar olvidados; llamaronse: MARTÍN FERNANDEZ DE GRADO, GONZALO FERNANDEZ DE SALCEDO, ALONSO PÉREZ DE GRADO (escritor sobresaliente), PEDRO VELLO DE SALCEDO, PEDRO GARCÍA, PÉREZ DE RAÑECES, FLÓREZ MIRANDA (santiaguista), D. FRANCISCO GURDIEL DE SALCEDO (Licenciado y Arcediano de Benavente), D. JUÁN ALVAREZ DE GRADO (de Pereda, Doctor y Arcediano de Babia), LÓPEZ DE QUIRÓS (escribió la comedia Sobre gustos no hay disputa), D. JUDAS TADEO FERNÁNDEZ DE MIRANDA, D. JOSÉ VALDÉS, D. LOPE MIRANDA DE GRADO, D. ALVARO G. CIENFUEGOS, D. PEDRO NOLASCO DE TORRES y D. ALEJANDRO GÓMEZ.

Quedan sin mencionar otros tres hombres esclarecidos, que en rigor debieron haberse incluído en relación, pues si no han nacido en el Concejo, son sus familias de muy antiguo abolengo moscón; por eso nos permitiremos aquí dedicarles unas líneas. Son ellos:

Gonzalo Fernández de Oviedo, primer Cronista y primer Intendente de Indias; publicó varias obras que le ocuparon toda su vida, que no fue corta. En uno de los trabajos, él mismo dice que sus padres y abuelos eran de Báscones, Concejo de Grado.

D. Luis Armiñán y Cañedo, Doctor, Abogado de fama, Notario apostólico, Fiscal honorario de la Audiencia de Oviedo, Catedrático de Cánones en su Universidad literaria, primer Maestro, Presidente y fundador en dicho Centro de la Academia teóricopráctica de Legislación; nació en Oviedo y procede de Restiello.

D. Evaristo Fernández San Miguel, célebre Duque vitalicio de San Miguel; nacido en Gijón, pero oriundo de San Pelayo, donde existe todavía su casa solar, no de las más preclaras del Concejo, que escribió, en unión de D. Fernando Miranda de Grado, Ayudante general del Estado Mayor del Ejército de San Fernando y natural de Trubia, una "Memoria sucinta de las operaciones del Ejército nacional de San Fernando, desde el alzamiento en 1º, de Enero de 1820 hasta el establecimiento total de la Constitución política de la Monarquía."

Porque no es usual poner en estas publicaciones nombres de vivos o contemporáneos, renunciamos contrariados a escribir los merecimientos de D. Indalecio Corugedo, D. Manuel, D. José y D. Javier G. Longoría, del General D. Alvaro Suárez Valdés, D. Jovino Garcia Tuñón, y podríamos decir también del ex-Ministro D. Faustíno Rodríguez San Pedro, que nació en Gijón, pero es oriundo de la villa de Grado.


Continúa

"Historia de una Comarca asturiana, Grado y su Concejo" escrita por D. Alvaro Fernández Miranda y prologada por D. Valentín Andrés.




Enviado por: celina | Ultima modificacion:20-06-2009 22:52
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:15/01/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com