Tineo - Asturias

El curso político comienza este año robándole días a agosto. El miércoles día 25 retoma otra vez protagonismo una de las asignaturas que el Gobierno suspendió con peor nota: la reforma laboral.

Del Congreso ha pasado al Senado y este miércoles los parlamentarios de la Cámara alta se encontrarán con decenas de enmiendas a una reforma que no convence ni a los propios socialistas.

Mientras los parlamentarios meten el lápiz a la reforma de Zapatero para intentar darle un giro, los dirigentes de PP y PSOE estarán ocupándose de otro asunto. Aún no tienen decidido quiénes serán sus representantes para las elecciones autonómicas de 2011. Ésta es una asignatura que a ambos partidos se les ha ido atragantando y en las regiones conflictivas ambos han optado por dejarlo hasta el último momento.

Reforma laboral
Hasta 68 enmiendas ha presentado el PP para reconducir la reforma propuesta por el Gobierno. El Grupo Popular pedirá que se modernice la regulación del teletrabajo para facilitar la conciliación, incorporar el derecho a la formación profesional de los trabajadores para su adaptación al puesto de trabajo, mayor flexibilidad interna en las empresas para evitar el despido y eliminar la discriminación entre los parados autónomos y los contratados por cuenta ajena.

Por su parte, los socialistas han fijado como objetivo primordial en las enmiendas presentadas en el Senado la remodelación y modernización del Servicio Público de Empleo Estatal, crear un sistema telemático común para todas las comunidades autónomas y regular la concertación de agencias de colocación, una especie de privatización del Inem. Aunque el hecho de que los parados puedan ser sancionados si renuncian a un trabajo es la apuesta más fuerte de los socialistas.

Cabezas de lista
Pero, sin duda, la composición de las listas de cara a las elecciones autonómicas es una de las asignaturas más difíciles tanto para Mariano Rajoy como para José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos han dejado que la sangre llegara al río, y ambos han tenido su particular culebrón veraniego.

En el PP comenzó con las incógnitas de Asturias y Valencia y este verano se ha extendido al PSOE con la pelea de las primarias de Madrid.

Mariano Rajoy optó en junio por no zanjar el asunto en regiones donde la falta de proclamación oficial fomenta las peleas internas o produce movimientos difíciles de entender entre la opinión pública. En Asturias, Francisco Álvarez-Cascos insiste en no responder a preguntas inexistentes porque nadie le ha pedido aún que se presente, pero le ha dejado claro a Rajoy que él está para “tirar del carro” si le necesitan. Génova ha buscado alternativas, sin éxito de momento, y nadie en la dirección se atreve a decir que el ex ministro no sería un buen candidato. En el caso de Valencia, Rajoy, a pesar de haber apoyado siempre a Francisco Camps en público, indicó que la candidatura dependería de las conclusiones de la Justicia. Pero estos días la propia María Dolores de Cospedal ha dejado claro que Camps es el candidato.

La trifulca madrileña ha sido la gran protagonista en el PSOE. La intercesión de Zapatero en la pugna por el control del Partido Socialista de Madrid y su intención de obligar a los militantes a aceptar a Trinidad Jiménez, desplazando al secretario general Tomás Gómez, han dado pie a un movimiento contrario al jefe del Ejecutivo.

Pero Madrid no es la única candidatura por resolver. Varios barones socialistas han decidido tirar la toalla. Alguno admite off the record que no aguanta más a Zapatero; otros están cansados de perder elecciones.

El secretario general del PSOE ha delegado la mayoría del trabajo interno del partido en José Blanco, que es quien domina la estrategia de posicionamientos.

En Asturias, Aragón, Murcia y Madrid los socialistas no saben todavía quién será su cabeza de cartel, y en Valencia se teme que Leire Pajín intente promover un candidato alternativo a Jorge Alarte.


El PSOE se juega el todo o la nada. .

Presupuestos
Serán claves para la sostenibilidad del Gobierno. Zapatero buscará el apoyo del PNV, pero los populares no se fían de las contraprestaciones. Si Zapatero pacta con los nacionalistas el respeto a las listas más votadas, el PP verá cómo se evapora la ampliación de su acuerdo con el PSE en Ajuria Enea a los ayuntamientos.