Tineo - Asturias

Sin pista alguna de Tomás
Tres semanas después del crimen de Manuel Rodríguez, continúa la búsqueda de su hermano en la sierra de Tineo



Los vecinos intentan hacer vida normal pero dicen que «no vamos al monte, por si acaso»

Han pasado tres semanas y la incertidumbre se mantiene. Tomás Rodríguez Villar continúa fugado del pueblo de La Llaneza en el que residía hasta que su hermano Manuel apareciera muerto delante de la cabaña que le servía de morada. La Guardia Civil mantiene el operativo de búsqueda sin que hasta la fecha exista el menor rastro o pesquisa. El violento episodio ha alterado al pueblo desde entonces. «Ya no tenemos miedo. Nos hemos acostumbrados a vivir con normalidad porque el miedo no se pude mantener durante tantos días», reconoce Tomás González, uno de los vecinos de La Llaneza.

La tranquilidad aumenta día a día en la zona, ya que cada vez son menos visibles los efectivos de la Guardia Civil que participan en el dispositivo. Van vestidos de paisano y recorren los montes cercanos con total sigilo y discreción. Alguno de los vecinos asegura que Tomás Rodríguez, de 41 años, «coloca trampas por el monte para seguir los pasos de los guardias civiles que los buscan. Conoce perfectamente el terreno, se aprovecha de la frondosidad de los bosques y a buen seguro que sigue los pasos de los efectivos que diariamente peinan el monte», consideran. Conoce bien el monte, sus refugios y cuevas, y está acostumbrado a subsistir allí con lo básico.

Cada día que pasa las versiones sobre el paradero de Tomás Rodríguez son más misteriosas. Se apunta a que la Benemérita «está muy cerca de dar con él porque saben por dónde se mueve», pero pasan los días y no hay resultados. Mientras tanto, en la localidad tinetense de La Llaneza, la vida discurre en un ambiente de aparente normalidad. «Nosotros ya tuvimos bastante, ahora solo queremos recuperar lo que teníamos antes», dice Tomás González en alusión al trágico episodio que acabó con la vida de su madre a consecuencia de un incendio días antes del supuesto crimen. A diario realizan las labores del campo y la ganadería, con la única salvedad «de que no vamos al monte para nada por si acaso».
La casa de la víctima, Tomás Rodríguez, continúa cerrada a cal y canto. En sus cuadras aún permanecen cuatro vacas de la familia a las que da de comer un pariente de un pueblo cercano a la espera de la autorización judicial para venderlas y poder desprenderse de ellas.

Manuel apareció muerto con golpes en la cabeza. Vivía con su padre, Antón Rodríguez Fernández, un anciano viudo de 90 años aquejado de demencia senil. Ocupaban una de las tres viviendas de La Llaneza, un pueblo de Tineo donde, en invierno, «solo se entra si pasa la quitanieves».