El 7 de octubre de 2.008
La cabana de Gelito alguien escribió esto en
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Cuando lo conocí, yo todavía era "tan pequenu comu'l corchu un garrafón" que decían Los Berrones. Y lo ví año, tras año, verano tras verano hasta que se cansó de aguantarnos a todos y se largó a "casa Güilu"; el Valhalla de los Alleranos.
Gelito era un Allerán de los de verdad, paisanu desde que era un guaje, borrachín y chiflau como mandan los canones en el valle del Aller.
Paisanu de gatillo fácil, capaz de celebrar con dinamita que una vaca había parido sin problemas. Capaz de tirase de un Land Rover en marcha pa robar una put... gallina. Capaz, en medio de una tormenta de órdago en monte abierto, de salir fesoria en ristre a limpiar los regatos del prau desafiando la cólera de Zeus. Capaz de alimentar a un perro a base de aire y conseguir que el jodido can no solo no la espichase, sino que estuviese fornido y rollizo. Era un mago. Un poco castrón, pero simpático sin duda, y a todos los guajes nos llamaba "luna", aún no sé por qué. Sólo el sabía el por qué de muchas cosas y qué tiempo iba a hacer al día siguiente.
Gelito tenía una cabana en el Mayau de Carraceo que era una especie de chigre clandestino. Allí los paisanonos que subían al ganao y los mineros prejubilaos y ociosos se moñaban como perros. Alguno que otro, pasau de vueltes, salía fuera a pegar un par de tiros y al volver dejaba la pipa encima de la mesa como diciendo "nun me toqueis los güevos". Recuerdo que la gente a veces se calentaba demasiado y que alguna que otra vez pasé un poco de canguelo fino.
Fue allí sin duda donde por primera vez vi fumar un porro. Donde por primera vez vi pegarse a dos paisanos. Donde quizá por primera vez me di cuenta que no toda la gente es buena y que el mundo está plagado de hijos de p.... Fué allí sin duda donde me di cuenta que los Alleranos no son (o somos) gente muy normal, pero algunos, además, son extraordinarios.
Gelito, Carraceo: Na vuesa alcordanza.
Cencerrín